D I E C I S E I S

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Estaba sólo nuevamente, con aquel dolor que ya había olvidado instalado en su pecho y en todo su cuerpo. Intentaba con todas sus fuerzas olvidar cada segundo de aquel momento, pero su mente se encargaba de repetirlo cada cinco minutos; como su cuerpo se sometía a tal atrocidad, con crueldad y esa brutalidad que lo dejaba débil e indefenso a la merced de Kim Dongju, de su padre. No había dejado de llorar, ahí, recostado en el sofá, en espera de algo que ni él mismo sabía con exactitud. Se abrazaba a sí mismo, limpiando su cara con fuerza cada vez que sentía que las lágrimas lo inundaban otra vez.

Decidió levantarse, con cuidado caminó hasta la camisa que había llevado puesta y fue arrancada sin piedad. Notó como ya no había ningún botón adherido a la tela, y también notó como sus piernas le fallaban sin poder controlarlas. Recogió su bóxer, vistiéndolo pausadamente.

Un nuevo torrente de lágrimas cayó por sus mejillas. Se encontró subiendo las escaleras sujetado a la barandilla con sus dos manos, haciendo un esfuerzo inhumano para que sus piernas decidieran aportar en su trabajo. Guió su magullado cuerpo hacia la habitación de Hyunjin, sin embargo, cuando lo vio ahí, dormido en la cama, ni siquiera recordó quién era él y por qué estaba en la cama en dónde él estaba durmiendo horas atrás. Muy poco le importó, pasando directamente al baño donde se dejó caer a los pies del retrete comenzando a soltar todo su dolor en cascadas de vómito. No sabía en qué momento su estómago había comenzado a revolverse con furia, pero ahí se encontraba, esperando que eso fuera suficiente para caer dormido de una vez. Por lo menos en sus sueños lograba tener la vida que él deseaba.

El ruido en el baño provocó que Hyunjin se despertara de su cómodo sueño, por acto reflejo tocó el espacio de la cama a su lado, notando de inmediato que su pequeño niño no estaba ahí. Preocupado corrió hasta el baño siguiendo los sonidos de arcadas, encendiendo la luz para poder encontrarse con Seungmin sentado en el suelo frente al retrete vomitando sin parar. Se acercó rápidamente, agachándose a su lado para sujetar sus largos cabellos negros atrás, permitiendo que pudiera soltar todo.

ㅡ ¿Bebé, estás bien? ㅡ su pregunta fue apenas escuchada, pero aun así recibió un asentimiento por parte del menor.

Cuando Seungmin por fin se detuvo, pudo ver su rostro. Estaba pálido y ojeras habían aparecido en su hermoso rostro. Acarició con delicadeza la mejilla del otro, notando como su mirada no tenía vida y había vuelto a ser tan oscura como aquella vez que lo llevó por primera vez a su departamento. Seungmin no respondió al contacto y sólo se dejó hacer. Pensó que el toque en su mejilla era cálido y no se sentía para nada mal, así que dejó a ese hombre de cabello negro hacer lo que quisiera con él, después de todo estaba tan cansado que ni siquiera podía mover un dedo.

Hyunjin se encargó de limpiar el rostro de Seungmin, y enjuagar su boca para quitar el mal sabor. Después con delicadeza lo cargó en sus brazos para después recostarlo en la cama, no sin antes haber buscado una camiseta para su desnudo torso, del cual por la preocupación aún no notaba los miles de moretones que relucían con intensidad. Lo cubrió con las sábanas y se sentó a su lado, acariciando los finos cabellos de su preciado niño, viendo cómo aquellos ojos negros se cerraban mientras se bañaban en lágrimas.

ㅡ Tal vez fue algo que comiste, bebé. ㅡ sugirió, siendo totalmente ignorante de todo ㅡ Buscaré medicamentos para el dolor y te sentirás mejor, cariño. Ahora duerme si quieres.

Seungmin solo atinó a asentir, aún cuando su garganta sufría por gritar a ese hombre todo lo que había vivido. Aún no lograba reconocerlo, pero le parecía tan malditamente conocido que su cabeza comenzó a doler por intentar tanto. Aquel hombre le transmitía paz, sin embargo, aún quería alejarse de él.

¿Por qué no podía decirlo? Él puede ayudarlo, Kim Dongju estaba ahí y podía ser condenado por eso de una vez por todas.

Pero Dongju no tenía miedo.

› Obey ꙳໋͙ HyunMin ⌕Donde viven las historias. Descúbrelo ahora