N U E V E

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«¿Sobre qué quieres hablar?»

Padre:
«Tú conoces muy bien la razón.»

«Lo siento, no tengo tiempo y no me interesa.»

«¿Crees que te lo pregunté? Es una orden, Hyunjin.»

«¿Crees que estoy bromeando? Si aquel hombre tiene algún problema conmigo que venga personalmente a Busan y me busque.»
«Fue capaz de ir a Jeju a buscar tu ayuda como un perro.»
«¿Por qué no viene acá?»
«¿Le doy miedo después de todo? Já.»

«¡Hwang Hyunjin, es tu tío, y harás lo que yo diga!»
«¡Hwang Hyunjin!»

— ¡Ash! Me arrepiento de haberle enseñado a usar ese maldito celular. — el niño al otro lado de la sala saltó en cuanto escuchó el estrepitoso sonido del teléfono móvil estrellarse contra la superficie de la mesa de café.

Sus oscuros ojos viajaron al hombre que yacía sentado en el sofá del salón. Parecía frustrado y cansado. Cargaba una mueca en el rostro que expresaba su malestar. Vió como sus manos ágiles soltaron la corbata alrededor de su cuello, lanzándola a algún lugar de la habitación, y continuó con los botones de su camisa.

Seungmin miraba atento los movimientos de Hyunjin quién parecía no haber notado la presencia del pequeño aún. Kim tenía el pelo húmedo cayendo sobre sus hombros y una toalla sobre su cabeza cubriéndolo. Había ido en busca de un vaso de agua y se había encontrado con aquella escena que lo descolocó por completo. ¿Qué debía hacer ahora? Se sentía incómodo al ver a su mayor así.

Con lentitud, decidió ir hasta Hwang, caminando cuidadosamente por el frío suelo a causa de sus pies descalzos que aún estaban algo húmedos. No quería caerse y regar toda el agua que llevaba en el vaso, eso sólo lograría enojar aún más a Hwang Hyunjin, o eso creía.

El mayor mantenía sus ojos cerrados, se había recostado completamente sobre el sofá y había apagado todas las luces del salón con el control remoto dejando así la televisión encendida como único medio de iluminación. Su intención era descansar el poco tiempo libre que tenía de aquella tarde—noche, volver con energía a su oficina y terminar todo para enviárselo a Jisung antes de que este termine su horario en el edificio.

Pero Seungmin era un niño inoportuno.

— ¿Se encuentra bien, Hyung? — lentamente había conseguido abrir sus ojos para ver al niño frente a él que le ofrecía el vaso de agua.

Actuó por inercia, sentándose correctamente en el sofá de cuero, asintiendo efusivo mientras rascaba nervioso su nuca. No había sido capaz de ver a Seungmin en todo el día, y al llegar a casa el niño estaba ocupado dándose un baño. No se había dado cuenta de cuánto necesitaba escuchar la dulce voz de Kim hasta que lo oyó preguntando por su estado.

No pudo retener aquella sonrisa traviesa que se colaba por las comisuras de sus labios, la cual causaba miles de sensaciones extrañas en el pechito del pecoso.

— Estoy bien, Seungmin. — tomó en sus manos el vaso de agua sin borrar su sonrisa que por más que intentó ocultarla, falló — Gracias.

El menor ocultó sus manos detrás de su espalda y bajó la mirada a sus pies. Ahora no sabía qué hacer. ¿Debía seguir allí hasta que Hyunjin le ordenara irse? Tal vez debía irse así sin más, debía secar su cabello o cogería un resfriado. Pero sería muy descortés irse cuando su Papi parecía estar especialmente abrumado por algo.

Hyunjin observó al niño luego de haber bebido todo el contenido del vaso. Se veía tan tierno con las mejillas sonrojadas, hacía que sus pecas resalten en aquellos mofletes que poco a poco empezaban a crecer y que hace algunos días se habían dejado ver. Vestía una playera de mangas cortas básica y unos shorts de pijama que dejaban expuestas sus delgadas piernas. Hyunjin comparó el estado de Seungmin desde el primer día que lo vio hasta hoy y sonrió aún más amplio al notar que el menor había subido ligeramente de peso.

› Obey ꙳໋͙ HyunMin ⌕Donde viven las historias. Descúbrelo ahora