T R E C E

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Cuando Hyunjin llegó a su hogar la oscuridad lo recibió. Batalló un momento con sus zapatos en la entrada y luego trató de guiarse a través de los pasillos para llegar al salón. Se sorprendió un poco al ver a Christopher recostado en uno de los sofás con la televisión encendida y una manta sobre su regazo. Pudo ver el detalle de la nariz arrugada y los mechones desteñidos de sus cabellos sobre su frente molestándole, más no hizo nada más que apagar la televisión y caminar escaleras arriba. No es como si Bang no hubiera pasado largas noches durmiendo en aquel sofá que conoce aún más secretos que su propia almohada.

Se dirigió a su cuarto, deshaciéndose de su saco de vestir en cuanto llegó, dejándolo sobre el respaldar de la silla de escritorio, y luego de una breve visita al baño observó su cama mientras cambiaba sus ropas por algo más ligero para dormir. En ese momento maldijo al no verse capaz de ignorar sus demandantes pensamientos que lo llevaron fuera de su habitación en busca de un niño con cabello largo y un tono carmesí en su rostro.

Se había vuelto dependiente de abrazos y besos, de sonrisas y sonrojos, de caricias y mimos de los cuales solamente Seungmin podía hacerse cargo.

Ni siquiera se tomó el tiempo para llamar a la puerta en cuanto se encontró con la habitación del menor, simplemente entró, sin importar si el niño se despertaba o, en otras circunstancias, la hermana.

Kim Haseul a estas alturas ya podía escribir un libro titulado "100 razones para odiar a Hwang Hyunjin y no sentirse mal al respecto." Aunque también se sentía capaz para escribir "100 maneras de evadir el contacto físico entre tu hermano y su Daddy."

Sí, Haseul no soportaba el hecho de saber que Hyunjin había caído ante los encantos de su querido hermano, y a la vez que el mismo Seungmin cayera un poco más profundo por Hyunjin. Eran las dos cosas que quería evitar a toda costa, y aunque aún lo sigue intentando se siente muy cerca de rendirse, ya que los dos involucrados eran los seres más persistentes que había conocido después de su padre.

ㅡ ¿Qué crees que estás haciendo? ㅡ formuló la pelinegra intentando mantener sus bellos ojos abiertos y no ceder ante el sueño.

El mayor no se detuvo y siguió con su trabajo, acomodando de la manera más suave que podía a Seungmin entre sus brazos. El pecoso se removió y sonrió aún dormido, contento por sentir el aroma de su Daddy dentro de sus desleales sueños.

ㅡ Dormirá conmigo. ㅡ sus palabras fueron tan bajas que Haseul tuvo que deducirlas por las pocas sílabas que logró escuchar. Se aferró a las mantas de la cama y frunció el ceño en dirección a Hyunjin.

ㅡ Él estaba bien aquí, conmigo. ㅡ masculló entre dientes, tratando de alcanzar una de las manos de su hermano que colgaba a un costado de su cuerpo.

ㅡ También lo está conmigo. ㅡ se alejó un paso, evitando la cercanía de la chica.

Seungmin parecía no despertar hasta que el sol llegue a su punto más alto al siguiente día, por lo que los movimientos y las palabras de aquellas dos personas no eran suficientes para interrumpir sus sueños. A la vez, Hyunjin estaría dispuesto a golpear a quien sea que se atreviera a despertar a su pequeño cachorrito.

ㅡ Ten una buena noche, Haseul. ㅡ decidió decir antes de dejar la habitación atrás. Pudo escuchar las quejas de la pelinegra, más sólo la ignoró para seguir su camino hasta su habitación con el pequeño en sus brazos, acariciando su espalda por debajo de su camisa de dormir.

La respiración de Seungmin daba contra su cuello. La podía sentir calmada, lenta y sin apuros. Se lamentó cuando dejó con delicadeza al niño en su cama, extrañando el calor que su cuerpo le otorgaba.

› Obey ꙳໋͙ HyunMin ⌕Donde viven las historias. Descúbrelo ahora