V E I N T I C U A T R O

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Nubes grises habían oscurecido el día, tiñendo el ambiente con un aroma a melancolía que abundaba en todas partes. En cualquier momento la lluvia caería, y eso preocupaba al pelinegro que atendía el teléfono mientras observaba el triste día a través de su ventana. No le gustaban los matices grises del cielo, aunque era una gama de colores que él usaba usualmente. La humedad en el aire lo hacía sentir incómodo, y podía ver que eso también afectaba al niño que jugaba en la mullida alfombra del suelo. Hyunjin suspiró, deseándole un buen viaje a su mejor amigo para después colgar y guardar el teléfono en su bolsillo. Después de todo, se había dado cuenta que había sido buena idea decidir no ir al trabajo aquel día, de otro modo, hubiera vuelto tal vez con la lluvia pisándole los talones, o empapado de por sí. Además de que el pequeño Seungmin se veía feliz disfrutando de poder jugar libremente, sin tener que fingir en frente de otras personas. Y ahora, Seungmin tenía un nuevo amigo. Un pequeño minino peludo que amaba juguetear entre las manos del pecoso.

Sam, así lo había llamado. Ya que imitaba sus maullidos y los comparaba con los de un dinosaurio, demasiado tierno a la vista de Hyunjin, cabe resaltar.

Pero lo que Hyunjin tenía en mente para ese día no tenía nada de tierno. Y es que saber aprovechar los días lluviosos era una de sus especialidades, y más si lo haría con su precioso niño de cerezas en sus mejillas.

En silencio se encaminó a su habitación, buscando todo lo necesario para su perverso plan. Mientras pensaba en lo que haría, una sonrisa estaba instalada en su rostro por poder saborear aquel deje de placer que imaginaba sin poner límites en su mente. Quería divertirse, y lo haría de la manera más loca que se le ocurriera. En ese momento miles de escenarios cruzaban por su cabeza, y en cada uno de ellos podía ver a su niño suplicando por más. Ser había vuelto adicto al menor, y no podía evitarlo, tampoco recriminarse o maldecirse, porque estaba tan seguro de lo que sentía por Seungmin, que sabía de antemano que cualquier cosa que él le hiciera, no sería tan peligrosa ni mala como para hacerle daño. Más, todo lo haría para demostrarle lo bajo que había caído por él, y en su interior esperaba que el niño se diera cuenta, o sino viviría con la culpa de tener que recurrir a sus fetiches para poder estar tranquilamente con la persona que amaba. Nuevamente Hyunjin pensaba en eso, y era algo que no lo dejaba tranquilo nunca. El hecho de haberse enamorado de Seungmin después de que él lo olvidara fue un duro golpe, y su única misión ahora era volver a enamorarlo. No sabía cómo lo había hecho, ni por qué Seungmin se había enamorado de él, pero esperaba que sus acciones sean suficientes para que el niño vuelva a caer por él. Así que, con todo el material en mano, volvió a la sala, encontrándose con Seungmin haciéndole mimos al peludo que no dejaba de ronronear. Se acercó al menor por detrás, cogiéndolo de la cintura con fuerza para cargarlo en sus brazos, recibiendo aquella mirada azul marino que lo dejaba en el limbo. La forma en que el olor de ojos de Seungmin estaba cambiando, lo confundía un poco, pero también lo hacían enamorarse un poco más de él. El pecoso no tardó en abrazarse al cuello del mayor y dejarse llevar, mostrando toda la confianza que tenía en él.

- Quiero jugar un poco contigo, bebé. ¿Me permites? – dijo con sus oscuros ojos fijos en él, esperando la respuesta que lo haría actuar. Si era negativa, pues no tendría otra opción que guardar todo nuevamente y esperar hasta otro día en el que el pequeño se sienta cómodo. Pero, si era positiva, le agradecería de la mejor forma posible aquella respuesta. Seungmin dudó por un momento, jugando con sus manos y mordiendo su labio. Aquel tema todavía era un poco tabú para él después de conocer los dos lados de la moneda, sin embargo, no negaba que ahora disfrutaba hacer cada cosa que había aprendido en su vida.

- Puede hacer lo que quiera. – contestó finalmente con una sonrisa y la vista perdida, avergonzado de hacer contacto visual.

Hyunjin sonrió ante la ternura de Seungmin, dejando un beso sonoro en su mejilla antes de dejarlo sobre el sofá.

› Obey ꙳໋͙ HyunMin ⌕Donde viven las historias. Descúbrelo ahora