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Kim Hongjoong.

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Como productora de varios grupos solías quedarte hasta tarde con ellos para crear nuevas melodías y/o letras de canciones.

Para mala o buena suerte, hoy te tocó quedarte con el líder del grupo Ateez.
No intercambiaban palabras desde la vez en que ambos se besaron estando ebrios en aquella fiesta de despedida de año.

La atracción entre ambos era mutua, pero eran demasiados vergonzosos como para hablarlo, posiblemente hoy tendrías la oportunidad, ¿no?

Tocaste la puerta tres veces levemente hasta escuchar un pase.

—Buenas noches, Hongjoong.  —murmuraste parada frente a él.

—Hola, ___, ven toma asiento. —te moviste sin mirarlo y te sentaste lado suyo.

Sacaste tu teléfono para poner una alarma, no querías pasarte de hora, él tenía que descansar y tu también.

Miraste la pantalla de la laptop, para luego visualizar el monitor donde se podía apreciar mejor su trabajo.

—¿Tienes algo preparado? —cuestionaste.

—Sí, escucha esto.

Se acercó para colocarte los audífonos, miraste su rostro, realmente era hermoso, demasiado.

—G-gracias...

Te volteaste para mirar nuevamente el monitor, una suave melodía invadió tus oídos, era relajante, linda y tranquilizante.

Tu cabeza se movía al compás de los sonidos, estabas disfrutando de esto, si no fuera por el sonido de una llave cerrando la puerta que alarto a Kim.

—Oh, ¡joder! —quitaste el aparato sobre tu cabeza y miraste a él chico tratando de abrir su estudio.

Te paraste dejando tus cosas sobre el cómodo sofá para caminar hacia él.

—Tal vez, sí llamas a algunos de los chicos puedan ayudarnos Hong.

Jalaste de su muñeca para llevarlo nuevamente a su asiento, no servía de nada forjar la cerradura.

—Llamaré a Mingi, dame un rato. —asentiste y comenzaste a revisar las siguientes canciones que visualizabas.

Una de ellas te llamo más la atención, le diste clip al archivo y una ventana se abrió.

La página que este mostraba te hizo soltar un grito, leíste el nombre en la esquina.

“Song Mingi”

El pelinaranja se acercó para ver qué sucedía y al percatarse de lo que veías se sobresaltó haciendo girar tu asiento para tenerte frente a él.

—Carajo Mingi, te dije que dejaras de usar mi laptop. —murmuró al telefono con cierto enojo.

Tus mejillas estaban muy rojas, tus manos sudaban y tu cabeza estaba cabizbaja.

Asian smut - Editando. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora