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Song Jong-Ki.

(daddy kink)
(papà kink)

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El trabajo de tu esposo era fantástico, la actuación era parte de él, el carisma y la dedicación que le ponía a cada proyecto era de admirar. Amabas en demasía a tu chico, te sentías segura a su lado.

El rodaje del nuevo drama que ahora era furor en todos los países era protagonizado por él. Su papel de mafioso e Italiano era demasiado atractivo para ti, sin contar lo mucho que te ponía cuando hablaba en aquél idioma.

–Jagi, te ves más hermosa de lo normal hoy, –te miró– ¿me puedes dar mimos? –recostó su cabeza sobre tus muslos.

–Cariño, sólo estoy en pijama. –reíste.

–Sei perfetto. (eres perfecta)– habías entendido eso, en leve rubor se acumuló en tus pómulos.

–¿Tiene hambre señor Vincenzo Cassano? –jugaste con su papel.

–Mmm, si, bella signora. (sí, bella dama) –dejaste un beso en su frente y te paraste para dirigirte a la cocina.

–Bien, haré Tteokbokki,–miraste al pelinegro que tenía la cabeza recostada en el sofá– ¿Te parece?

–Sí, cariño. –levanto su pulgar.

Ya dentro de la cocina comenzaste a sacar los ingredientes que utilizarías. Colocaste un delantal para no ensuciarte y recogiste tu cabello en un despeinado moño.

Cogiste de la refrigeradora una caja de caldo de pollo y vertiste dos tazas de esta en una olla. Seguiste así sucesivamente con la receta.

Había pasado unos 10 minutos, no había ningún ruido en la casa más que solo la del televisor. Te parecía extraño no escuchar nada, por lo que decidiste salir a revisar.

Un pelinegro sin polo se encontraba en el suelo haciendo estiramientos, sus muslos se marcaban y su espalda se contraía, la vista era jodidamente buena.

–¿Seguirás viéndome? –cuestionó captando tu atención.

–No, ya me voy. –bufaste y te diste vuelta.

Bajaste el fuego a la hornilla y miraste directamente la loza del suelo, estabas concentrada que no sentiste cuando unas manos se colocaron sobre tus hombros para dejar masajes.

–Estas tensa ¿Sucede algo? –cuestionó para dejar un pequeño beso en tu piel expuesta.

–No, estoy tranquila cariño. –sonreíste leve y te diste vuelta.

Colocaste ambos brazos al rededor del cuello de tu chico y te pusiste de puntas para besar suavemente sus labios.

–Te quiero tanto. –susurraste mirándolo.

–Jagi, te quiero mucho más. –te miró y beso tus labios nuevamente.

La hornilla fue apagada por el chico, te jalo de la cintura y te subió sobre la encimera del cuarto.

–¿Qué piensas hacer Song Jong-Ki? –cuestionaste seriamente.

–Nose, ¿Tal vez castigar a mi lindo juguete por jugar conmigo en la cena familia de la vez pasada? –soltó.

Habías olvidado por completo aquella situación, la piel se te erizo, sabías que pasaría.

–Aja, mirá la dualidad que tienes Song, después de actuar como un tierno niño. –reíste, causando que el pelinegro coja tu cuello.

Asian smut - Editando. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora