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Lee Felix.

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El pequeño bebé lleno de pecas en el rostro al igual que su padre gateaba sobre el acolchonado suelo del gran salón donde ambos acudían tres veces por semana para la clase de Estimulación temprana.

El castaño miraba con un brillo en los ojos a su lindo hijo, tenía ya siete meses y eso a veces lo ponía triste, verlo crecer tan rápido hacía que si corazón se estrujara.

—Por hoy terminamos aquí padres. —habló la profesora mirando a todos con una sonrisa para luego entregar las mochilas a cada papá o mamá que estaba en el lugar.

Félix cargo en brazos a su bebé para luego dejarle besitos en la cabezita y pasar sus dedos sobre las pequitas que tenía en el rostro.

—Tan lindo mi bebé, aunque te pareces más a mi que a mamá. —susurró mirando como éste sonreía dejando ver sus dos dientitos inferiores.

Caminó con él en brazos mientras salía del grupo de padres acompañado de uno de sus amigos quién tenías en brazos a una hermosa bebé de once meses.

—Aún se me hace raro verte con Eun-ji en brazos, es muy tierna a comparación tuya hyung. —habló Lee mirando al pelinegro.

—Eso debería decirte yo a ti, aunque no gano nada, Dongju se parece mucho a ti.

Ambos soltaron una carcajada para luego seguir caminando con sus bebés en brazos hasta llegar a la cochera donde habían dejado sus autos.

—El tío Minho se va, adiós Donggie. —canturreó Min mientras jugaba con la manito del bebé.

—Adios Eunnie, cuida bien a tu mamá de papá. —rió Lix ganándose un manotazos del pelinegro quién carcajeo cuando su hija le tiró de las orejas.

—Papá tonto. —balbuceó la bebé para luego estirar sus bracitos hacia el pecoso y este se acercara a dejar un suave beso en su mejilla.

—Adiós cuídense. —exclamaron al unísono.

Lee con Dongju en brazos subieron al auto, colocó a su pequeño en el asiento especial que tenía este y lo aseguró para luego volver a dar otra mirada verificando que todo estuviera en órden.

El camino a casa fue tranquilo, el pecoso cantando para su bebé mientras Donggie soltaba leves carcajadas cuando su padre hacia muecas raras.

Era muy feliz cada que compartía con su pequeño, adoraba tenerlo en brazos y mimarlo mucho, era un buen padre y eso le recordaba siempre su prometida.

Al llegar a casa bajó a su niño y caminaron por el lindo jardín delantero donde habían flores de todo tipo, recogió un par de unas cuantas y las escondió detrás de su espalda.

Las llaves hicieron sonar la cerradura de la puerta, estabas limpiando la habitación de juegos de tu hijo, dejaste lo que hacías para bajar a la primera planta y poder apreciar la linda imagen de tus dos varones, tus dos rayitos de luz en la puerta con una sonrisa.

—Mi amor, volvieron. —te acercaste a ellos y los abrasaste dejando un beso en la cabeza de tu bebé y uno en los labios de tu chico.

Asian smut - Editando. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora