Capítulo quince

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Durante los siguientes días Killian me hizo la vida imposible; pateaba mi mochila, tiraba mis cuadernos, jalaba mi cabello, se burlaba de mi frente a todos, muchas veces me tiró soda en el uniforme.

Pero sin importar todo lo que me hiciera, yo no podía dejar de pensar en aquel beso.

-¿Por qué tanto odio hacia ti? -Emilia preguntó sosprendida

-No lo se -recogí mi mochila del suelo

-Tal vez lo hiciste enojar -Brisa me miró

Estábamos sentadas en el salón, planeando algunas cosas para el colegio, nosotras nos encargabamos de todos los eventos que ocurrían en el colegio.

Georgia trajo una silla y se echó en ella, estaba fatigada. Hoy habíamos tenido un examen de educación física y las chicas como nosotras no nacimos para ser deportistas, hay que ser sinceras, nosotras nacimos bonitas, no deportistas.

Saldríamos un poco tarde del colegio ese día, solamente las chicas y yo. Estuvimos dando bastantes ideas para la fiesta de Navidad. Al terminar, cada quien fue a su casa. Había oscurecido muy rápido, yo tenía que esperar a que fuesen por mi, hoy había optado porque fuesen por mi, pero parecía que no vendrían.

-No traigo auto, genial

Comencé a caminar hacia mi casa, cuando las cosas no podían estar peor, comenzó a llover. Los faros de las calles se prendían, el cielo se comenzaba a nublar, todo se hacía oscuro, era como esas escenas de terror en las calles, excepto por la parte en la que ahí suelen salir payasos con sierras eléctricas o asesinos.

Pero si les soy sincera, aún así tengo miedo.

-Hola muñeca

Un señor con aspecto grotesco salió de la nada, parecía ser alguien mucho mayor que yo, tan solo por su apariencia lo supe.

-¿Por qué tan solita?

Comenzó a caminar detrás de mi. Opte por ignorar su feo vocabulario y su asqueroso rostro

-¿Que no te han dicho que es de mala educación ignorar a la gente? -tomó mi brazo

-¡Sueltame! -retrocedí intentando que sus manos dejaran de tocar mi cuerpo.

-¿Ahora no me ignoras?

Sus ásperas y largas manos comenzaron a tocar mis piernas y a recorrer mi rostro.

-Si que eres bonita

-Señor, por favor, no me toque -dije asustada, intentando escapar de sus manos

-Pero si nos estamos divirtiendo -levantó mi falda

Esta situación se estaba volviendo aterradora. Tal vez salga violada o incluso podría matarme aquí mismo
-Se linda preciosa -olió mi cabello

-Por favor, señor, déjeme seguir con mi camino

Soltó un golpe en mi pierna, con los cuales siguió después de un segundo, como si eso lo excitara o algo similar.

No pude evitar comenzar a llorar, estaba asustada. Las lágrimas empezaron a recorrer mis mejillas. Lo único que podía hacer era suplicar.

-Mi papá se va a preocupar por mi... Déjeme tranquila, quiero volver a mi casa

-Vamos chiq...

-Te ha dicho que la dejes en paz -interrumpió

Ares caminó hacia nosotros

-¿Qué haces tu aquí? -lo miré fijamente

-¿Quieres que me vaya? -sonrió

-Puedo hacer esto sola

¿Qué te hace pensar que eres especial?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora