XXII. El anhelo de intentar cambiar

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¿Lo ves? No sucedió nada malo.

—No me hables. No me puedo creer que estuvieras haciéndole eso a Soo.

Namjoon quiso tener una mañana normal. Salió de la habitación de Jimin para no incomodarlo al arreglarse y lo primero que encontró, fue a Ji enroscado con Soo: la mordía en el cuello y está seguro de que se estaban apareando. No sabía que pudieran hacer eso. ni siquiera pensó que tuvieran órganos sexuales.

En fin...

— ¿No está pequeña para ti?

¿De verdad me preguntas eso?

—Seis años no son lo mismo que siglos de diferencia—Le recuerda Namjoon—. Por no decir que tu capacidad de reclamo se acaba de ir.

Hacerte notar lo perdido estas por tenerlo al lado no es algo que se invalide porque tenga sexo con una dragona. Debes ser más atento y no dejarte embobar por un niño bonito.

—Claro, claro, hipócrita descarado.

Namjoon lo hace entrar dentro de él. Que se mantenga ahí un rato para que sus pensamientos estén en paz. Toma asiento en el estudio. Aun es temprano, Jimin puede dormir un rato más. Pedirá que le lleven el desayuno a su habitación. Empieza a garabatear en la hoja de papel. Debería hacer listados de otros nobles que deben ser invitados a venir para hablar con Agust...

Y se pone a perder el tiempo.

Ji estaría muy molesto cuando salga.

~ * * * ~

—Mi se- Ay ¿Dónde está? —Se pregunta Jimin en voz alta.

El desayuno llegó a su habitación y ahora que quiere hablar con él, no lo consigue por ningún lado. Hablando de ser inoportuno. Se permite ver qué es lo que hay sobre la mesa. Encuentra un par de planos con nombres de nobles y dónde están sus viviendas en relación con el palacio imperial. Supone que para asegurarse de en dónde está todo el mundo, en quienes confiar, quienes no, esa clase de cosas que solo le produce escalofríos.

Le llama la atención un papel extra que no tiene relación ninguna con todo lo demás. Obvio por las pequeñas manchas y patrones hechos con tinta. Propios de una decoración. Toma el papel y lo empieza a leer. Se lleva una mano a los labios.

Que no se vaya a soltar, es la mano que siempre te querrá sujetar
Madurez sin terminar, belleza sin igual, despampanante y desconocida como el mar
Adultez que no acaba de llegar, infancia estropeada sin piedad
Placer sin encontrar, dispuesto a buscarla y perpetuarla
Un río sin transitar, hasta donde podrá llevar, podría no tener final
Cabello de seda y como agua, labios de coral y piel de arena sin mojar
Todo en rojo y rosa se va a tornar cuando la ternura los vaya a acariciar
Océanos que se van a desbordar, espero que sea de felicidad
Y que no se vayan jamás para en el desierto dejándome vagar
La tristeza me podría asesinar
En qué momento será que pueda empezar a volar
Puede que jamás será, culpa mía será
Por no hacer nada para salvar aquello que tanto me hacía suspirar

Jimin abre y cierra la boca, la deja donde estaba y se va apurado. No vaya a ser que regrese. Su cara roja y el cabello suelto debido a los nervios.

~ * * * ~

— ¿Qué haces?

—Cambio el registro.

Jungkook levanta una ceja ¿Namjoon haciendo diabluras por escrito? Esto sí que es nuevo. No suele hacer nada que se pueda documentar y si es así, es siguiendo la delgada línea de la ley total. Jungkook consigue ver de qué es el registro que está cambiando y no resiste soltar una larga y pretenciosa carcajada.

— ¿De verdad? ¿Qué sucedió como para que hagas algo así?

No le responde, sopla un poco para que la tinta acabe de secar y volver a colocar todo en su sitio. Mañana sería llevado a la alcaldía de la ciudad. Ese pequeño espacio donde se hacen cargo de los problemas más pequeños y que el emperador delega en el alcalde. En este caso, lo que acaba de modificar fue el registro de los kisaeng.

Pasando a Jimin de Samsu a Haengsu ¿Debió hablarlo con Agust primero? Sí, debió hacerlo, pero no le importa. Con esto no habrá excusa para sacarlo de su casa, el valor que deberán pagar para tenerlo cerca es mucho mayor y posiblemente nadie se atreva a pagarlo. Ya ni siquiera tendrán permiso de tocarlo. Se muerde las mejillas y Jungkook continúa con sus risas. A veces Namjoon es tan infantil. Son momentos muy puntuales.

Este va a relucir como el más grande: haciendo algo en contra de la ley para que no alejen al kisaeng del que está profundamente enamorado. Encantador cuanto menos, debe admitirlo.

~ * * * ~

Apenas llega a casa, Jimin huye de él. Se vio bastante gracioso. Por no decir que le llama la atención que haya hecho algo así. Duda que se sienta mal ¿Vergüenza tal vez? Ji se va a investigar en lo que Namjoon ordena su estudio. Siempre caótico y desordenado cuando no se enfoca en nada.

Ji entra en la habitación donde Jimin se encuentra, lo consigue intentando peinarse y no podré lograrlo por culpa de su cabello excesivamente líquido. Mira con un puchero a Ji que se acerca. El kisaeng se abraza al dragón y le da un par de besos en el hocico.

— ¿Por qué me debe dar tanta vergüenza? —cuestiona Jimin acariciando al dragón. Soo se estira y balancea frente a Ji. Una clara provocación de parte de la dragona—. Es como algo que he soñado por mucho tiempo—exhala recostado y los ojos cerrados—. Una bella fantasía, pero ¿Cuánto va a durar? ¿Cuánto va a tardar en deshacerse de mí cuando consiga todo lo que quiere?

Sería incapaz de tirarte.

Jimin se ríe un tanto alejado.

—Siempre suenas tan chistoso. —comenta risueño. Ji da un bufido. Que molestia que no lo entienda. Aunque hace más que muchos otros que no pueden hacer ni siquiera eso.

~ * * * ~

—He decidido negarme a la propuesta de lord Rhee—Anuncia Jimin a Namjoon que disimula la sonrisa ladina que le surge ante la noticia—. Sin embargo, quisiera hacer un pedido...

— ¿Dime? —pregunta interesado.

— ¿Puedo quedarme con usted hasta mis veinticuatro años?

Namjoon ladea la cabeza. que pedido tan extraño.

—No quiero tener ningún otro señor. Todos quienes me buscan, pagan u ofrecen un lugar en sus casas, es por aspirar lo que el emperador tuvo... Si me permite permanecer aquí, podré huir de ellos. Es la única alternativa que tengo.

Mejor dicho, no se atreve a tomar más alternativas.

Jimin sigue siendo un niño. La idea de alejarse de lo poco que conoce debe ser aterradora. Por no decir que más insegura. Mejor infierno conocido que infierno por conocer. Uno de los problemas de Hanyang es que se presta para hacer negocios y propuestas así: ser del límite y pedirle a las kisaengs que los acompañen.

En el peor de los casos, incluso son secuestradas.

—No tengo problema ninguno. Permanece cuanto quieras.

Ji da un gruñido, Jimin con su peinado alto que descubre el cuello y la forma en que ladea la cabeza, esa especie de inconsciente provocación que hace a Namjoon ponerse rojo ante la sonrisa y postura del kisaeng. Soo sisea desde fuera con gracia. Para Ji es más que claro que Soo y Jimin son lo mismo. Mira que andar siendo tan descarados.

— ¿Hoy también me quiere tocar?

—Solo si tú me lo permites.

Jimin ríe bajando la cabeza, tímido y apenado. Soo se va, desliza por el aire hasta llegar a un estanque y dar pequeños aullidos. Cuando sea el momento, Ji va a venir con ella.

Está segura.

Loyal Muse | NamMin || BOOK 2#Donde viven las historias. Descúbrelo ahora