XLIII. Consistencias que no se marcharan

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Han pasado miles de cosas donde no son precisamente centrales. Hoseok con Agust, Jungkook con Yoongi. Sus propios dilemas dónde han tenido que hacer pequeñas -o no tan pequeñas-, intervenciones para que todo pudiera continuar por su santo rumbo. Hoseok revelándose como un príncipe japonés que arribó aquí para huir; Yoongi más abierto a hablar con su hermano y con Jungkook; sentimientos un poco más claros y la visita de los emperadores de China y Japón.

Por no mencionar que Yoongi ya es conocimiento público. Recién anunciado como príncipe del imperio coreano. Jimin está algo inquieto. Se ha vuelto mala maña suya espiar a las personas. Sobre todo a Yoongi y Hoseok para asegurarse de que sean de confianza; durante festivales o asambleas para percibir las palabras de los demás. Saber hasta la más mínima opinión.

Namjoon siempre lo detiene y le hace calmarse para evitar que sea demasiado obsesivo en ello. En este preciso instante que investiga las reacciones por el príncipe apenas nombrado. El roce en su piel lo hace perder concentración, la respiración cercana a su oído le eriza la piel y hace encogerse ligeramente con las mejillas enrojecidas. Sus labios entreabiertos y corazón alborotado.

—No te angusties ahora en los detalles, lo harás después. —susurra Namjoon antes de darle un suave beso en el cuello.

Hoseok lo observa con sorpresa y curiosidad por el acto tan íntimo con gente alrededor, la forma que el consejero le habla directamente al oído, Jungkook vigila por igual. Es peculiar como aún haciendo eso, Namjoon mantiene un gesto serio y reprime la sonrisa que le provoca Jimin lleva el abanico hacia su rostro, avergonzado por ello y un poco acalorado. Con la certeza de que habiendo hecho este anuncio, será una especie de día libre de trabajo y Namjoon estará en casa.

Estarán en casa.

Con el abanico oculta el jadeo. Hace tiempo no sucede y no sabe que pensar, ni siquiera presta atención a la mirada de Hoseok o Jungkook. Pendiente de Namjoon y nada más. Una clara venganza por distraerlo. Que cruel.

~ * * * ~

—Me he dado cuenta de algo un poco tonto.

— ¿Por qué tonto?

—No sabría otra forma de decirlo.

Namjoon ríe por la nariz. Jimin nunca sabe describir situaciones o pensamientos. Podrán ser eróticos y aun así lo calificara como algo reflexivo. A pesar de tratarse de que van a chuparse y gemirse en la cara sin descanso por más de dos horas. Mira a su kisaeng con el cabello suelto y ropa tirada en el piso. Apenas llegaron a casa de la coronación Jimin se le subió encima.

— ¿Y bien? ¿Qué es? —pregunta Namjoon impaciente.

—Es que los hombres que más han significado en mi vida, son "Joon". Mi papá se llama Minjoon—Namjoon no dice nada. Él habla como si estuvieran vivos y aunque lo están, ellos no lo saben—. El emperador era Hojoon, tú eres Namjoon y Ji en realidad se llama Joon... He pasado de uno a otro buscando al correcto, tal vez.

— ¿Soy el correcto?

Jimin gira en el futón y se pone encima de Namjoon. Instala las manos en el pecho amplio y suave del consejero. Por inercia Namjoon posa las suyas en los muslos con algunas marcas rojas hechas por él. Jimin tamborilea los dedos. Una caricia particular que a Namjoon le hace cosquillas.

—Tal vez—Concede en voz baja, varios mechones azules escurren hasta quedar cubriendo parcialmente su cuerpo desnudo; el pecho de pectorales abultados y pezones enrojecidos; la entrepierna y parte del abdomen. El consejero lo siente frío—. O tal vez eres otro que se irá como los demás.

—A veces me da la sensación de que lo repites mucho para convencerte de ello. No te he dado ninguna razón para pensar algo así.

—Me quieres.

—Te amo.

Jimin se ríe ligeramente.

—Entonces si lo haría. Todos quienes me han querido se van.

Aquel giro lo toma por sorpresa.

—Vas a marcharte—Simula pasos con dos dedos—. Me dejaras secarme como un río inútil—Llega a la clavícula—. Y conseguirás a alguien más—Desliza la mano al cuello de Namjoon—. Para hacer lo que yo no pude ¿Uh?

—Te equivocas.

—Demuéstramelo.

Por primera vez, Jimin deja claro el beneficio de la duda en lugar de estancarse en lo que piensa. Namjoon lo considera la señal de que es el momento. De que finalmente tiene su oportunidad para...

—Te amo, te amo demasiado.

Le acaricia de subida por los costados. Toma la nuca de Jimin y acerca el rostro del kisaeng al suyo mientras su otra mano acaricia y masajea el pecho abultado, Jimin suspira placentero, llevando sus manos a la cabeza de Namjoon para sujetarlo. Se aparta un instante—. Espero que me lo demuestres de verdad.

Vuelve a besarlo. Namjoon desliza la diestra a la cintura de Jimin. Un rato de solo estar así, recostados uno encima del otro y comerse la boca mientras se acarician sin necesidad de llegar a nada culminante.

~ * * * ~

—A partir de hoy seré su instructor de manejo en su dragón—Migurim mira a Yoongi y luego a Namjoon ¿Manejo de qué? Incluso Yoongi está algo confundido—. Dado lo poco que es capaz de lograr, el emperador me pidió que repitiera el entrenamiento que realicé con él.

—pero-

—Aunque no tengo un dragón de jade, he leído lo suficiente para saber al respecto y si entrené a Jimin, usted será mucho más fácil—Desestima confiado y sonriente. Yoongi frunce la expresión. Maldito odioso—. Será cada día a esta hora por tres horas o menos dependiendo de sí puede realizar lo que le pida.

—Puedo hacerlo ¡No es tan complicado! —dice Yoongi sacudiendo la mano. Namjoon ve mal la forma en que está sentado. coloca un jarrón con partes rotas.

—Conviértalo y restitúyalo en jade—Yoongi estuvo a poco de tocarlo—. Sin ponerle las manos encima.

—PERO-

—Dijo que podía y el emperador es capaz de esto y más, así que, adelante. —sonríe satisfecho y Yoongi empieza a extrañar a Jimin. 

Loyal Muse | NamMin || BOOK 2#Donde viven las historias. Descúbrelo ahora