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Primer día al mando de Min, estoy aterrada. JungKook me regaló una sonrisa para tranquilizarme y seguimos caminando hacia el lugar donde todos debían formar para encontrarse con nuestros superiores.

Lo normal sería ocupar mi lugar al final de la hilera, pero algo había cambiado en mí. Debo hacerle frente a mis miedos, y el miedo a destacar será superado hoy.

Miré por última vez a JungKook y caminé hasta el inicio de la formación. Algunos de mis compañeros me miraron sin entender, pero luego me dejaron tomar un lugar a su lado, no sé que habrá pasado con la persona a la que le quité el lugar.

—¿Ri?—subí la cabeza para ver al sargento. Tenía el ceño fruncido.

—Si señor—me coloco firme saludándolo.

—Descanse—hago lo que dice—. ¿Está segura de querer estar en primera fila?

—Muy segura, señor—él asiente no muy confiado.

—Vale. ¡Kim, es hora de que hagas tú trabajo!—grita y llega a su lado Tae corriendo.

Cuatro años después

Abrí la puerta del refrigerador cuando escuché la voz de mamá.

—Tienes que alimentarte mejor—miré el jugo que recién había cogido.

—¿Qué tiene de malo?—pregunté frunciendo el entrecejo.

—El desayuno es la comida más importante del día, deberías saberlo—rodé los ojos.

—No haré mucho hoy, me quedaré tranquila en mi cama y no necesitaré comer demasiado para hacerlo—cierro el refrigerador para comenzar tomar mi bebida.

—Creí que ya no eras vaga—camino hacia ella.

—Puedo permitirme serlo por unos días más.

—Estoy muy orgullosa de ti—sonreímos a la vez.

—No tienes idea de cuanto me alegra escuchar eso.

—Siempre lo estoy y lo estaré. Eres mi pequeña, hagas lo que hagas estaré orgullosa.

—¿Aunque sea ladrona?

—Tampoco te pases—besé su mejilla.

—Entendido, siempre hacer cosas buenas—me siento en una silla de la mesa.

—Sabes que amo tenerte aquí, pero ¿no estás lo suficientemente grande para seguir viviendo en mi casa?

—Me ofende que me estés echando—le señalo—. Pero ya busqué un departamento cerca de mi nueva base.

—¿Está cómodo?

—Es el hogar perfecto para mí. Ahora que tendré más días de descanso necesito un lugar en el que estar y despejar la mente.

—Me parece muy bien. Tienes que crecer.

—Lo dices como si fuera una bebé.

—¿Cuando te vas?

—En unos tres días—asiente.

No me llames princesa [KNJ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora