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Mi vista estaba fija en él, analizando cada uno de sus movimientos. El padre seguía hablando mientras Kyung Jiyu y Kim Nam Joon se miraban a los ojos. Una tonta idea de que esa podía ser yo, pasó rápido por mi cabeza. No puedo ser tan patética de seguir deseando estar en el lugar de ella. Y llegó la gran pregunta:

—Si alguien tiene algo que decir, que hable ahora o calle para siempre—todos se miraban entre ellos esperando que alguien saltara. Claro que lo esperaban, me escucharon discutir con el novio.

Ji Woon tomó mi mano para darme ánimos y le agradecí mentalmente. Nam Joon giró su cabeza poco a poco hasta que logró verme, vi algo en sus ojos, pero casi como llegó, se fue. Porque el cura siguió hablando y nadie dijo nada.

Yo no sería la que me opondría. No sería aún más patética. Él es el que tiene que acabar con todo esto, no yo. Pareceré una tonta enamorada, que aunque lo sea, el mundo no tiene derecho a verme como alguien débil.

La sonrisa de Jiyu había aumentado, ahora se podía ver sus dientes perfectos. Ella también tenía miedo de que yo interrumpiera. ¿Por qué todos me creían capaz de hacer eso?

—Kim Nam Joon, ¿aceptas a Kyung Jiyu como tu legítima esposa para amarla y respetarla hasta que la muerte los separe?—silencio en la sala y las cabezas volvieron a girarse, nadie quería perderse el gran sí. Sentí el escozor en mis ojos, siempre se llora en las bodas, pero no por lo que yo quiero llorar.

Kim Nam Joon volvió a mirarme, como si necesitara mi permiso. Obviamente no se lo daría, tampoco sería una hipócrita después de todo lo que dije.

—¿Amor?—preguntó la pelirroja con una risa incomoda.

—Acepto—dice aún mirándome. ¿Por qué me sigue dañando? El agarre de mi amiga aumentó haciéndome saber que estaba aquí para mí. Sonreí por eso, supongo que Nam Joon lo pudo malinterpretar.

—Kyung Jiyu, ¿aceptas a Kim Nam Joon como tu legítimo esposo para amarlo y respetarlo hasta que la muerte los separe?—la chica estaba lista para responder cuando de repente Nam Joon da un paso en dirección contraria. Y luego otro, todos estaban con la boca abierta, el cuchicheo no tardó en llegar.

Sus ojos me buscaron entre la multitud y estaba decidido a caminar hacia mí, cuando esa voz resaltó.

—¡Kim Nam Joon vuelve a tu lugar!—gritó su padre y los pelos se me pusieron de punta. Tuve ganas de levantarme, de decirle que todo estaría bien si se iba conmigo, pero temí quedar en ridículo. Así que con una mirada triste, volvió a su lugar.

No pensaba aguantar un minuto más en este lugar. Él quería, él quería estar conmigo, solo que el temor a su padre era aún mas grande que su amor por mí. Me levanté exactamente cuando empezaron a decirse los votos. Jiyu estaba diciéndole tonterías románticas mientras yo caminaba por el pasillo del centro. Sentía las vistas en mí, si resalté entre la novia tal parece.

Finalmente estuve fuera de la iglesia. Busqué con la mirada algún taxi, necesitaba estar lejos de este lugar. Comencé a correr para alejarme lo más rápido posible. Es bueno tener entrenamiento de soldados, correr con tacones no es tan difícil como correr embarrada de barro y con la lluvia cayendo sobre ti.

Mis mejillas comenzaron a humedecerse y me detuve para mirar todo a mi alrededor. No sé en qué parte de la ciudad estoy. Los carros seguían pasando y ninguno se detenía. Recién recordé mi celular, estaba en mi bolsa. Lo tomé y busqué la aplicación para pedir un taxi, antes de poder hacerlo un auto ya se estaba deteniendo frente a mí. La ventanilla bajó lentamente revelando al conductor.

No me llames princesa [KNJ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora