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Un tranquilo día hasta el momento. Todos parecen saber que tienen que hacer y yo solo reviso que todo esté a la perfección. Algo aburrido sinceramente. Nada interesante, algo normal en los días que llevo aquí.

Seguí caminando por los pasillos sin saber que hacer. Ya todos habían terminado con su entrenamiento por ahora y estaban con sus tareas extras. Tal vez debería buscar algo que hacer yo también.

—¿Aburrida?—esa sonrisa agradable me saca de mis pensamientos.

—Un poco—detuve mi paso cuando llegué al lado de Hoseok. Había intercambiado unas pocas palabras con él, pero parece una persona agradable. Siempre con una sonrisa en su rostro y unas cuantas palabras que te hacen creer que desborda alegría por su tono de voz.

—Puedes entrenar a los nuevos si tanto te aburres—niego rápido con la cabeza.

—Mi paciencia no da para eso—reímos. Comenzamos a caminar uno al lado del otro—. ¿Qué tal tu día?

—Agotador. Hay personas que no acaban de entender cual es su lugar aquí.

—Déjame adivinar. ¿Kyung Jiyu?

—Veo que ya te estás adaptando a este lugar—reí.

—Su actitud no es la mejor de todas.

—Hay que aguantarla. Es la novia de Kim.

—No por eso es el centro del mundo.

—No es tan mala—en un intento de ignorar como defendía a esa chica, mi vista se centró en la puerta de la cafetería. Sonreí inconscientemente—. ¿Te gustaría cenar conmigo?

—¿Qué?—preguntó saliendo de mi trance. Señala con la cabeza las puertas gigantes y por arte de magia recuerdo lo que preguntó—. Tengo una mejor idea. ¿Nos vemos más tarde?

—No tengo nada mejor que hacer aquí—asentí y me fui de su lado.

Me había tardado ya en pensar en esto. No sé cómo no lo hice desde el primer día que llegué aquí. Fui directo a la puerta que me llevaba a las cocinas. Di tres toques y abrí cuando escuché el "pase".

—Hola—saludé a la mujer mayor, la chica y el chico que caminaban de un lado a otro. Ellos me sonrieron como respuesta.

—¿Qué necesitas?—se me acerca la anciana—. ¿Estaba mala la carne? Te lo dije Lee, la cocinaste mucho—sin esperar mi respuesta ya estaba regañando al chico.

—Lee no tiene la culpa de nada—me atreví a hablar—. Quería saber si necesitaban ayuda en algo.

—¿Quieres trabajar en la cocina?—pregunta con burla la chica. Algo en sus rasgos y color de piel me dicen que no es coreana, ni siquiera asiática.

—No le hagas caso, no tiene nada de malo—dice Lee.

—No por eso deja de ser raro.

—Como sea. ¿Por qué quieres hacerlo?—centré mi vista nuevamente en la primera que me habló.

—En mi antigua base ayudaba en las cocinas. Lo hice por casi cuatro años y medios. Supongo que me siento a gusto entre sartenes—traté de bromear.

—Por mí bien. Tendremos menos trabajo—le sonreí a Lee.

—Así tendré más tiempo para mí—solo faltaba la respuesta de la señora. Se ve que es la que está a cargo.

—Claro—agradecí internamente—. Solo dime Hyo.

—Soy Eung Yeong—me presento.

—Luna—asentí.

No me llames princesa [KNJ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora