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Una noche entre sus brazos era lo único que necesitaba para volver a sentirme viva. Extrañaba el calor de su cuerpo, sus brazos a mi alrededor y aunque suene estúpido, sus ronquidos.

Necesito tanto a Kim Nam Joon como el aire que respiro, y eso no está nada bien. Nuestra relación no es la más segura. En las noches tenía miedo de que se escapara de mi cama sin que me diera cuenta. A pesar de quererlo como a nadie, no le tengo tanta confianza. Sigo esperando lo peor de él, y eso no me hace feliz.

Mañana tendría que regresar a la base, no tengo ánimos pero es trabajo, las cuentas no se pagan solas. Los chismes no tardarán en circular por todo el lugar. No quiero escuchar nada más sobre la supuesta boda, suficiente con todos hablando sobre eso en redes sociales, periódicos y canales de televisión.

—¿Quieres una cerveza?—me muestra la botella que sacó del refrigerador y asentí. Luego de tomar otra se sentó junto a mí frente a la barra que también utilizaba de mesa. Tomé mi bebida luego de que la abriera por mí y me empiné directamente de la botella.

—¿No tienes que regresar a tu casa?—le pregunto. Estas últimas dos semanas se ha quedado junto a mí sin separarse en ningún momento, siento que es su manera de recompensarme. No me estoy quejando, amo estar a su lado, solo que es raro. Jamás habíamos estado tanto tiempo juntos.

—¿Tan rápido te cansaste de mí?—bromea con una sonrisa.

—Solo es una pregunta.

—Me iré hoy, mañana regreso al mando y quiero que todo esté en perfectas condiciones. Espero que no hayan empezado una guerra en mi ausencia—solté una carcajada.

—Casi lo hacen—niega lentamente con la cabeza y a la vez tomamos un buche de alcohol.

—Eun Yeong, sé que estás incómoda con toda esta situación—de repente toma mi mano—. No quiero mentirte, esto no será fácil. Firmé un contrato y debo cumplirlo, mi matrimonio con Jiyu es casi un hecho—me mira buscando mis ojos, los cual mantenía lo más lejos posible de su vista, no quiero que se dé cuenta de cuanto me afectan sus palabras—. Pero buscaré una solución. Haré todo lo posible para que mi esposa seas tú y no ella—reí.

—¿Qué te hace creer que me quiero casar contigo?—lo miro con una sonrisa.

—Lo sé porque me quieres casi tanto como yo a ti—deja caer su mano sobre mi pómulo y comienza a realizar movimientos suaves con su dedo pulgar—. ¿Estás dispuesta a luchar conmigo?

—Soy un soldado, luchar es mi pasatiempo favorito—sonríe dejando un delicado y corto beso sobre mis labios. Se me queda mirando unos segundos antes de besar mi mejilla libre. Cerré los ojos disfrutando de la sensación.

No pude aguantar a la tentación de tenerlo tan cerca. A penas separó sus labios de mi rostro, me apoderé de ellos con mi boca. Un beso lleno de pasión, lleno de deseos que él podría cumplir. Entendió la indirecta y me correspondió casi con la misma intensidad, digo casi porque es imposible que alguien iguale las ganas que le tengo.

Con cuidado quité la botella de sus manos y esperé a que corriera su silla hacia atrás para subirme a horcajadas sobre sus piernas. Todo eso sin despegar nuestros labios. Una vez estuve saciada, agaché la cabeza para comenzar a recorrer su cuello, besos más fuertes de lo necesario dejando marcas sobre su piel. Jiyu tendrá su apellido, pero solo yo tengo su cuerpo bajo mi disposición.

Sentí como algo comenzaba a crecer debajo de mí. Sonreí con superioridad por seguir logrando eso en él luego de haberlo estado haciendo diariamente por dos semanas.

Sus manos comenzaron a recorrer cada parte de mi cuerpo comenzando a sacarme unos cuantos gemidos de placer. Se detuvo sobre mi cadera y me dio una pequeña indirecta sobre lo que debía hacer. Comencé a rozarme contra él provocando la fricción con la que ya estaba familiarizada.

No me llames princesa [KNJ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora