25

253 24 8
                                    

Tres días sin saber nada. Tres días de pura incertidumbre. Tres días en los que me he sentido como si estuviera pasando por todo lo de mi hermano o mi padre nuevamente.

Cuando los perdí permanecí días, semanas, en la espera de que se confirmara su muerte. Los recuerdo como los peores días de mi vida. Y ahora estoy sintiéndome exactamente igual.

El presidente Kim jamás habló conmigo, de hecho ni vino a la base, o eso creo. Nadie hablaba nada sobre la situación de Kim Nam Joon. Y Min se había regresado a su base. No puedo hacer nada más que esperar. Mi puesto no es muy alto por lo que no puedo llegar a la sala de reuniones y pedirles a todos que me informen sobre el caso del Capitán al otro lado de la frontera.

La frustración me hace no querer comer, ni levantarme de la cama. Hoseok me ha obligado a seguir con mis obligaciones. Debo preparar a las tropas para una posible guerra, la cual no sucederá. Todos tienen una versión diferente de lo sucedido y tienen posibles soluciones. La más estúpida es la de tirarle bombas al Norte por enviar un infiltrado y tener a uno de los hombres más importantes del Sur. Y después está mi idea que es la de infiltrarme al Sur y sacar a Nam Joon yo misma.

Ganas de hacerlo no me faltan.

Los golpes en mi puerta me sacan de mis pensamientos. Con fastidio me levantó de mi cama y voy a abrir.

—Llevas tres días sin llamarme—Park Ji Woon estaba parada frente a mi puerta. Llevaba una bolsa de supermercado en su mano, la señalé esperando que me explicara que era—. Traje chocolate—y solo por eso la dejé pasar—. Sé que no me contaste lo que sucedió con el Capitán Kim, pero lo puedo intuir. Además que JungKook me dijo que estabas saliendo con alguien.

—Chismoso—susurro. En otro momento le preguntaría porqué sigue hablando con su ex, pero no tengo fuerzas para escucharla. Me volví a lanzar sobre mi cama.

—¿Qué quieres que hagamos?—se sienta a mi lado.

—Solo quiero saber que está sucediendo. Quiero saber que medidas están tomando para traerlo de donde quiera que esté. Quiero tenerlo a mi lado—cierro los ojos tratando de evitar que mis lágrimas hagan acto de presencia.

—Eso está difícil con nuestros cargos, Eun Yeong—se acuesta a mi lado y toma mi mano—. Ni siquiera han hablado sobre eso en televisión nacional.

—Sé que no puedo hacer nada, y eso es lo que más me frustra—entrelaza nuestros dedos—. Escuché los disparos—mi voz se comienza a romper—. Antes de que apagara la radio, los escuché—las lágrimas fueron más fuertes que yo—. ¿Y si murió?—la miro y se gira hacia mí. Me toma de mi cintura haciendo que yo también me gire y quedemos frente a frente.

—Él te entrenó. Sabes mejor que nadie lo buen soldado que es—trato de asentir dándole la razón—. Es un testarudo que no se dejaría vencer por nadie. Lo conozco desde pequeña, se de lo que hablo.

En ese momento recordé la relación de los Park con los Kim. Me siento rápido y tomo a Ji Woon de los hombros.

—¡Park Jimin si tiene el rango suficiente para hablar con el presidente!—ella abre mucho los ojos.

—¿Acaso te volviste loca? Jimin-shi le tiene un gran respeto al presidente. Jamás te llevaría ante él—se sienta y comienza a sacar las barras de chocolate de la bolsa.

—Nam Joon también es su amigo, él debe estar igual de preocupado que todos nosotros—me mira por unos segundos mordiéndose el labio inferior. Eso significa que se lo está pensando. ¡Bien!

—Lo llamaré—saca su celular de su bolsillo trasero y se va de mi habitación.

¡Sí!

Veinte minutos después mi amiga volvió a entrar al cuarto con una pequeña sonrisa.

No me llames princesa [KNJ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora