38

200 28 7
                                    

Mis piernas estaban comenzando a doler de estarlas moviendo de un lado a otro. Estaba incomoda sobre el sofá. Nada más triste que pasar fin de año encerrada en casa y sola. No le estaba ni prestando atención a lo que estaba puesto en el televisor.

Solté un bostezo, que no supe si era sueño o hambre, así que me decidí por coger la bolsa de papitas que estaba tirada en el suelo para seguir comiendo. Mi celular comenzó a sonar y esperaba ver el nombre de mi madre, fruncí el entrecejo al ver la foto de Ji Woon.

—Creí que estabas en una fiesta—hablo luego de tragar el resto de comida que quedaba en mi boca.

—Yo también pensé que tú lo estarías. Aquí todos los Kim están con mala cara gracias a ti—fruncí el entrecejo y me levanté rápido dejando caer todas las migajas que estaban sobre mi camiseta.

—¿De qué hablas? Yo no hablo con esos señores.

—Es suficiente con que Kim Nam Joon allá dejado todo para ir detrás tuyo.

—¿Qué?—abro mucho los ojos—. ¿Nam Joon dijo que estamos juntos?

—¡No sueñes tanto!—grita riendo y perdí la poca ilusión que me quedaba—. Nam Joon se fue después de la cena diciendo que le había surgido algo en la base. ¿Qué más le va a surgir que tú?

—Ji Woon no sé de que hablas, yo no estoy con Nam Joon—el timbre de la puerta se escuchó por todo el apartamento—. Están llamando a la puerta.

—Debe ser él, dile que todos están locos por cortarles la cabeza—sin decir nada más terminó la llamada.

No puede ser él, no haría algo así.

Sin pensarlo mucho abrí la puerta, suplicando que no fuera un asesino, Nam Joon estaba parado justo frente de mí vestido de traje. Jamás lo había visto tan formal ni peinado.

—Hola—sonríe y yo sigo sin mover un músculo—. ¿Puedo pasar?—sin responder solo me muevo a un lado para dejarlo entrar—. ¿Cenaste algo que no fuera comida chatarra?—pregunta al ver todas las bolsas en el sofá.

—¿Qué haces aquí?

—No quería dejarte sola—frunce el entrecejo sin entender mi tono de voz fuerte.

—¿Qué tornillo se te zafó que te dio la valentía de irte de la fiesta de tu padre para verme?—nos comenzamos a acercar.

—No quería estar ahí. Todos lucían demasiado felices, no combinaban con mi aura melancólica.

—¿Qué aura melancólica? Yo te veo muy feliz—me refiero a cuando sonrío al verme.

—Ahora sí, estoy junto a ti. Es imposible estar triste viéndote con ropa de dormir—me miré de arriba abajo, no estaba con mi mejor outfit—. Estaba pensando en que diéramos un paseo hasta que fuera media noche.

—¿Quieres salir conmigo y que todos te vean?—asiente como si fuera lo más del mundo.

—Ve a vestirte, no te pongas nada formal—fruncí el entrecejo sin entender nada. Fui hasta mi habitación sin importarme lo que él estuviera haciendo.

Me daba igual vestirme decente, tomé un short de tela y una blusa corta pegada al cuerpo, mis converses altos y dejé mi cabello suelto, parecía un nido de pájaros. Salí de mi habitación y sin esperarlo seguí hasta la puerta. Espero que ponga el seguro antes de salir.

Aún el no había llegado a su auto cuando ya yo estaba subiendo al asiento trasero gracias a que él le quitó la alarma al carro, pues entendió que no esperaría a que llegara a mi lado.

No hablamos en todo el trayecto hacia el misterioso lugar. Solo sonaba alguna canción vieja en la radio, que aveces era interrumpida por el recordatorio de que en dos horas seria Año Nuevo. Todos están tan emocionados por la idea de un nuevo año, mientras que yo solo pienso que es un día como cualquier otro.

No me llames princesa [KNJ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora