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¡Odio, odio, odio, odio! Eso sentía. Oh, ¿no sabes que siento? ODIO.

Despertaba a las 4 de la madrugada, si, ¡a las putas 4 de la madrugada! Y luego debía ir a trotar y continuar con los ejercicios. Luego de terminar debía ir a la cafetería, y ya saben todo lo demás.

Kim Nam Joon no parecía el mayor idiota del mundo, pero si lo estaba siendo conmigo. Era como si no le importara la explotación hacia mi persona. Se supone que es el que está al mando, ¡que demuestre que tiene corazón!

Relajate, Eun, no puede subirte la presión o te regañarán también por eso.

Miré el avión que estaba frente a toda la tropa y fruncí el entrecejo. Nos encontrábamos en la pista de aterrizaje de las aeronaves. No comprendo que sucede.

—Obviamente esto se lo deben haber enseñado en la academia, pero debemos practicar y ver quien es el más inútil de todos—habla Min paseándose frente a nosotros—. Hoy veremos como es su aterrizaje en paracaídas—me congelé en mi lugar. Éste es el peor ejercicio para mí, le tengo miedo a las alturas. Algo estupido ya que quiero ser piloto...¡no me juzguen!

—Tomen el traje y entren al avión—habla firme el General.

—¡Si, señor!—gritamos todos y comienzan a correr hacia los equipos que estaban tirados en el suelo. Fui en busca de uno. Dios, ayúdame a no estrellarme la cara contra el suelo. Subimos al avión y tomamos asiento unos al lado del otro, luego subieron el sargento y el capitán.

—Se irán lanzando de tres en tres. El que tenga rasguños y sangre tendrá que repetir el ejercicio hasta que le salga perfecto—habla el sargento y trago saliva.

No tengo tiempo para esto. Si me sale mal no tengo tiempo para repetir el ejercicio. ¡Debo fregar!

El avión emprendió vuelo, con una mano me sujeté del cinturón de seguridad y con la otra abrazaba la mochila que luego me libraría de una muerte horrible, o eso espero. Luego de unos minutos la compuerta se abrió y el aire comenzó a despeinarme, gran día para tener pelo largo.

—¡Comiencen!—grita Nam y así se hizo. Sólo faltaba uno para que me tocara. ¿Qué hice para merecer esto? Cierto, ser una Ri. Toda la fuerza que tenía antes de llegar a este lugar se había ido por la taza del váter—. ¡Ri, le toca!—mierda. Solté el cinturón de seguridad y me puse la mochila para luego ponerme el cinturón de ella. Caminé con paso para nada firme hacia la "salida" y tragué saliva.

—¡¿Qué espera Ri?!—esta vez fue Min. Al menos quiero creer que gritan para que pueda escucharlos y no porque me están regañando.

—¡Muevase!—maldito Kim.

—Mierda—susurré y lo que sucedió después es que odiaba un poquito más al capitán general por empujarme al abismo—. ¡Ah!—estaba gritando y moviendo los pies como loca, pero recordé que era un soldado y estaba entrenada para esto, para sobrevivir. Cuando estuve a una distancia prudente del suelo jalé del hilo y sentí un tirón que me hizo saber que el paracaídas se había abierto. Lo manejé como toda una profesional hasta que vi el suelo bajo mis pies y caí de boca a este—. ¡Me partí un diente!—grito lloriqueando. Llevé una mano a mi boca y tenía sangre—. ¡Tengo sangre!

Luego de un pequeño ataque de pánico por creer que me había quedado sin dentadura, me separé de todo el equipo que debía protegerme y con la brújula que debíamos traer me guié hasta la base central. Como sospeché, fui la última en llegar. Todos estaban firmes en hileras escuchando algo que decía Yoongi. Cuando estuve más cerca de ellos Kim me miró como si fuera un demonio. Divisé a JungKook y me regaló una mirada de tristeza y vergüenza ajena, era de esperarse. Tae Hyung abrió mucho los ojos y procedió a acercarse a mí, pero Nam lo tomó de su brazo interrumpiendo su caminata.

No me llames princesa [KNJ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora