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Los gritos de JungKook me estaban guiando hacia mi destino. Por primera vez en cuatro años volví a llegad tarde a un entrenamiento, mi excusa es que la noche de ayer me dejó agotada.

Bebí el último sorbo de café que tenía en mi vaso y le sonreí a mi amigo.

—¡Esfuércense!—le grita a los soldados.

—Son unos vagos—digo moderando mi voz para que solo él me escuche.

—Vagos se queda corto.

—He tratado de ponerlos más en forma, pero siempre terminan haciendo lo que quieren.

—Eso cambiará a partir de hoy—se cruza de brazos y suelto una carcajada. JungKook no es algo así como el mejor ejemplo a seguir para dejar de ser vago.

—Si tú lo dices.

—¿Cómo te fue anoche?—suelta de repente. Me moví un poco incomoda—. Tranquila, no preguntaré de quién se trata. Me contarás cuando estés lista.

—Aveces eres más comprensivo que Ji Woon—me arrepentí al instante de decirlo, mejor cambio de tema—. Fue una noche interesante—no le doy tiempo a que reaccione a mi anterior comentario.

—Debe ser una relación complicada la que tienen basándome en tu comportamiento—es médium.

—Algo complicada—me limito a responder.

—Mientras seas feliz, no importa nada más.

¿Ni siquiera que sea mi superior? ¿O que aún no esté segura de si terminó con su novia? ¿O que no sepa que somos o que podemos llegar a ser?

Mi vida es un desastre ahora mismo.

—No debes sentirte mal por disfrutar de una aventura escondida.

Guardamos silencio entre nosotros hasta el final del entretiempo. Solo le gritábamos a los soldados que se pusieran las pilas. En gran parte JungKook tiene razón, pero no por eso dejo de pensar en si estoy haciendo mal.

¿Estoy haciendo mal en dejarme llevar por lo que siento?

No soy una persona que está enamorada, ni siquiera estoy segura de que me guste para algo sentimental. Pero eso no significa que no me atraiga. Kim Nam Joon me atrae más de lo que quiero reconocer y tengo miedo de cometer más locuras de las que he hecho ya.

Finalmente dejamos que los soldados fueran a hacer lo que sea que tienen que hacer mientras nosotros dábamos un pequeño recorrido al patio en silencio. No sé cómo llegamos a quedarnos así, pero se sentía bien. Hace mucho tiempo que no tenía a JungKook a mi lado.

A lo lejos pude divisar a Jin corriendo hacia nosotros, sonreí, hace unos días que no hablamos.

—¿Por qué tan apresurado?—le pregunta JungKook. Por su forma de hablar, supongo que se habrán encontrado ayer y se saludaron como se debe.

—Hay un rumor de qué hay un infiltrado en la base—dice mirándome a los ojos.

—¿Un infiltrado?—frunzo el entrecejo.

—De Corea del Norte—aclara. Miré a JungKook con miedo.

—Hace tiempo que no se corren rumores como ese. Es algo muy grave lo que estás diciendo—habla el menor.

—Lo sé, por eso toda la base está alerta. Todos son sospechosos hasta demostrar lo contrario—me cruzo de brazos sin saber que piensa—. Cuídense.

—Es más que obvio que yo no soy la infiltrada—digo refiriéndome a todo mi pasado. Literalmente toda mi familia ha formado parte del ejército y ha muerto por este país, no vendré yo a estropearlo todo.

No me llames princesa [KNJ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora