Cap. 5 DUDAS

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Los cuatro salieron de la cueva, subieron a su nave y emprendieron el vuelo espacial hacia el planeta Walpor.

Durante el trayecto, Diner y Cónfer quedaron solos en la cabina de control, y Cónfer no resistió en preguntar.

—Diner, lo que ocurrió allá no fue normal ¿Habías visto alguna vez que un Váizon hiciera algo como eso?

—Estoy igual de sorprendido que tú.

—Viste lo que hizo, lo llevó acabo sin ningún entrenamiento. Imagínate lo que sería capaz de hacer con un guía que le enseñe más sobre su poder. Alina sería imparable.

—Pero ella ya nos dejó claro que no le interesa el poder. Una vez que el planeta esté a salvo, ella irá con los Váizon, y les regresará su magia.

—En cuanto sepan de lo que Alina es capaz de hacer, no la dejaran ir tan fácil. Le suplicarán que se quede, y sea una de sus estudiantes.

—Alina no lo hará, le importa demasiado su familia y su hogar como para abandonarlos.

—Tienes razón, es solo que toda esta situación me tiene preocupado. No lo sé, siento que este accionar de su parte nos traerá problemas.

—Nada malo va a pasar. Todo sigue como en un principio, conseguimos el artefacto y volvemos a casa. Una vez protegidos ya no hará falta ese poder. Dejaremos que Alina decida lo que quiere hacer con él. Nos convertiremos en un planeta independiente, viviremos del comercio como muchos otros. Y si Alina decide devolver el poder a los Váizon, podremos despreocuparnos de que tu madre y tu hermano estén tras nosotros. Confía en mí, todos estaremos bien.

—Sí, tienes razón. No voy a preocuparme —contestó Cónfer caminando hacia la salida de la cabina.

—Solo hay algo que me pregunto —dijo Diner haciendo que Cónfer frenara en seco.

—¿Qué cosa?

—¿Cuándo le dirás a Alina que las personas que quieren matarla son tu familia? ¿Cuándo vas a decirle quien eres en verdad?

—Pronto, solo estoy esperando el mejor momento para hacerlo.

—Espero que ese momento llegue pronto. No quiero ni imaginar cómo reaccionará si se entera de la verdad por boca de alguien más.

—Eso no pasará.

Por su parte, en otro lado del universo, Álefer estaba parado frente a los controles, pensante, cuando Núm apareció para avisarle que los espías le habían enviado la ubicación de la siguiente parada de Alina y su equipo.

—Programa el curso a Walpor. Los emboscaremos ahí, que todos estén listos.

—Sí, majestad.

Por otro lado, Alina y el resto del grupo, se encontraban preparando sus equipos mientras se acercaban al planeta Walpor.

—Al llegar, iremos directo con Mudu, es el comerciante ilegal más respetado del mercado. Tengo historia con él, pero no lo olviden, no confíen en nadie de ese lugar, todos son ladrones y mercenario. Seguro ya están enterados de nuestra traición a la corona. No dudarán en atraparnos y vendernos al reino.

—Entendido —contestó Alicia.

—Después, no olviden sus traductores, en todo momento el dispositivo debe estar en su oreja, así entenderán lo que los demás digan. Son muchas lenguas, es mejor estar atentos a todos. Alina, sabemos que tu no lo necesitas, ya que la magia en tu interior te da el conocimiento de todos los idiomas, pero para no levantar sospechas, también lo llevarás. Solo por precaución.

—Claro, no hay problema —asintió Alina inmediatamente.

En ese momento el piloto automático avisó que ya estaban entrando a la atmosfera de Walpor. Una vez que la nave aterrizó, los cuatro jóvenes descendieron. El lugar donde estaban era el puerto de Walpor, donde otras especies al igual que ellos, venían de otros sistemas, dejaban sus naves allí e iban a hacer sus negocios. Lo primero que Alina vio al salir de la nave, fue a un grupo de seres extraterrestres que se dirigían a una nave cerca de la suya. Ellos eran sumamente altos, su altura sobrepasaban los cuatro metros, sus brazos y piernas sorprendentemente delgados, hacían largos pero lentos pasos al andar. También eran calvos y su piel era de color gris. Al igual que ellos, Alina y su hermana miraban con asombro a cada especie que cruzaban al caminar mientras se infiltraban en la ciudad.

Todos se veían únicos, de diferentes formas, tamaños, incluso colores. Algunos se veían tan bellos, y otros te espantaban con solo una mirada. 

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