Cap. 20 SON UNO

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Cuando Álefer volvió a casa, inmediatamente fue arrestado y llevado ante la reina.
Al entrar a la sala del trono, la reina ya se encontraba parada en medio de la sala, sumamente molesta. Álefer fue puesto frente a ella, esposado.

-¿Valió la pena tu desobediencia? -preguntó ella.

-Valió cada segundo.

-¿Estás feliz porque pudiste ver a tu hermano? -preguntó, pero Álefer no contestó-. ¿Qué sucede? Ha, sierto, no te escapaste para ir por tu hermano, querías verla a ella. ¿No es así?

-No sé de qué estás hablando -contestó él, evadiendo la pregunta.

-¿Crees que no sé lo que hiciste? Mis soldados encontraron el cuerpo de Catan. Absorbieron su fuerza vital hasta los huesos.

-Que desdicha. Tal vez se confió demaciado.

-Solo tú posees esa habilidad. Hoy perdí a mi mejor guerrera, solo porque mi hijo cree que una ordinaria chica podría valer algo.

-No es ordinaria. No vuelvas a llamarla así.

-¿O qué? ¿Me matarás? ¿Estarías dispuesto a matar a la mujer que hizo lo imposible para que vivieras? ¿O ya olvidaste todo lo que pasamos?

-Madre...

-Tu padre había sido asesinado, perdimos la guerra. En eso, di a luz a un bebé muerto. Yo entregué mi vida y mi eterno servicio al mundo oscuro si me daban las habilidades necesarias, el poder para vencer a nuestros enemigos. Y principalmente, que le dieran vida a mi hijo. Lo sacrifiqué todo sin dudarlo, por tí, por nuestro hogar. ¿Y de esta forma me pagas?

-¿Y tú? Ya perdí la cuenta de todos los planetas que debasté por tí, todas esas masacres, muerte incluso de niños. Y cuando por fin encuentro una luz en este oscuro universo, tú envías a alguien que la extinga. Yo forjé el reino que tienes ahora, no me importó manchar mis manos con sangre por tí. No sé que opines, pero creo que estamos a mano.

-¿Y el legado de tu padre? ¿Dejarás todo por una chica?

-El trono no me interesa si no la tengo a ella.

-Te estás equivocando al confiar en esa chica. Solo te traerá dolor. Al final verás que tuve razón.

-Me arriesgaré.

-Que así sea entonces.

Los guardias le quitaron las esposas a Álefer, y lo escoltaron a su habitación, dónde permaneció con dos guardias custodiando la entrada.

Por otro lado, el grupo de Alina acababa de salir de velocidad luz, y ya se encontraban frente al planeta tierra.
Ingresaron a la atmósfera y fueron directo al área de naves.
Al descender, lo primero que hicieron fue trasladar al soldado herido directo a la torre central, dónde lo atenderían los mejores curadores. Diner y Cónfer lo acompañaron. Antes de partir, Diner les dijo a las chicas que fueran a sus casas a descansar, que luego de atender a su soldado iría directo a casa.
Ambas hermanas asintieron, y subiendo a un Lenca las dos fueron llevadas a sus casas.

En el trayecto hacia allá, Alina se sentía algo incómoda, ya que Alicia presenció toda la charla entre ella y Álefer, notando claramente que entre ambos sucedía algo.

-¿No vas a preguntarme nada sobre lo que ocurrió hoy?

-Creo que el tema no es de mi incumbencia. No debes sentirte obligada a darme explicaciones.

-¿Estás molesta por lo que viste?

-No. Estoy molesta porque no me lo contaste. Es obvio que esto lleva un tiempo. ¿Porqué jamás me lo dijiste? Creí que había confianza entre nosotras.

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