Cap. 8 EN CASA

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Camino a la tierra, los cuatro se reunieron en la cabina de control.

—¿Alina, estas bien? —preguntó Cónfer.

—Sí, estoy bien —contestó ella.

—¿Pero qué te sucedió? Mírate, estas toda mojada y cubierta de tierra —dijo Alicia.

—Me topé con Álefer, ambos caímos en una cuerva donde había agua, pero logré salir.

—Me alegra que hayas salido ilesa —mencionó Diner.

—¿Y el artefacto?

—Aquí está —contestó Diner, mientras sacaba el escudo de su bolsillo.

—Excelente.

—Okey, ahora acompáñame Al, te daré ropa seca —dijo Alicia llevando a Alina a que se cambiara.

Minutos después, salieron de velocidad luz, y ya se encontraban frente al planeta tierra.

—¡Llegamos a casa! —anunció Diner, animado—. Sujétense, comenzaremos con el ingreso.

En ese momento, Alicia y Alina ocuparon sus asientos y los cinturones de seguridad se abrocharon automáticamente.

—Estoy emocionada, ya falta poco. Pronto estará a salvo nuestro hogar —expresó Alina.

—Ya casi —agregó Alicia, sonriente—. Y nos olvidaremos para siempre de Álefer y su reinado de terror.

Haber escuchado su nombre dejó a Alina pensante, haciendo que se le borrara la sonrisa en su rostro.

—¿Te sucede algo? —le preguntó Alicia.

—No, para nada —contestó ella.

—¡Señoritas! —anunció Cónfer—. Ya estamos llegando al hangar.

No faltó mucho, y la nave aterrizó en la pista. Una vez en tierra, todos descendieron de la nave, inmediatamente apareció corriendo Lucas, quien fue directo a abrazar a sus hermanas, luego se acercó Maikel, quien se sumó al abrazo.

—Estoy feliz que hayan regresado bien —dijo Maikel.

—Estaba preocupado, no veía la hora en que volvieran —mencionó Lucas—. Al, te ves terrible ¿Te encuentras bien?

—Está bien —contestó Cónfer—. Solo necesita descansar.

—Así es —confirmó ella—. Pero primero iremos a la torre de control. No estaré tranquila hasta que conectemos el artefacto.

—Ella tiene razón —dijo Diner—. Vayamos primero a la central, luego tendremos tiempo para los festejos.

—Nuestros Lencas están aquí, los llevamos —añadió Maikel.

—Exacto, andando —prosiguió Lucas.

Los jóvenes subieron a los Lencas, los cuales se elevaron en el aire y los llevaron rápidamente hasta el edificio central.

Al ingresar, fueron directo a la sala de mando, donde Diner tomó los controles y programó los sistemas, instalando y activando el escudo planetario, el cual se expandió por medio de una gran antena en la cima del edificio, recubriendo a todo el planeta.

—Está hecho —dijo Diner, mientras levantaba las manos y sonreía.

—¿Ya está? ¿Eso es todo? —preguntó Alina.

—Eso es todo —contestó Diner—. Estamos a salvo. Ahora las personas en este planeta podrán tener un nuevo comienzo en paz.

Alicia y Diner se abrazaron de la alegría.

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