CAPÍTULO 3: "Cambio de aires"

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"Cuando llegué al laboratorio, nunca pensé que llegaría a implicarme tanto con nuestro experimento... claro que tampoco esperaba que fuese una criatura tan bella y con una sonrisa tan radiante.

Un ser capaz de comunicarse conmigo y resolver enigmas complejos ideados para resultar dificultosos incluso para un ser humano de inteligencia media o parcialmente elevada.

¿Qué conocimientos habría en su cabeza? ¿Cómo podía sacarlos de ahí? ¿Acaso sería capaz de aprender a entender sus mensajes?

Si tan solo tuviese más tiempo..."

Desde que la noticia de la autopsia de Alex había llegado al laboratorio, todo el equipo se había volcado de lleno en hacer una revisión completa de la investigación, para asegurarse de que no había nada que les quedase por hacer con el sujeto mientras estaba vivo.

Pero Fargan solo había podido pensar en que no quería ver cómo lo sacrificaban, cómo lo abrían y extirpaban sus órganos solo para satisfacer su curiosidad científica.

¿Es que acaso nadie allí sentía remordimientos?

La apariencia de Alex era casi humana, y cuando su cuerpo se secaba, lo era por completo.

¿No sentían que estaban asesinando a alguien?

Sus pesadillas empeoraban conforme se acercaba la fecha de la ejecución y, a falta de un día, se le ocurrió una idea descabellada.

Era su última sesión con Alex, el cual actuaba tan sereno como siempre, sin siquiera sospechar lo que estaba a punto de sucederle.

Cuando su reunión terminó, Fargan apagó los micrófonos, separó la silla de ruedas de la mesa, y condujo a Alex hacia la salida de la sala, no sin antes acercarse a su oído y susurrarle un suave "no duermas esta noche".

El hombre pez le miró extrañado, pero al ser devuelto al agua se relajó y por un momento se le olvidó.

Cuando los científicos comenzaron a abandonar el laboratorio, las luces se apagaron, dejando al tritón en una oscuridad casi absoluta, exceptuando las escasas luces de emergencia que iluminaban la parte superior de las puertas, y el tenue brillo de la luna que se colaba por las pequeñas ventanas y tragaluces que tenía aquella nave.

La vista de Alex estaba adaptada a entornos con poca luz, así que a pesar de la penumbra, podía ver con total claridad.

De pronto, al estar allí solo, en silencio y a oscuras, recordó lo que Fargan le había pedido horas antes, así que simplemente se dedicó a dar vueltas por su pecera, notando con amargura lo pequeño que era aquel espacio.

Las horas siguieron pasando, pero aunque el cansancio podía con él, el hombre pez se mantuvo despierto hasta que, de pronto, le pareció intuir que algo se movía en la oscuridad.

Clavó la vista en ese punto, esperando ver algo, pero otro movimiento atrajo su atención por el rabillo del ojo.

¿Había algo ahí afuera?

No fue hasta pasado un buen rato de ver sombras sospechosas en todas partes, que al fin vio a una extraña y oscura figura aproximarse velozmente al tanque en el que en esos momentos se encontraba atrapado.

Se pegó todo lo que pudo al fondo de la pecera cuando aquel ser subió las escaleras hacia la parte superior del tanque, no tenía cara, solo una superficie negra con unos ojos que escrutaban vagamente en la oscuridad.

-Alex-aquella voz le era conocida. Era la del humano que siempre le trataba tan bien, el único que hablaba con él.

Pero tenía demasiado miedo como para buscarle con su mirada, y despegar la vista de aquel aterrador ser que le observaba.

De pronto, la criatura comenzó a arrancarse la cara, y bajo ella apareció el nervioso rostro de su humano favorito.

El tritón al fin nadó hacia la superficie para verle mejor.

El doctor Devis sabía de sobra lo que contaban las leyendas. Sabía que era peligroso acercarse a una sirena en el agua. Que tenían fama de ahogar a quienes lo hacían, pero no podía evitarlo, no podía dejar que las cosas ocurrieran como estaban previstas a suceder.

El hombre estiró su mano, y el tritón, tras dudar un poco, la tomó.

Se sobresaltaron un poco al notar el tacto de sus pieles. Nunca antes habían sentido el contacto directo el uno del otro, ni tampoco de otro miembro de su especie, los humanos que experimentaban con él, siempre llevaban guantes.

Pero Fargan procuró no perder mucho tiempo reaccionando a aquella sensación, y se apresuró a proseguir con su plan.

-Ven, tienes que salir del agua-sugirió indirectamente que el hombre pez saliera por su propia cuenta ahora que la tapa de la pecera estaba abierta, cosa que hizo.

Cuando lo tuvo fuera, lo enroscó en una lona, cosa que alteró al tritón, el cual se revolvió nervioso y asustado.

Fargan lo cogió en brazos y abandonó el lugar.

Se había tomado muchas molestias para provocar un fallo de seguridad. Las cámaras y puertas automáticas estaban averiadas temporalmente, por lo que podría traspasar toda la seguridad del laboratorio por tiempo limitado.

Había roto una de las rejas del recinto exterior para despistar sugiriendo un intruso, y salió por la puerta principal como si nada, metiendo al tritón en su todoterreno gris, en el asiento del copiloto.

Le puso el cinturón sin perder más tiempo, oyendo los quejidos aterrorizados del contrario. Tenía miedo, ¿Qué le iba a pasar?

Entró al vehículo y arrancó el motor.

Abandonó el polígono industrial sin encender las luces del coche, al menos hasta que hubo entrado en los caminos de la ciudad.

Condujo hasta las afueras, donde se encontraba el edificio donde vivía. No estaba tampoco en la absoluta periferia, pero no se encontraba en el centro. Lo cual, era de agradecer, porque apenas había gente en la calle a esas horas.

Esperó un rato a que su vecino, que paseaba al perro de madrugada, entrase en su edificio, antes de salir del auto y sacar al revoltoso tritón del asiento de al lado.

-Para, te me vas a caer-regañó haciendo que el pez se rindiera y se acurrucase contra su pecho, resignado ante lo que le fuera a suceder.

Fargan llevó al tritón hasta su apartamento, donde lo cargó escaleras arriba hasta su habitación.

Tras meditarlo unos instantes, lo depositó en la cama y lo cubrió suavemente con la manta antes de irse en busca de unas cuantas botellas de agua.

Cuando volvió, depositó las botellas en el suelo, junto a la cama, notando de pronto la aterrorizada mirada de Alex, que le seguía temblorosa.

-Escúchame-se arrodilló junto a la cama-No va a pasarte nada, nadie va a hacerte daño aquí, ahora estás a salvo, vas a volver a casa, te lo prometo-frotó con suavidad su brazo.

El chico no parecía muy confiado, pero se dejó hacer.

Fargan le explicó cómo abrir las botellas de agua y le enseñó a beber de ellas antes de tumbarse en la cama junto a él, a tranquilizarle hasta que los párpados del tritón finalmente se cerraron, y poco después, los suyos propios hicieron lo mismo.

Necesitaba descansar, había hecho algo peligroso, si alguien lo descubría estaría en problemas, su engaño debía ser perfecto.

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Holis <3 Perdón por la tardanza bellas criaturas. Me salió un trabajo y no tuve mucho tiempo de escribir, espero me tengan paciencia.


Les gustó el capítulo? Hay algo que quieran preguntar? O maybe quieren compartir alguna teoría?


Intentaré acumular algunos caps para poder actualizar más seguido no prometo nada a corto plazo porque de verdad ando muy ocupada :(


Gracias por todo el apoyo <3 Tened un lindo día.


Atte: ClausLume

Hydrophobia - Fargexby AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora