CAPÍTULO 4: "Nuevos días"

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"Un misterioso canto reverberaba entre la niebla.

Me giré, buscando su origen, pero por más que escudriñaba a mi alrededor, no lograba ver nada en absoluto.

Jamás me había topado con una niebla tan densa, apenas podía ver mis propios pies.

¿De dónde venía ese sonido? ¿Quién estaba cantando?

No lograba entender nada... si tan solo pudiera... dar un paso sabiendo que no iba a caer... pero... ¿Cómo confiar en lo que habrá más allá si ni siquiera terminaba de percibirme a mí mismo?"

Era una mañana tranquila, el sol apenas empezaba a salir, y los primeros pájaros cantaban desde los tejados.

Dos respiraciones serenas en una misma cama se acompasaban sin darse cuenta, cuando algo ajeno interrumpió toda aquella paz aparente, sembrando la alerta y el desconcierto.

Un escandaloso y agitado sonido despertó abruptamente a ambos muchachos, provocando un cierto estado de pánico en uno de ellos.

El tritón se revolvió tapándose los oídos y cayó de la cama tratando de alejarse de aquello que había identificado como una amenaza.

-¡Tranquilo! ¡Tranquilo!-trató de calmarlo el moreno científico, apagando el despertador apresuradamente-No hace nada, lo siento no pensé que te fueses a asustar, es inofensivo, ¿Ves?-le mostró el objeto, y se lo tendió para que lo examinase.

El tritón lo tomó con curiosidad y algo de desconfianza antes de comenzar a darle vueltas para tratar de averiguar de qué se trataba.

Mientras la criatura analizaba la supuesta amenaza, el hombre se incorporó y recogió apresuradamente algo de ropa de su armario, no tenía mucho tiempo, debía asegurarse de llegar puntual y no levantar sospechas, pero estaba seguro de que iba a perder mucho tiempo esa mañana.

El hombre pez dejó de prestarle atención al extraño y aparentemente inofensivo (aunque ruidoso) objeto, y comenzó a vigilar las acciones del humano por el rabillo del ojo.

Para su sorpresa, el hombre se despojó de su piel y la tiró al suelo, tomando lo que parecía una piel distinta para sustituir a la anterior.

A pesar de que quería espiarlo disimuladamente, sus acciones provocaron que no pudiera evitar girarse a observarlo con descaro. Los humanos eran criaturas extrañas.

Fargan advirtió la mirada penetrante del tritón, de modo que terminó de vestirse, y se acercó a él con cautela.

-Escucha... hoy todos se darán cuenta de que has desaparecido del laboratorio... tengo que ir a allí, y fingir que no sé nada de ti para que no sospechen y vengan a llevarte de vuelta... volveré en unas horas, te lo prometo, pero hasta entonces tienes que portarte bien y quedarte aquí sin hacer ruido-explicó con la esperanza de que el sujeto colaborase.

-...-un tenue sonido, similar a un canto de ballena salió del cuerpo del tritón el cual miró a su alrededor algo escéptico, no se sentía cómodo, no había agua a la vista más allá de las botellas que el humano le había ofrecido la noche anterior, y estaba empezando a tener hambre, pero no quería demostrar su inconformidad, había averiguado que los humanos estaban interesados en llevarlo al extremo cuando demostraba estar sufriendo.

-Bueno...-nada en aquel ser le daba a entender que estuviese de acuerdo con su petición, pero pese a ello, prosiguió con su explicación-Te dejaré comida y agua para todo el día, y te explicaré cómo funciona la tele, por si quieres estar entretenido... ahora vuelvo-abandonó la habitación, para volver a los pocos minutos con varias latas de conservas.

Hydrophobia - Fargexby AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora