❝ Dime que sigues siendo mío,
Dime que estaremos bien,
Incluso si pierdo la cabeza. ❞
❝ Dime que no es mi culpa,
Dime que soy todo lo que quieres,
Incluso cuando rompo tu corazón. ❞
♡♡
━━ Completa. Extensión: Prólogo + 24 capítulos + Epílogo.
Segu...
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Desde que tengo memoria mi vida ha estado atada a una sola persona, esa persona es Park Jongseong o mejor conocido como Jay.
Su padre, el señor Park y mi padre, el señor Jung se conocieron en un avión mientras se dirigían a Jeju para hacer negocios. Intercambiaron unas palabras, compartieron unos cuantos datos sobre su salario —demostrando su obvia ambición por el dinero— y se agradaron, entonces de inmediato supieron que debían aliarse.
Fue así como esos dos hombres decidieron unir el futuro de sus hijos a la edad de cinco años; convirtiendo esa alianza en un compromiso que beneficiaría a ambos hombres. Y bueno, a la edad de cinco años no sabes lo que un compromiso por conveniencia significaba, así que en tu mente eso era algo bueno.
Los años fueron pasando, sus hijos fueron creciendo y los hombres se fueron beneficiando de las ganancias del otro mutuamente. Todo iba bien, hasta que un día, en el cumpleaños número dieciocho de la joven y fiesta de compromiso de ambos, el hijo del señor Park decidió romper aquella unión que por años había estado dando frutos (dinero). Jamás lo discutió con su familia, jamás lo discutió con su prometida, jamás se lo había dicho a alguien, a excepción de una sola persona, su amante.
En una familia donde el patriarcado está muy presente, quien obviamente quedó muy mal y con una mala imagen fue la chica y quien terminó triunfando fue el chico.
Toda la vida, desde que fui comprometida con Jongseong, me educaron para servir a un hombre, para cumplir con sus caprichos y deseos, y una vez que él decidió acabar con esa unión, acabó con mi reputación. Me dejó sabiendo que arruinaría mi vida y no le importó.
Para mi familia yo era una vergüenza y era la chica que no pudo mantener a su hombre al lado. Y lo peor es que mi padre no dejó de ser socio del señor Park.
Con la imagen arruinada, y sin el apoyo de mi familia, yo decidí dejar de ser la chica sumisa que todos querían que fuera y empecé a ser yo, Jung Dabin.
—¿Y ese es tu grandioso monólogo? —me preguntó Lia, con disgusto, al momento en que dejé de hablar.
—Sí, ¿por qué? ¿Crees que es malo? El maestro Lee ya me puso una baja calificación por esto.
Ambas estábamos sentadas en la mesa del centro, en la cafetería de la universidad, no había nadie alrededor a excepción de los cocineros, pues habíamos decidido saltarnos la clase de historia. Lia sentada frente a mí.
—No es que sea malo, pero creo que es aburrido.
—¿De verdad lo crees? —me acerqué más a ella y le entregué todos los papeles—. Revisalo.
