Capítulo 1 ❦ El Palacio Imperial

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No deseaba despertar, en mis sueños aún podía ver a mi madre sonriendo desde la mesa del jardín con su largo cabello negro al viento, sus hermosos ojos marrones, aún podía ver a mi padre elevandome en el cielo mientras reía, podía ver las comisuras de sus labios, lo azul de sus ojos y lo marrón de su cabello, en cuanto senti que todo desaparecía sabía lo que sucedería, abriría los ojos y descubriría que todo es solo un sueño, abrace al padre de mis sueños y antes de que pudiera sentir como me devolvía el abrazo abrí los ojos violentamente.

- ¡Ya despierta holgazana! - me grito la señora Beatrice Villiance, como cada mañana

Me llevante del suelo frío de la cocina y sacudi el vestido que usaba como almohada antes de volver a ponerlo sobre mi cuerpo.

Abrí la puerta hacia el jardín trasero y llene una cubeta con agua helada, use un poco para lavar mi cara y volví a entrar a la casa.

Cuando entre la señora Beatrice estaba sentada en la mesa del comedor cosiendo un viejo vestido, se veía de muy mal humor, seguro que el señor George de nuevo le había dicho que no había suficiente dinero para ropa nueva, al menos ella tenía algo que usar en buen estado, yo había estado usando el mismo vestido los últimos dos años, no que fuera a quejarme, no tenía deseos de ser expulsada de la casa.

- Niña, ve al mercado y trae comida - la señora me lanzó una bolsa de tela pequeña, tenía cinco monedas de plata pequeñas, no alcanzaría para mucho

- Si señora - respondi dejando la cubeta en el suelo junto a la chimenea para que se calentara el agua

Al salir tome los zapatos viejos que me había dado la señora hace dos años junto con el vestido y me encamine al mercado.

Hacia frío en las mañanas y lo único que podía hacer era abrazarme a mi misma mientras caminaba por las calles pavimentadas, los focos de la ciudad ya comenzaban a apagarse y los tranvia comenzaban sus rutas, la gente comenzaba a salir de sus casa, la mayoría tenían aspecto de personas alegres y sin preocupaciones, los envidiaba un poco.

Veía a los niños corriendo a la escuela y a las niñas caminando tranquilamente, cuando vi a una madre de la mano con su hija se me apretó el corazón. Mis padres habían muerto hace diez años y aún dolía como si hubiera sido ayer.

Un horrible incendio consumió nuestro hogar y solo yo pude escapar a tiempo gracias a mi madre, sin familia cercana que se hiciera cargo de mi me dieron en adopción a la familia Villiance que eran parientes lejanos de mi padre, mi vida había dado un vuelco al llegar a vivir con ellos, al principio me pareció un hogar acomodado, la casa se veía muy bien mantenida por fuera pero por dentro vivian en decadencia, siempre rodeados de suciedad y pobreza, tenían una hija que nunca tuvo deseos de tratar conmigo y se pasa casi todos los días en fiestas con los otros acaudalados de la ciudad, por mi parte mas que una hija era una sirvienta, no tenía una cama propia y tampoco ropa, no solo me daban las sobras, a veces preferían dar de comer a los perros antes que a mi.

- Buenos días joven Adelia - escuche, mientras caminaba no me había dado cuenta de que ya había llegado al mercado, me saludo el señor Edwin que tenía su puesto de verduras

- Buenos días señor Edwin - dije, el siempre era amable conmigo a pesar de mi desastroza apariencia y siempre me sonreía

- Sabía que vendrias hoy asique te prepare una bolsa especial - me extendió una bolsa de tela llena de verduras brillantes y apetitosas, mi estómago rugio

- Se lo agradezco mucho - saque de la bolsa una de las monedas de plata - se que no es suficiente...

- Esta bien jovencita, yo quise darte más, asique corre por mi cuenta - sonreí

Las Tres Emperatrices, Primera Emperatriz AdeliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora