Los días pasaban y el baile se acercaba cada día más, la señora Rosella ya había confirmado que su majestad Imperial la emperatriz usaría un vestido rojo asique ella opto por uno blanco con detalles en dorado pero no tan resaltados dado que los colores claros serían menos llamativos, ella se veía feliz con su decision asique yo también me mostraba optimista.
Estaba en el jardín, respirando aire fresco mientras de lejos observaba el entrenamiento de los jóvenes que serían el futuro del ejército del imperio, a veces llamaba mi atención que el palacio imperial y el campo de entrenamiento estuvieran casi en el mismo lugar, aún considerando el gran terreno que rodeaba el palacio.
- El capitán debe estar pensando en una excusa ahora...- escuche decir a uno de los jóvenes que estaba toamdno un descanso, yo estaba detrás de los arbustos asique supongo que no podían verme
- Si, odia los bailes y las fiestas en general - respondió otra voz masculina mientras ambos reían
- Yo creo que los odia porque nunca puede invitar a ninguna dama a estos eventos - volvió a decir el primero ¿Hablaban del capitán Enrick?
- Bueno, con todas las responsabilidades que tiene no le debe dar el tiempo siquiera para ver a alguna mujer que sea de su interés...- eso es algo triste diría yo
- Imaginate, el capitán de la guardia Imperial más joven y el más prometedor...- asique si era algo digno de ver el capitán Enrick, sus cicatrices en su rostro dejaban ver la dura vida que ha debido llevar y las batallas que ha ganado
- Si, verlo desenvainar su espada es como ver a un artista con su pincel, es como arte en batalla - ambos suspiraron
- Aún así es una pena que no tenga una mujer con la que disfrutar de...buenos momentos - la forma en la que dijo aquello me hizo sonrojar
- ¡¿Que hacen ahí holgazaneando?! - escuche que les gritaron - ¡Vualvan al campo inmediatamente!
- ¡Si capitán! - gritaron al unísono
Esa voz la reconoci de inmediato, era el capitán Enrick, me asome por entre los arbustos justo a tiempo para ver a los tres alejándose.
Me aleje del lugar y volví al palacio Imperial, para mi sorpresa María estaba en la puerta trasera del palacio, sonreí y quería correr a saludarla pero me detuve en seco, no podia, esperaba que le hubiera gustado mi obsequio, su mirada recorria el jardín como si estuviera esperando a alguien, respire profundo y camine hasta la puerta, sabía que no debía estar esperando por mi, baje la mirada y me disponía solo a pasarla de largo aunque me doliera.
- Adelia...- me llamo por mi nombre, solo por mi nombre, voltee a verla rápidamente - muchas gracias...por tu presente, he podido dormir mucho mejor desde que llego a mi - tenia el frasco en sus manos, ella sonreía ligeramente y sus mejillas estaban rosadas, unas lágrimas corrieron por sus mejillas - perdoname...se que tal vez te lastime pero...yo solo no quería que alguien te juzgará por hablar conmigo, no ahora que tienes una buena posición, pensé que eso sería lo mejor...pero...tu seguías pensando en mi y en mi bien...Adelia...
La abrace de inmediato.
- No me importa lo que piensen de mi por hablar contigo...eres mi muy valiosa amiga María...la primera...- ella me devolvió el abrazo
Estuvimos así unos minutos hasta que nos separamos, ambas teníamos lágrimas en el rostro.
- ¿Crees que podamos seguir siendo amigas? - me pregunto y yo asentí antes de responder
- Por supuesto que si...- ambas reimos
Me sentia extremadamente feliz de volver a hablar con ella, aun se sentía preocupada asique insistí en que si era incómodo para ella entonces podríamos hablar cuando no hubiera nadie, que no había problema pero que desde ahora no volviera a tratarme como a una dama de compañía cuando estuviéramos juntas en privado, acordamos mantener las apariencias por el bien de ambas.
ESTÁS LEYENDO
Las Tres Emperatrices, Primera Emperatriz Adelia
RandomElla lo perdió todo, sus padres murieron dejándola sola en el mundo, su familia adoptiva decide venderla al palacio imperial para tener algo de dinero, en lugar de deprimirse ella decide dar el máximo para sobrevivir en el palacio y logra conocer a...