Capitulo 27 ❦ El Baile Está Aqui

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Corrí tratando de no arruinar ni el vestido ni el maquillaje, mucho menos mi cabello, llegué a la habitación de la señora Rosella que ya estaba caminando hacia las escaleras.

- Señora Rosella - dije llegando a su lado, ella solo sonrió y con su mirada apuntó el lugar en que debía quedarme, justo a su lado, dos pasos detrás de ella

Comenzamos a caminar hacia el gran salón.

- Espero que tu conversación con el capitán haya salido bien...- asentí

- Así fue, pude ayudarlo aunque fuera un poco - vi la cinta en mi muñeca y sentí un poco de orgullo

- Me alegro - nos quedamos de pie frente a la gran puerta, era casi tres veces el tamaño de cualquier otra en el palacio y tan alta que hasta una jirafa podría pasar si problemas

Esperamos unos segundos y las puertas se abrieron revelando el inmenso salón decorado con telas rojas, blancas y doradas, todo relucia, habían flores por todos lados, el aroma se mezclaba con el de los dulces, hubiera resultado casi empalagoso de no ser porque los enormes ventanales se encontraban abiertos, no tuve tiempo de vislumbrar hacia abajo.

- ¡Atención! - se escucho como un hombre gritaba, no mostré mi sorpresa - ¡Se presenta la señora Rosella de su majestad imperial! - era una tradición, al volverse concubinas del emperador prácticamente pierden cualquier otro rastro de su vida pasada, se vuelven no del pueblo, si no propiedad del emperador, esto era algo que sólo las concubinas pasaban, la emperatriz podía seguir siendo llamada de la tierra de la que proviene e incluso se le pueden otorgar títulos adicionales aunque para que querría más ya siendo la emperatriz de nuestro gran imperio

Mientras bajabamos las largas escaleras que nos separaban del salón trate de no mirar hacia arriba, después de todo mis posición era solo de acompañante de la señora Rosella y también como pareja de baile del capitán Enrick al que no veía por ningún lado, acaso...habrá decidido que era demasiada molestia de todas formas y decidido no asistir, me sentía algo decepcionada, esperaba serle de ayuda pero al parecer mis buenas intenciones habían sido inútiles, me disculparia con el capitán por interferir en sus asuntos después del baile.

- Señora Rosella, luce tan hermosa como de costumbre - escuche una voz masculina, alce la mirada, hablaba un hombre ya bastante entrado en años, me sorprendía que tuviera el valor de dirigirle la palabra a la señora Rosella a sabiendas de lo que él emperador podría pensar

- Muchas gracias Duque Brisalio Fesriba, es un honor que nos acompañe en este magnífico baile - la sonrisa de la señora Rosella me deslumbró, tan educada y refinada que cualquiera se derretiria al verla - me alegra de igual manera verlo nuevamente tan lleno de salud

- Es gracias a usted y sus manos que poseen la bondad de la tierra, su majestad Imperial tiene mucha suerte de tenerla a su lado - ahora entendía porque es que le hablaba, era un duque, no era solo una persona común ni siquiera dentro de los nobles y parece que se conocían, la señora Rosella que era tan preocupada de que sus conocimientos sobre plantas no fueran conocidos había preparado algo para este hombre, por cómo habla de su majestad seguramente él mismo se lo había solicitado, la señora Rosella no dejaba de impresionarme

A lo lejos podia ver al resto de las concubinas de su majestad imperial, Crystal que se pavoneaba libremente, hablaba con los hombres de manera descarada sin temor a las repercusiones mientras que la concubina Tatiana se comportaba como alguien de la familia imperial, mirando por debajo a todos aunque estuviera rodeada de nobles, no veía a Blanche a simple vista pero seguramente estaría cerca.

- ¿Ella es la famosa dama de compañía? - escuche preguntar al duque, mire en su dirección e hice una reverencia mientras la señora Rosella me sonreía

- Así es, ella es mi dama de compañia Adelia Blessing - me levante y sonrei lo mas amable posible

- Es un placer conocerlo Duque Brisalio Fesriba - el sonrió también

- El gusto es todo mío, fue una sorpresa para todos cuando escuchamos los rumores de su nombramiento, después de todos estos años la señora Rosella no había tenido damas a su lado - después de esas pocas palabras nos vimos rodeadas de ojos curiosos y susurros, casi podía ver como me lanzaban dagas asesinas, no me gustaba este ambiente tan hostil

- Bueno, ella es una dama muy especial después de todo...- dijo la señora Rosella

Antes de que pudiéramos seguir intercambiando palabras se escucho como las puertas se abrían, entraron muchos guardias con uniforme rojo al salón aunque se veían mucho más complejos y elegantes que los que había visto.

- ¡Hace ingreso el capitán de la guardia Real! - entonces vi entrar Enrick - ¡Enrick Fursman!

El entró, bajo hasta el último escalón donde se quedó de pie y observó hacia la puerta, aun todos estaban en silencio, era la entrada de la familia Imperial.

- ¡Reverencia hacia su alteza real el
el príncipe Amadeus II Renestmens! - mantuve mis ojos en el príncipe, esta es la segunda vez que lo veo, la última vez no le dedique una segunda mirada, hoy quería prestar atención, después de todo es el hermano mayor del príncipe Velkan y heredero del emperador, el primogénito, el atractivo era innegable, su cabello castaño claro peinado hacia atrás, usaba un traje negro con una capa roja, miraba con indiferencia a todos, a simple vista no era tan impresionante como su hermano menor - ¡Su alteza real el príncipe Velkan Renestmens! - inevitablemente contuve el aliento al oir su nombre, su belleza me hizo suspirar, se veía tan guapo en su traje blanco con detalles dorados, su gran capa roja que se parecía a la de su hermano aún así le lucia mil veces más, no, un millón de veces más, su sonrisa al entrar cautivaba el corazón de todos - ¡Reverencien a su majestad Imperial la emperatriz Norbella Renestmens! - esta si sería la primera vez que vería a la emperatriz en persona, parecía que me había quedado sin aire, ahí estaba, la mujer con más autoridad y poder de todo nuestro basto imperio, era realmente hermosa, su cabello era de un marrón muy claro, casi era rubio pero no alcanzaba aquel tono, le llegaba hasta los hombros, sus ojos eran como aceitunas, se veían muy negros y al mismo tiempo relucian, no tenía ni una sola arruga en su delicado y fino rostro, sus labios rellenos destacaban con un labial rojo intenso, era hermosa, no cabía la menor duda de eso, cuando ella llegó al último escalón se hizo otra fanfarria - ¡Reverencia! ¡Hace ingreso su majestad imperial! ¡El Emperador de Leastmontus Nerfeous I Renestmens!

No se por cuanto tiempo estuvimos en reverencia, bajo cada escalón con gran lentitud y cuando sus zapatos tocaron el pizo de madera todos esperamos a que el diera la orden.

- Alzad la mirada mi gente, mi pueblo...- todos alzamos la mirada - hoy celebramos la partida de mi hijo menor, el príncipe Velkan, esperemos que su viaje pueda ser realizado con éxito y sin peligro - un sirviente se acercó al emperador y le entregó una copa, no sabía en qué momento pero todos tenían una en su mano, sólo note a los sirvientes cuando uno toco suavemente mi hombro en silencio y me extendió una copa, la tomé y agradecí pero sin emitir sonido - ¡Por el príncipe Velkan!

- ¡Por su alteza real el príncipe Velkan! - dijimos todos al unísono

Y entonces los músicos comenzaron a tocar a un volumen moderado mientras la familia Imperial saludaba a los distintos invitados.

Las Tres Emperatrices, Primera Emperatriz AdeliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora