Capitulo 18 ❦ Corazón Blando

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Desperté con los rayos del sol sobre mi, me levante lo mas rápido que pude y me puse las capas de ropa que dejaba colgadas en un clavo que debía sostener un masetero.

Despues de colocarme la ropa y arreglar mi cabello un poco levante el macetero que había dejado en el suelo durante la noche y lo coloque en el clavo.

Salí del invernadero mirando hacia todas partes y procedí a entrar al palacio.

Ya habían pasado unas semanas desde que me había vuelto la dama de compañía de la señora Rosella, me había enseñado mucho, no solo de historia, también poesía y ciencias, me había enseñado sobre las plantas medicinales que crecían en la ciudad y se extendían por el imperio, me enseñó a cabalgar, cosa que no fue tan difícil como creía, tendría que ver con el hecho de que alimente a lo caballos que ahora montaba. Normalmente la señora Rosella no salía mucho del palacio pero ahora que era primavera le gustaba salir para dar paseos en los jardines que se extendían muchos metros alrededor del palacio.

Aún no le decía a la señorita Fleur que no dormía en el palacio de Flores, esperaba que a esta altura ya hubiera notado mi ausencia pero lo más seguro es que nadie lo notará.

Durante nuestros paseos a caballo habiamos cruzado un par de veces con el príncipe Velkan pero habíamos evitado acercarnos a él, habíamos hecho solo una reverencia en su dirección y nada más.

- Bien, hoy estudiaremos las constelaciones - dijo la señora Rosella acercando una libro a mis manos, habiamos terminando de comer y las sirvientas se llevaban los platos, ahora que las veía me preguntaba dónde estaba María, no la había visto - ¿Adelia? - la señora Rosella llamó mi atención

- Disculpe...si, constelaciones - abrí el libro en la primera paguina

- Adelante - asentí

Como era común la señora Rosella me pedía leer todo el libro, si había algo que no entendía podía detenerme y consultarle, aunque no solía suceder dado que los propios libros te lo explicaban. Después de leer el libro completo ella procedía a hablarme como si fuera una conversación y ahí yo podía también intercambiar ideas sobre lo que no me había quedado claro, en general consideraba que la señora Rosella me tenía mucha paciencia, aún no podía leer tan rápido como ella y siempre tenía muchas preguntas pero siempre estaba dispuesta a responderlas tan amablemente como la primera vez.

- Bien...- antes de que pudieramos seguir con la lección alguien todo la puerta - adelante - dijo la señora Rosella

Entró uno de los guaridas, hizo una reverencia y procedió a hablar.

- Señora Rosella, el emperador solicita su presencia en la pergola del palacio de Flores - dijo

- Entendido, vamos de inmediato - respondió la señora Rosella, el guardia salió de la habitación y yo me levante para buscar un cepillo

Comencé a cepillar el cabello de la señora Rosella mientras ella veía que joyas colocarse, al final junto con su hermoso vestido rojo decidió usar un collar de rubíes pequeños que envolvían su cuello junto con una corona de flores blancas.

- ¿Como me veo? - me pregunto y yo suspiré

- Se ve muy hermosa - sonreí - el color rojo es definitivamente suyo...lo luce muy bien

- Eres tan amable como siempre, ahora ven - me hizo sentarme en la silla de su tocador y comenzó a arreglar mi cabello en una coleta hacia el lado - tu también debes verte bien

No negué, si íbamos a ver al emperador no debía dejar mal a la señora Rosella, era la primera dama de compañía que ella tenía desde que era concubina y han pasado años desde eso, debía ser perfecta, esa idea me hizo temblar.

- Estoy nerviosa... - le dije, ella se alejo y trajo en sus manos un pequeño frasco con un líquido de color ámbar

- Huele eso...- lo dejo en mis manos e hice lo que me dijo

Olía delicioso pero no era hostigante y sentía como la tensión abandonaba mis músculos.

- ¿Mejor? - me preguntó la señora Rosella

- Si, muchas gracias - respondí devolviéndole el frasco y note como en mi cabello también había dejado una flor blanca hecha de tela y perlas, combinaba con su corona

- Vamos - me levante y sacudi mi vestido verde claro para estirarlo un poco

Cuando salimos del palacio había un carruaje esperándonos y el capitán Enrick estaba en la puerta.

- Capitán - saludo la señora Rosella - que sorpresa verlo lejos del campo de entrenamiento...- dijo sonriendo

Ambos hicieron una reverencia y yo también.

- Solo estaba pasando por aquí y me dijeron que este carruaje esperaba por usted, deseaba saludarla dado que han pasado años...- el capitán abrió la puerta y ofreció su mano a la señora Rosella para subir

- Tan amable como siempre, todo un caballero - creo que nunca había visto al capitan sonreír - Adelia...¿Ya conoces al capitán Enrick Fursman?- me pregunto y yo asentí

- Ya tuve el placer de conocerlo, un caballero muy amable sin duda...- también me extendió su mano y la tomé - muchas gracias capitán

- Un placer - una vez dentro del carruaje él cerro la puerta y se despidió con una reverencia

- Es muy buen hombre - dijo la señora Rosella mientras íbamos al palacio de Flores

- Si - a mi también me parecía un hombre amable, solo tenía una apariencia feroz porque las batallas lo habían hecho así, las cicatrices en su rostro también daban algo de miedo pero dejando eso de lado parecía bastante guapo

Llegamos al palacio después de unos minutos, los guardias procedieron a abrir la puerta, baje yo primero con ayuda Linno, el sonreía y yo le devolví la sonrisa.

- Buenos días joven Linno - dije

- Buenos días señorita Adelia - me respondió

La señora Rosella observaba y Linno también la ayudó a bajar.

- Buenos días ¿Linno? - preguntó ella con una sonrisa imposible de ignorar

- Buenos días señora Rosella - el hizo una reverencia - Así es, mi nombre es Linno, guardia encargado del palacio de Flores - lo sabia, uno siempre quería verse de lo mejor frente a la señora Rosella, no lo podía culpar

- Un placer Linno, espero que sigas haciendo un buen trabajo cuidando de las personas del palacio de Flores...- el solo asintió con mucha energía y un leve sonrojo

Avanzamos hacia la pergola donde el señor Jissue estaba haciendo de guardia, en cuanto llegamos le hice una reverencia.

- Señor Jissue - sonreí hacia el - un gusto volverlo a ver...

- El gusto es todo mío señorita Adelia - hizo una pequeña reverencia hacia mi y también hacía la señora Rosella por supuesto - señora Rosella...

- Cuanto tiempo Jiss - ¿Jiss? Parece que se conocen, ahora que lo pienso el señor Jissue me comento que desde hace años que trabaja de guardia aquí, tal vez conoció a la señora Rosella cuando se convirtió en concubina del emperador, me hubiera encantado verla, debió ser aún más hermosa que ahora

Ahora la señora Rosella parecía una fina flor blanca, tranquila y pasiva, tan hermosa, elegante, como un lirio blanco, pero imagino que en su juventud ella debió ser más como un hibisco rojo, apasionado, libre, rebelde y lleno de energía, hubiera deseado poder verla en ese esplendor.

Caminamos hacia la pergola y ahí estaban, la concubina Crystal sentada mientras Blanche le decía cosas al oído que le provocaban una sonrisa macabra. La señora Tatiana que permanecía en silencio junto a su dama de compañia que la imitaba, todos los ojos se dirigieron a la señora Rosella.

Las Tres Emperatrices, Primera Emperatriz AdeliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora