Capitulo 26 ❦ La Cinta

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Espere a que se hiciera de noche para ir al pequeño lugar que llamaba habitación, lo sentía tan cálido y arrullador, no tenía ninguna molestia, me encantaba aunque en este momento era solo un recordatorio de que deseaba devolver el favor al capitán Enrick que había sido tan considerado conmigo.

Ya de día pareciera que el palacio estaba aún más revoltoso que de costumbre, incluso tuve que apresurarme en vestirme ya que tenía que ayudar a la señora Rosella a estar presentable para el baile, obviamente ella se vería hermosa en cualquier ropa pero esta vez debía verse maravillosa, sin dejar de lado a la familia Imperial que en definitiva se verían radiantes.

Primero se le aplico el maquillaje, uno muy claro pero con sus labios a rojo fuego, se le arreglo el cabello en una hermosa trenza que se veía sumamente complicada con pequeños cristales que seguramente valdrían más que todo lo que podría ganar jamás trabajando todo el día el resto de mi vida, finalmente llegó el turno del hermoso vestido, juraría que brillaba.

- Se ve sumamente hermosa señora Rosella - le dije, ella sonrió y extendió sus brazos hacia mí, me acerque a ella, acaricio mi rostro con ambas manos

- Gracias Adelia, ahora es tu turno - me puse nerviosa, ya me había duchado asique procedieron a vestirme y arreglarme

La señora Rosella no había permitido que me mirara en el espejo, dijo que quería que fuera sorpresa pero no había mucho que estos maestros del maquillaje pudieran hacer por mí, después de todo solo era una sirvienta, no importa que otro título me dieran, es lo que siempre seria.

- Llegó la hora del vestido - dijo la señora Rosella mientras yo me levantaba y miraba el vestido, quede sin habla

Aquella hermosa creación, tan espléndida, ¿Seria usada por alguien como yo? Parecía improbable pero lo deslizaron por mi cuerpo sin dudarlo.

La señora Rosella me miró de arriba a abajo con una sonrisa.

- Mirate al espejo Adelia - me di vuelta para mirarme como había ordenado la señora Rosella

Temblaba de pies a cabeza, seguramente el vestido se vería tan pobre en alguien como yo, eso me ponía algo triste, deseaba que alguien digno usará este vestido.

Mi mirada se concentró primero en los zapatos, eran blancos y solo se alcanzaba a ver la punta de este, después comenzaba el vestido, la parte de abajo era solo tul celeste que se iba haciendo relativamente más claro mientras subía la mirada, el bordado de flores rosadas y blancas comenzó antes de llegar a mi estómago donde se veía el hermoso corpiño, lleno de hermosas flores, lo tirantes también eran de tul que caían con suavidad por debajo de mis hombros, llegué a la parte que más me aterraba, mi rostro, respire profundamente antes de siquiera atreverme a levantar la mirada, cuando finalmente lo hice fui casi incapaz de reconocer a la mujer en el espejo. Era hermosa, sus ojos grandes con una leve sombra, esas pestañas tan largas que parecían saludar con cada parpadeo, esos labios rosados con un brillo singular, casi como si estuvieran húmedos, mi cabello recogido solo con algunos mechones desprendidos que marcaban mi rostro, una trenza aparentaba una corona sobre mi cabeza con algunas flores de tela celeste y rosada clara casi transparente, parecian mariposas.

- Señora Rosella...¿Esa...soy yo? - pregunté aún dudosa después de haber visto mi reflejo

La señora Rosella estaba detrás de mí, podía ver su figura en el espejo acercándose y acariciando mis hombros.

- Si, te ves verdaderamente hermosa Adelia...deslumbrante - sentía que comenzaría a llorar en cualquier momento pero si lo hacía arruinaria el trabajo de estas personas asique solo apreté los ojos fuertemente - ¿Qué haces? - me pregunto la señora Rosella con un ligero timbre de gracia en su voz

- Evitar llorar - respondí

- No hay tiempo para eso...- observe el exterior, no había notado que el sol ya se había ocultado para dar paso a la luz de la luna y las estrellas - ¿No hay alguien a quien deseas ayudar?

Por supuesto, casi lo había olvidado, tomé los lazos en mis manos y salí corriendo de la habitación.

- ¡No arruines mi obra de arte! - escuché gritar al maestro maquillista

Recorrí los pasillos del palacio tratando de no molestar a los Sirvientes que se dirigían al gran salón con cientos de bandejas de plata llenas de comida y dulces.

Corrí hasta que me encontré con María que estaba ingresando por la puerta del jardín.

- ¡María! - grite

- Adelia...- ella quedó boquiabierta - te vez muy hermosa...- su sonrisa me hizo sonrojar, su uniforme era distinto también

- Gracias...- dije - ¿De casualidad viste al capitán Enrick en el jardín o en el campo de entrenamiento?

- Creo que lo vi en el campo de entrenamiento, se veía muy gallardo, ya debe estar de camino ahora - asentí

- Entendido, gracias - dije saliendo por la puerta y corriendo en dirección al campo de entrenamiento

Esperaba llegar a tiempo, corrí hasta que casi tropiezo, se sintió en cámara lenta.

El maquillista me va a matar, la señora Rosella también se va a decepcionar y la señorita Fleur se enojara mucho.

Pensé en todo eso antes de que mi cuerpo fuera a dar en la tierra pero no sucedió.

- ¿Estoy levitando? - pregunté en voz alta

- Por supuesto que no, cualquiera se decepcionaria de escucharte decir eso y saber que la mismísima señora Rosella te está dando clases - era la voz del capitán

- ¡Capitán! - me sostenía del vestido - me salvo una vez más

Me ayudó a pararme y revisar el vestido.

- No veo nada roto...- me miró por un segundo, en el campo no había luz dado que noe sta a en uso asique supongo que no podía verme bien - creo...

- No escuche que nada se rompiera, de todas maneras los costureros del palacio son los mejores asique no sería tan fácil - reí

- Debes tener más cuidado, este lugar no es apto para venir con ropa de baile ni mucho menos - me regaño

- Lo siento...queria verlo lo mas pronto posible por eso vine...- el pareció no entender

- ¿Sucedió algo? - preguntó preocupado

- En realidad...- saque los lazos - es por esto...queria ayudarlo por lo del baile, escuche a algunos soldados hablar y pensé que tal vez si íbamos juntos no seria una molestia para usted asistir...

- Escuchaste lo de los rumores - dijo suspirando

- Bueno...algo, solo quería ayudar dado que usted ha sido de mucha ayuda para mi pero si es una molestia por favor ignoreme - el parecía pensarlo por un momento

- De acuerdo...asi al menos puedo rechazar los bailes con las damas sin dar mayores explicaciones - sonreí, logre ser de ayuda

El capitán tomó una cinta y tomó mi mano derecha, la ato con mucha suavidad a mi muñeca, lo imite y ate la cinta a su muñeca derecha.

- Listo...- dije

- Supongo que debes ir a acompañar a la señora Rosella - vi las luces del palacio, la habitacion de la señora Rosella acababa de apagar las luces

- Cierto, nos vemos en el salón...- el asintió y yo corrí para volver al palacio

- ¡No tropieces! - me grito, yo solo le hice una señal con el brazo en alto

Yo también esperaba no tropezar.

Las Tres Emperatrices, Primera Emperatriz AdeliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora