En mi imaginación la señora Rosella parecía un ángel caído del cielo y rodeada por un hermoso halo blanco resplandeciente, había perdido la fe en la gente del palacio hasta que la conocí a ella.
- Yo le ordene ir a mis aposentos Crystal, controla tus malos modales...- le dijo a la señora Crystal, la señora Rosella solo sonreía mientras hablaba
- Tu...te crees tanto, a pesar de que ya ni vas a los aposentos de su majestad...estas olvidada, eres el pasado, eres...- tal vez que otra cosa fuera a decir pero la señora Rosella la detuvo en corto
- Y aún así, su majestad nunca olvida cada primavera nombrarme su favorita...- las facciones de Crystal y Tatiana se deformaron - debería traer a colación la ceremonia pasada ¿La recuerdas? - las mejillas de la señora Crystal enrojecieron más que las mías y podría jurar que se le veían las venas de la frente - estabas tan segura de que te nombraria su favorita y no se lo ocultaste a nadie y entonces...
- ¡Basta! - grito Crystal - es tuya...- me señaló
La señora Rosella se acercó a mí y me ayudó a levantarme.
- Mil gracias señora Rosella - hice una reverencia hacia ella
- Vamos a mi habitación Adelia - antes de seguir volteo hacia la señorita Fleur - señorita Fleur por favor envíe té y dulces a mis aposentos...
- Por supuesto - respondio la señorita Fleur haciendo una reverencia, creo que nadie más lo noto pero sonreía ligeramente hacia el lado y me miró, creo que estaba feliz de que la señora Rosella hubiera llegado justo a tiempo
Caminamos hasta su habitación que siempre tenía dos guardias en la entrada, en cuanto entramos la señora Rosella camino hacia el sofá y se dejó caer en el no sin antes dejar salir un enorme suspiro.
- ¿Se encuentra bien? - pregunté de inmediato
- Si, es solo que Crystal y Tatiana me ponen de mal humor...eso es todo - y a quién no...
- Entiendo, ya no debe tardar el té, si quiere lo puedo esperar afuera...- comencé
- No, ven - palmeo junto a ella - siéntate conmigo - creo que mi corazón se aceleró nuevamente en mi pecho, ella río - eres adorable...
Me senté junto a ella.
- Señora Rosella...- aclare mi garganta - tengo algo para usted...un presente por haberme ayudado con mis manos...
- No lo hice esperando algo a cambio - me respondió, apreté los labios, no quería que lo rechazará - pero...si es solo un obsequio, porque quieres regalarme algo, lo aceptaré con gusto...
- Entonces es un obsequio...- saque de mi bolsillo el trozo de tela y desenvolví la flor - para usted...
Vi como sus ojos brillaron, sus mejillas se enrojecieron y sonrió ampliamente, no tuve tiempo de reaccionar ante su abrazo. Sentía mis mejillas encendidas y no tuve el valor de devolver su afecto.
- Es maravilloso, hace años que no veía una flor de ensueño...- la tomó despacio de mis manos junto con la tela - es muy difícil de encontrar y dirán muy poco tiempo en la tierra, es increíble que encontraras una...muchas gracias
- ¿Flor de ensueño? - pregunte con curiosidad
- Así es, con esta flor se puede hacer un tónico que apasigua el dolor, en tiempos de guerra se usaba para que los soldados tuvieran una muerte pacífica e indolora...
- Que flor más compasiva...- dije
- Así es - se levantó y dejó la flor envuelta en la tela en el mismo closet de donde había sacado los líquidos curativos para mis manos - es una flor muy especial...- se sentó a mi lado, admito que sus ojos recorriendome de pies a cabeza me ponían algo nerviosa, pasó un rato antes de que me volviera a decir algo - ¿Sabes leer Adelia?
Lo pensé por un segundo, recordaba algo sobre leer, creo que recordaba que mi madre era maestra asique me enseñó a leer y escribir pero no estaba segura si recordaba, estaba fuera de práctica.
- Creo...creo que puedo leer pero...- ella sonrió y me acerco un libro que estaba sobre la mesa
- Intenta leer esto...- abrí el libro en una paguina al azar
- Creo que dice: y los d-dio-dioses...de la tierra y el mar...d-d-danz-danzaron...
- Tranquila, tomate tu tiempo, respira - su sonrisa era bastante cálida y me daba algo de tranquilidad
- De acuerdo, leeré desde el principio - reconocía las letras, ahora que daba más calmada podía recordar mejor, se me olvidaba que leer es algo natural, no sólo se olvida, se vuelve un instinto - dice: ...y los dioses de la tierra y el mar bailaron para dar la bienvenida a la diosa del sol, ilumina el camino de los viajeros en la penumbra, por los caminos de lo desconocido y dales calidez a los que mueren en el avasallador frío de Herioderes.. - ese nombre me pareció familiar - ¿Herioderes?...este libro... - vi la tapa
- Se llama La Profecía de el viajero y la estrella blanca...- mi corazón se encogió en mi pecho
- Polvo de estrellas que guían al reino de los cielos...y la diosa de la luna te sonríe...
- ¿Ya lo habías leído? - negué
- Creo que mi madre lo leía para mi...- ella tomó mi mano
- Nunca me ha gustado preguntar a las mujeres como tú sobre eso...siempre son historias llenas de tristeza, bueno...mujeres como nosotras...
- ¿Como nosotras? - no entendía - lo siento, creía que las concubinas eran...
- ¿De la nobleza? - asentí - bueno...yo solo era una sirvienta cuando llegue al palacio, igual que tu - negué de inmediato
- No puedo creer que alguna vez usted haya sido sirvienta...- mirándola parecía toda una dama de la nobleza, yo la miraba y era como ver a una princesa, un ser nacido de todo el privilegio que la nobleza podía darle, educación, riqueza, comodidad, tenía la imagen de serlo de pies a cabeza
- Lo fui, entre como una sirvienta al palacio porque mi familia era pobre, no teníamos que comer y nadie nos contrataba, asique la opciones eran pocas, o me casaba con alguien adinerado o me convertía en sirvienta - ella seguía sonriendo - decidí que era mejor trabajar en el palacio que pasar mi vida con alguien a quien no amaba, asique...al igual que tu fui comprada para trabajar aquí y se lo duro que puede ser, en especial siendo tan hermosa como tu - negué con mis mejillas sonrojadas
- No soy hermosa...
- Si lo eres, por eso Blanche te trata tan mal - otra vez negué
- Eso es porque mi primer día aquí le dije pretenciosa y entonces...- iba a seguir pero la señora Rosella me detuvo
- Ella es noble, sabe manejar a lo que ellos llaman, pobres envidiosos, si hubiera sido por un insulto creeme que no se tomaría el tiempo de hacerte la vida imposible - ¿en serio?
- Lo siento...pero lo dudo mucho - ella rio
- Si, se que es imposible de creer cuando no te lo dicen...y aquí a las damas de compañía y a las concubinas no les gusta que les recuerden que tienen competencia...y creeme que lo eres - acarició un mechon de mi cabello
- ¿Lo soy? - ella asintió
- Tu belleza se desperdicia y tu buen corazón también, desde hoy Adelia...eres mi dama de compañía...
La dama de compañia de la favorita del emperador.
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Las Tres Emperatrices, Primera Emperatriz Adelia
RandomElla lo perdió todo, sus padres murieron dejándola sola en el mundo, su familia adoptiva decide venderla al palacio imperial para tener algo de dinero, en lugar de deprimirse ella decide dar el máximo para sobrevivir en el palacio y logra conocer a...