Capitulo 24 ❦ De Frente

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- Es increíble - dijo la señorita Fleur casi conteniendo el aliento

- ¿Lo es? - pregunté mientras me ayudaba a vestirme

- ¡Por supuesto que lo es! - casi me dijo gritando, mi poca comprensión de las cosas la sacaba de sus casillas - su majestad nunca le permite a las damas de compañía tocar los obsequios para sus concubinas, es impensable solo imaginar que el permitiría que una simple dama de compañía pueda usar las hermosas telas que el escoge - ella suspiro y después sonrió ampliamente - es una muy buena señal Adelia, tal vez hasta te permitan ser una concubina para alguno de los príncipes, sería maravilloso para ti...- no se que expresión puse pero la señorita Fleur dejó la emoción de lado - o bueno...debe estar muy contento por tus servicios con la señora Rosella, eso también es muy bueno, significa que haces bien tu trabajo

- De acuerdo, espero que sea eso...- no tenía deseos de ser una concubina, me daban ganas de dar vuelta el estómago de tan solo imaginarlo

Al terminar de arreglarme y mientras iba camino a la habitacion de la señora Rosella, de nuevo vi como los sirvientes y sirvientas corrían de un lado a otro sin detenerse a respirar siquiera, admito que me daba algo de culpa verlos hacer tanto mientras yo solo caminaba tranquilamente.

Cuando llegué a la habitación la señora Rosella ella miraba distintas telas.

- Adelia, ven, hay que decidir como será tu vestido - ella se veía muy alegre

- Su vestido es mas importante señora Rosella - respondí - ayer no escogió que tela deseaba usar

- Debo esperar...- hice la pregunta obvia

- ¿A que? Si puedo saber por supuesto - ella sonrió

- A que su majestad la emperatriz escoga el color que desea usar - quede con más dudas, ella miró mi rostro y me hizo una señal para que nos sentaramos

En ello yo comencé a servir dos tazas de té, había decidido que habían cosas para las que no era necesario molestar a las sirvientas, esta pequeña tarea por ejemplo que no resultaba molesta para mí pero que a ellas les podría quitar mucho tiempo.

- ¿Debe esperar a que la emperatriz escoga antes? - le extendí la taza

- No es que sea una regla como tal pero ¿Quien en su sano juicio quisiera incomodar a su majestad Imperial la emperatriz? - ella tomó un sorbo y prosiguió - lo ideal es no destacar de más, las concubinas no tenemos derecho a asistir al baile pero lo hacemos porque vivimos aquí y somos como adornos que al emperador le gusta mostrar a sus invitados, no se hace una gran entrada tampoco, somos como aristócratas nada más, asique para evitar problemas adicionales prefiero escoger un color menos llamativo del que la emperatriz prefiera usar...

- ¿Ha sucedido que una concubina escoga mal? - pregunté curiosa

- Hubo un caso según tengo entendido, cuando el emperador y la emperatriz llevaban menos de un año de casados, se hizo un gran baile para celebrar la cosecha y varios otros logros políticos tan tempranos en el gobierno de su majestad el emperador, la emperatriz escogió un vestido rojo muy llamativo con diseños en blanco, dijeron que fue obra de un gran diseñador de aquella época, por accidente la concubina Arlette Rutianesse escogió el mismo color, aunque se rumoreaba que fue a proposito - ya me daba mala señal dado que no había ninguna concubina con ese nombre en el palacio - la emperatriz la miró de arriba a abajo y la ignoro por completo, nadie se imagino las concecuencias, la emperatriz no tuvo que mover un solo dedo...los periódicos hablaron del intento de aquella mujer de avergonzar a su majestad Imperial la emperatriz, algo que llegaría rápidamente a oídos en el extranjero y pondría en vergüenza al imperio, dado que nuestro imperio es conocido porque los emperadores trabajan codo a codo, como compañeros y no sólo en matrimonio, comenzaron a extender rumores de que la familia Rutianesse planeaba algo contra la familia Imperial y que por eso habían enviado a su hija a ser concubina en el palacio - parecía que todo había resultado mal para aquella familia - asique el emperador destituyó a la concubina, les quito el título a la familia y los despojo de su fortuna, hoy en día se rumorea que tuvieron que huir al imperio Liberrial para alejarse de las malas lenguas, una pena

- Que desgracia...-es lo único que pude decir

- Y todo por un vestido, ese es el impacto que puede tener, nunca lo tomes tan tranquilamente...- trangue saliva

- Entonces...¿No debería esperar yo también? - pregunté nerviosa

- Bueno, la emperatriz prefiere los colores llamativos y fuertes, las telas que escogí para ti son todo lo contrario - nos levantamos y caminamos a los trozos de tela que colgaban de unos percheros

Eran unos colores pastel muy hermosos y suaves, me recordaban a las nubes del amanecer. La primera tela era de un rosa pálido con diseños en dorado, la segunda era de un lavanda con detalles an morado oscuro y la tercera tela era de un celeste casi blanco con detalles en blanco y celeste algo más oscuros pero no tanto, la tomé en mis manos.

- ¿Esa te gustó? - me preguntó y yo asentí sonrojada

Era la primera vez que escogía que usar por mi cuenta, aunque eran opciones limitadas sentía que tenía algo de poder en la elección y eso me provocó un cosquilleo en el estómago.

- Si...- ella volvió sonreir

- Perfecto, está sera la tela base para tu vestido, en algunos días vendrá el diseñador para mostrarte sus ideas y podrás elegir el resto, como la forma, el escote, el largo y mucho más - asentí emocionada - será tu presentacion oficial ante el imperio de que eres mi dama de compañía Adelia...- eso último si me puso nerviosa, me sudaban las manos y las orejas me ardían.

- Señorita Fleur - lloriqueaba mientras ella caminaba rápidamente por el palacio haciendo encargos

- Adelia...tus dramas de cada día comienzan a irritarme - me respondió, cosa que realmente entendía, todos los días la molestaba con algo nuevo, debía estar arta de mi

- Lo sé, lo siento - me disculpe de inmediato

- ¿Qué sucede ahora? - me pregunto

- La señora Rosella dice que el baile será mi presentación oficial como su dama de compañia - respondí - pensé que eso ya había pasado desde hace meses ¿A que se refiere entonces?

La señorita Fleur se detuvo un segundo, respiro profundo y habló.

- La señora Rosella jamás ha tenido una dama de compañía, ese hecho es bien conocido no sólo en el palacio sino que en todo el imperio, muchas muchachas habían sido enviadas con la intención de llenar ese puesto pero ninguna pudo, de repente llegas tu y fácilmente te ganas ese lugar, es de esperar que la gente esté curiosa y ansiosa por saber quien eres...- ella siguio caminando pero su respuesta no me había alegrado para nada

- ¡Espere! - la seguí de nuevo - yo no deseo ser conocida ni mucho menos, quiero mantener mi bajo perfil

- Eso de bajo perfil es solo una idea tuya porque no usas el poder de tu posición, no significa que no exista - no entendía, ella lo vio en mi expresión - como María por ejemplo, ella ve que existe asique se alejo porque sabe que están en lugares diferentes, no digo que las damas de compañía sean la gran cosa pero creeme que tampoco son tan comunes como piensas

Esta vez me quede de pie en el pasillo y no le seguí la carrera.

Camine a la ventana y mire hacia abajo, a la gente que corría, algunos me miraban y apartaban sus ojos a gran velocidad, recordaba cuando yo miraba desde el suelo a las ventanas y como cuestionaba que la gente de este palacio solo miraba hacia arriba, sobre los demás, pero ahora que estaba aquí me di cuenta de que no miraban sobre mi, ellos miraban hacia el frente de donde estan, su mirada fija en lo que tenian delante de ellos.

Las Tres Emperatrices, Primera Emperatriz AdeliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora