Las Tres Emperatrices, Primera Emperatriz Adelia

Capitulo 23 ❦ Preparaciones De Primavera

Después de la declaración de amor entre el príncipe Velkan y la señora Rosella me era imposible verlos a los ojos, no sabía porque pero mi pecho dolía cada vez que los veía, por suerte la señora Rosella por ahora se concentraba solo en mis clases, gracias a la educación que me habían dado mis padres cuando era pequeña no fue tan difícil aprender, incluso recordé mis clases de idioma Reiwanes  y pude adelantarme para aprender de los libros que no estaban traducidos, fue emocionante que la señora Rosella me pidiera ayuda para leerlos.

Los días pasaban y yo sabía un poco más que el anterior, lo único deprimente es que María seguía ignorandome asique decidí mostrarle que aunque ella no me hablara seguía pensando en ella, la señora Rosella me enseñó a hacer perfume con sus plantas, fuimos al invernadero y me ayudó a escoger las que quisiera, escogí una con aroma a vainilla, cuando pensaba en María recordaba a alguien dulce y amable a la vez que hermosa y adorable, también agregue una planta para los nervios cuyas propiedades ayudaban a regular el sueño, no podía olvidar las bolsas negras bajo sus ojos, era obvio que no había estado durmiendo bien. Por la limitada cantidad de plantas solo pude hacer un pequeño frasco pero que duraría algunos meses si lo usaba en pequeñas cantidades y aun así dejaría un aroma leve que duraría todo el día, esperaba que esto le sirviera para dormir bien en las noches. Me llevó una semana terminar bien el perfume y claro no se lo podía dar en persona asique recurri a la señorita Fleur.

- Por favor señorita Fleur, debe ayudarme - le dije juntando las manos en forma de suplica

- Que necesitas de mi Adelia - saque de mi bolsillo el frasco envuelto en un pañuelo blanco

- Por favor, entregue esto a María, en privado - ella me miró con grandes ojos y estaba segura de que iba a negarse pero solo suspiro

- De acuerdo - guardo el frasco envuelto en su bolsillo - lo haré, se lo entregaré de tu parte esta noche

- Por favor dígale que la ayudara a dormir por las noches, con una gota bastará - sonreí de felicidad por la ayuda que me brindaba la señorita Fleur y no pude evitar abrazarla - gracias...se que lo hace por mi posición pero no sabe lo agradecida que estoy con usted

- No es para tanto - cuando la solté sus mejillas estaban algo sonrojadas, hizo una pequeña reverencia y se retiro

Esperaba que a María le gustara mi obsequio.

Estaba de pie apoyada en una de las murallas del palacio observando como los soldados entrenaban, era interesante, también había notado como los sirvientes y sirvientas estaban mucho más bulliciosos que de costumbre, también parecía que corrían por todos lados, creí que en algún momento alguien tropezaria y con ello se formaría una cadena humana de derrumbe pero no sucedió.

Mientras observaba distraídamente a los soldados vi como a lo lejos alguien los lanzaba por los aires sin esfuerzo aparente, era como la muralla impenetrable, ninguno podía pasar de él, me acerque a pequeños pasos y vi que era el capitán Enrick, era realmente increíble, casi un espectáculo digno de reyes y seguramente lo era. Cuando se detuvo para tomar aire me acerque a él por su espalda pero me preocupaba que si lo asustaba o algo el me arrojaría por los aires como a esos pobres soldados, asique hice ruido con mis pies al acercarme, el volteo mientras se limpiaba el sudor con un trozo de tela.

- Buenas tardes capitán Enrick - hice una reverencia

- Buenas tardes dama de compañía Adelia - no pude evitar el escalofrío que subió por mi espalda, fue desagradable, en definitiva no me gustaba eso de dama de compañía

- Por favor, solo llámeme Adelia, lo de dama de compañía me incomoda - me quede de pie a su lado

- Como sea de su agrado - respondió amable, creo que era idea mía pero su voz sonaba más amable que de costumbre