Capitulo 28 ❦ En Su Apogeo

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- Señora Rosella que hermosa...- contuve las ganas que tenía de poner los ojos en blanco, todos se acercaban para llenar de halagos a la señora Rosella pero sus intenciones eran cuestionables, tenían sonrisas falsas y sus ojos brillaban con interés, obviamente querrían acercarse a la concubina favorita del emperador

- Escuche que fue nombrada la favorita nuevamente, felicidades - escuche a otro, me preguntaba como siempre todo se sabía, de hecho me asustaba mas que nada, todo estaba a la vista y no habían secretos ni siquiera en el palacio

- Muchas gracias - respondió la señora Rosella con amabilidad por supuesto

- Es dicho en la ciudad que al fin tiene una dama de compañía a su disposición - dijo otra persona, en este momento solo mantenía mis ojos en el suelo

- Así es - la señora Rosella extendió su mano hacia mí y la tomé, levante mi mirada, hice una pequeña reverencia y sonreí amablemente

- Un placer conocerlos...soy Adelia Blessing - todos parecían sorprendidos, algunos compusieron inmediatamente su expresión con sonrisas falsas, otros comenzaron a susurrar entre ellos - es un honor estar entre gente tan elegante como ustedes

- Que adorable criatura...

- Es una dulzura...

- Que encantadora...

Palabras vacías y al mismo tiempo llenas de dobles intenciones, sentía como si estuviera en una cueva oscura donde sólo podía ver los ojos sedientos de lobos salvajes y yo era la presa.

- ¡Atención! - se escucho nuevamente - es hora del baile real

Todos comenzamos a caminar hacia las paredes del gran salón para dejar un gran círculo en el centro de este, el emperador tomaba de la mano a la emperatriz, una vez que estuvieron en el centro comenzó la música, se movían con gracia y una delicadeza sublime, desvíe la mirada hacia el rostro de la señora Rosella pero ella solo mantenía una sonrisa en los labios, note que no fui la única que la miraba, otros también pero notaba que ellos solo deseaban ver lo que fuera un atisbo de emoción negativa en su rostro.

No lo encontrarán, la señora Rosella jamás se rebajaria a sí misma dándoles algo de lo que calumniar a sus espaldas, seres humanos repugnantes gozando de la desdicha ajena.

Mis pensamientos adquirían poder y mi expresión neutra pronto se vería afectada.

- Saldré al balcón señora Rosella - le susurre, solo prescenciar el inicio del baile es obligatorio, después de unos minutos se van sumando más parejas, otros pueden retomar las pláticas y de más.

- Claro - me dijo asintiendo

Salí al balcón que tenía una escalera conectando con el jardín derecho del palacio, este también tenía rosas por doquier y el aroma era cautivador, volteé hacia el gran salón lleno de gente y luz, se sentía como un mundo diferente, vi como una mujer avanzaba hacia el jardín, no pude ver su rostro con claridad dado que usaba una capa que ocultaba su rostro, de lejos era obvio que era de la nobleza, su porte y forma de caminar además de su vestido, que aún debajo de aquella capa lucían de la más alta calidad, aún así ella vio que estaba en el lugar, hice una reverencia, ella me imitó y después volvió al gran salón.

Despues de aquello volví a enfrentar el jardín de rosas, pasaron algunos minutos.

- ¿Qué hace una doncella tan sola en la oscuridad? - escuché decir a un hombre, me voltee, no lo conocía ni me parecía familiar, solo notaba que era noble.

Hice una reverencia.

- Saludos, disculpe mi ignorancia pero no le reconozco...- el sonrió

- Eso me duele hermosa dama - quería irme pero eso seria descortés - me presento...

Las Tres Emperatrices, Primera Emperatriz AdeliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora