- ¿Esta es la manera en la que saldremos del palacio? - le pregunté viendo cómo el príncipe tenía la intención de saltar un muro
- Si - volvió a decir con una sonrisa
- Con todo respeto su alteza...si me ven haciendo eso podrían matarme - dije asustada, podrían acusarme de intentar escapar y seguramente perdería la cabeza
- Estando con el príncipe del imperio de Leastmontus nadie te dirá nada - cierto
Suspiré. El subió primero el muro y después me ayudó a subirlo, del otro lado bajo primero y extendió sus brazos en mi dirección.
- Ven aquí - dijo, sentí mis mejillas sonrojandose
Traté de sujetarme mientras bajaba pero mi vestido se atoro y sentí como caía. No sentí el golpe, estaba en los brazos del príncipe que no borraba su sonrisa.
- G-gr-gracias...su alteza - no tartamudees, es vergonzoso
- Un placer - respondió dejándome en el suelo
Antes de seguir vi con algo de pena como un trozo de mi uniforme había quedado en la muralla, lo bueno es que estaba oscuro y llevaba un abrigo encima asique no se notaria ahora mismo pero mañana la señorita Fleur si lo notaria mañana y me volvería a regañar.
Caminamos con el rostro hacia abajo y cubriendo nuestros rostros, llegamos hasta donde iniciaba el bosque, donde se dividían los caminos de concreto y los árboles.
Nos adentramos en el oscuro bosque donde aún se podía ver una capa de nieve cerca de derretirse seguramente en un par de semanas. Solo se escuchaban nuestras pisadas en el oscuro y silenciosos bosque, escuchaba muchas cosas, las hojas moviéndose con el viento, las aves en sus nidos, sus alas alborotandose, veía los ojos brillantes de los búhos en lo alto y veía la luna brillando tan hermosamente.
- ¿Qué sucede? - el príncipe se me acercó
- ¿Disculpe? - el acarició mi mejilla y vi como la punta de sus dedos estaban humedos, estaba llorando - oh...lo siento yo...- seque mis lágrimas
- Esta bien...- creo que era primera vez que veía al príncipe serio, no había sonrisa en sus labios
- Con todo respeto su alteza, prefiero cuando sonríe - dije, el abrió sus ojos por un momento y comenzo a reírse
- Yo también - tomó mi mano - continuemos...
Seguimos caminando tomados de la mano, no lo solté porque me ponía nerviosa perderme, solo por eso, mi corazón solo se aceleraba porque era el príncipe y nada más, a cualquiera le pasaría.
Llegamos a un espacio abierto pero quedé maravillada, había todo un campo de flores azules, después note que sólo se veían de ese color por ser de noche, eran blancas, el paisaje era de ensueño la capa de nieve casi había desaparecido y se mezclaba con el verdor del pasto.
- Debes encontrar la que sea violeta - habló el príncipe mientras se recostada en el pasto muy relajado
- ¿Violeta? - me faltaba algo de información aquí
- Si, todas las flores se ven azules por la luna pero debe haber una que sea naturalmente violeta, es difícil de encontrar porque se mezcla con estas, sería más fácil encontrarlas de día pero para ese momento se marchitan asique hay que buscarlas de noche...adelante, esperare
Pensé por un segundo pedirle ayuda pero si el la encontraba no tendría sentido dárselo como un regalo de mi parte a la señora Rosella, asique comencé a buscar, sería difícil pero si hay algo en lo que podía confiar era mi vista.
ESTÁS LEYENDO
Las Tres Emperatrices, Primera Emperatriz Adelia
RandomElla lo perdió todo, sus padres murieron dejándola sola en el mundo, su familia adoptiva decide venderla al palacio imperial para tener algo de dinero, en lugar de deprimirse ella decide dar el máximo para sobrevivir en el palacio y logra conocer a...