5🌸 Luna

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Shinobu se encontraba sentada, y entre sus cavilaciones se encontraban los pensamientos que le venían a la mente relacionados con la luna.

Aun podía recordar cuando su hermana mayor la jalaba junto con ella, sacándola del futon para admirar el satélite natural. Sus padres fueron personas muy dadas a cuidar de la salud de sus hijas, dormir temprano y despertarse en la madrugada era lo básico para una buena rutina.

- ¡Shinobu! Solo quédate despierta un poco más, ¡la luna ya va a salir! - fueron las palabras de su hermana mayor.

Una vez la vieron, en la mañana, justo en el cielo azul un pedazo de luna se avistaba a la lejanía, y en ese momento Shinobu no lo entendió.

No era brillante como una estrella.

Ni concedía deseos como una.

El cielo, justo al raya el alba, adquiría colores preciosos.

- ¿Qué hace a la luna especial? - preguntó aquella vez sin entender

Fue cuando las palabras dulces de Kanae no consiguieron convencerla del todo, fue cuando comenzó a odiar al satélite, por que si el sol era quien protegía a los cazadores y la humanidad, la luna y su palidez respaldaban a los demonios y alumbraban sus fechorías.

Cada poema que alababa la belleza de ese sutil brillo, lo que simbolizaba para los soñadores, Shinobu no lo comprendía.

Y fue cuando quiso cambiar de opinión. Verla de otro modo, como Kanae quiso en su momento. Al principio, era demasiado forzado. Admirar el cielo nocturno los pocos momentos de sosiego que tenía como pilar no le aportaron nada en un principio, pero las cosas cambiaron cuando se percató de algo que había pasado por alto.

La luna simbolizaba todo lo que su hermana había ambicionado una vez para ella, una vida pacífica, un kimono reemplazando el uniforme negro, una casa sencilla y reconfortante. Una sonrisa tranquila en el rostro de su hermana, pero sobre todo una vida a salvo de los pesares a los que se veían expuestas.

Que ver la luna no significara un llamado a la batalla. Que simbolizara lo pacífica y armoniosa de la noche.

Aun recordaba la vez en la que su hermana le había contado lo que podía simbolizar la luna en sus palabras.

- Kocho, deberías dormir. Haré la primera guardia.

Y la última, ya sabía que Tomioka no la despertaría.

Su compañero era de por demás incomprensible.

Escondía tras un reflejo indiferente de agua una gran parte de sí, y no permitía que alguien lo pudiera conocer lo suficiente como para entenderlo. Debido al poco contacto con la gente, no llegaba a expresarse correctamente, no conseguía hacerse entender lo que quería expresar o utilizaba palabras inadecuadas, ya sea muy severas o ambiguas lo que dificultaba aun más su relación con los de más pilares.

Sin embargo Kocho no le daba importancia. De alguna forma podía entenderlo, y le divertía ver que el origen de su introversión se debía a los malos entendidos que generaba al apenas abrir la boca.

Si lo decía...

No lo entendería...

¿Verdad?

- La luna esta hermosa

🌸

Shinobu sonrió de una forma ladina.

Cerrando sus ojos, se permitió apoyarse en el costado de su compañero que parpadeaba confundido.

- Shinobu, ¿Eres consciente de lo que acabas de decir?

Guardando dentro de si el sonrojo que amenazaría con expandirse por sus mejillas, evidenciando su pequeño descuido, batió las pestañas de forma inocente.

- Solo mencioné que la luna es hermosa, ¿Significa algo más?

Su voz la modula de una forma dulce que aturde al aludido, perdiéndose momentáneamente en como explicarle a la joven mariposa a que se refería con eso, no se percata que la fachada seria que erigió se cae a pedazos, con las orejas rojas y un rubor adorable aflorando en los pómulos.

Hasta que se percata de la jugarreta.

- Pero si lo mencionaron en la clase de Japonés e incluso tenemos una investigación de Soseki de la anterior semana.

Contrariado, intentando borrar el tono rojizo con el viento que acaricia sus cabellos miró a su costado.

- Fu~

Shinobu comienza a reírse. Con la luna otorgando una luz inusualmente bella en la pálida piel

Inevitablemente una palabra viene a la cabeza del pelinegro

Adorable.

- ¿Sabes Tomioka-san? - abanicándose el rostro y aminorando la risa, Shinobu ocultó su rostro en el hombro del chico - Por alguna razón siento que decir esa frase es natural para mí. Como si me naciera el decirla.

El rubor desapareció abruptamente del rostro de Giyuu.

En su lugar, el ceño se frunció.

Imaginó, de forma simultánea a Shinobu susurrando la misma frase a otros compañeros de clase.

Una visión que lograba que su lengua percibiera un gusto agrio. Algo que no debió haber pensado, Shinobu era una compañera de clase, una amiga, y la hermana menor de una de sus amigas.

- Después de todo me sigo engañando.

Shinobu, ya repuesta de la timidez que la había abordado pudo ver las expresiones faciales que hacía Tomioka en medio de una discusión mental.

- Una frase que me nace decírtela miles de veces - corrigió, admirando el suelo como lo más interesante jamás visto, para no evidenciar su debilidad - Y siento alivio de que la comprendieras... un alivio inexplicable, ¿Cómo puedo hacerme enten...?

- Te quiero Shinobu.

De haber tenido algo de sueño, esas tres palabras habrían conseguido disipar el sueño de Kocho en su totalidad.

- No lo digas así como así - balbuceó sonrojada.

- Lo dije para que despertaras ¿Estabas por dormirte, cierto?

¿Esas ganas de golpearlo constantemente por lerdo provenían también de recuerdos lejanos, verdad?

- Cuando me dijiste esa frase, encontré la forma de decírtelo, Shinobu - sujetando su mano y acomodando su chaqueta en los hombros de la joven, mencionó con una nostalgia injustificada - como si esa frase se hubiera quedado estancada en mi garganta por más de 100 años.

Ambos jóvenes siguieron disfrutando del cielo nocturno, con la compañía del otro.

Sin saber que esas dos frases se habían querido decir hace mucho tiempo atrás.

Un secreto guardado desde la era Taisho.

Fictober🌸 Demon Slayer 🌸2021🌸Donde viven las historias. Descúbrelo ahora