Fictober🌸 Demon Slayer 🌸2021🌸

15🌸 Rayo

Zenitsu se encontraba encerrado en su habitación. Miraba al suelo y no dejaba de temblar.

Justo al otro extremo de la habitación permanecía de brazos cruzados mientras esperaba sentado de mala gana sobre el suelo de tatami. Afuera se encontraba el forjador de la katana que le había sido asignada.

Su maestro intentaba apaciguar los ánimos del buen hombre ya que Zenitsu no se dignó a recibirle.

Y al él, simplemente le daba igual. O al menos eso pretendía

Había escuchado historias de espadachines que al recibir su arma esta no había cambiado de color por la ausencia de algún tipo de habilidad en el usuario. O al menos la suficiente para eliminar a un demonio.

Hablar con aquella persona que acababa de desperdiciar su tiempo para dirigirse hasta allí a entregar días de su vida invertidos en un pobre inútil. La expresión llena de decepción de su abuelo y las sempiternas burlas de Kaigaku lo hacían retorcer de miedo y dolor.

¿Entonces por qué había decidido quedarse a esperar aquella odiada confrontación?

Después de sobrevivir, de forma misteriosa, a la prueba intentó huir. Su abuelo lo había estado esperando, como si de verdad en algún instante tuvo esperanzas en su éxito.

- Zenitsu.

Irrumpiendo de forma abrupta, la reacción de Zenitsu fue aferrarse a los modestos muebles.

- Si la espada no cambia de color, te dejaré ir.

A pesar de que la oferta lo maravillaba, Zenitsu tuvo certeza de que esas palabras escondían aflicción.

- Después de todo el abuelo es la única persona que espera algo de mí, y siempre lo decepciono.

La mano temblaba. Jigoro dejó la espada en el futón de su estudiante.

- Eres débil.

Una espada se clavó en el corazón de Zenitsu.

- Y eso es lo que te hace percibir la fortaleza en su máxima capacidad. El que nunca tropieza, al caer por primera vez renuncia abrumado. La que continuamente cae, aprende a levantarse con mayor rapidez.

Zenitsu tomó de la funda al extraño objeto. Que ahora le pertenecía.

Deslizando y sacando a relucir la brillante arma, esta produjo un sonido similar al de un chasquido.

Y por unos segundos no sucedió nada.

Zenitsu esbozo una mueca triste, de derrota y con una resignación que resonaba sin parar.

Y fue cuando sucedió

Un rayo atravesó a Zenitsu cuando aun entrenaba con Kuwajima. Y justo ese instante un rayo dorado atravesó la hoja tal cual un rayo reluce en medio de un cielo gris.

Zenitsu no salió de su asombro, y ni siquiera escuchó a Jigoro reprochar su ingratitud habiendo contactado al herrero para realizar algunas personalizaciones, como la empuñadura de trébol, conociendo la afición de su nieto por aquellas plantas en particular.

- Nieto ¿eh? Zenitsu es fuerte y débil. Dos contrapartes que coexisten en él y aún no se coordinan, pero cuando lo hagan… será una de las sinergias más poderosas en el campo de batalla – elevando su cara al cielo despejado, rogó por una petición que deseaba ver cumplida – Soy afortunado de tener a dos discípulos tan talentosos. A cada segundo mi espíritu rebosa de orgullo.

Jigoro observó como su nieto se dirigía al camino iluminado por la luz del sol. Tomando otro camino, el cruzó un puente para llegar a su morada.

¿Presagio?

🌸

- ¿Un broche de trébol?

Tanjiro no entendía los detalles que Zenitsu tenía con su hermana. O al menos en su mayoría.

Teniendo en cuenta la gama de prendedores del mercader supuso que su rubio amigo terminaría por elegir la más extravagante.

- Con que las manías de Uzui-san se contagian

Zenitsu pagó el sencillo, pero adorable adorno y lo envolvió cuidadosamente en un paño para evitar mayores daños.

- Se parece a la empuñadura de tu espada – opinó Tanjiro al pensarlo mejor, percibiendo un aroma de melancolía de Zenitsu al instante de pronunciar estas palabras - ¿Zenitsu? ¿¡Zenitsu!? ¡Perdón!

Con el regalo a salvo , Zenitsu calmó al pelirrojo.

- Fue por instinto. Pero ahora que lo mencionas…

- El trébol blanco te traerá suerte en tus misiones y la trayectoria de tu vida. Como tu maestro debo asegurarme de que te guio bien. Tenme presente en esta empuñadura.

- Creo que definitivamente esa fue la razón.

Los tréboles blancos no aseguran la buena suerte.

Un destello de luz no puede iluminarlo todo.