Fictober🌸 Demon Slayer 🌸2021🌸

24🌸Brillo

 

Urokodaki se encontraba sentado esperando. Lo habían citado en la residencia de Oyakata-sama para una reunión anual entre cazadores.

No, se trataba de Ubuyashiki Kiriya, el puesto de Oyakata-sama había terminado junto a la disolución del cuerpo de cazadores de demonios.

Urokodaki, que había pasado una vida entera afiliado a la misma no pudo evitar sentir felicidad y dolor, por muy extraño que sonara.

Era extraña la sensación que producía saber que dos pilares actuales habían sobrevivido a la cruel batalla, y que sólo dos pilares de su generación contemplaran un anochecer sin demonios.

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-  Sakonji-san – percatándose de la presencia detrás de él pudo ver a uno de sus compañeros. La marca que surcaba su mejilla era algo duro de observar, y sobretodo el bastón en su mano.

- Hoy renunciaré a mi puesto de pilar. Quería despedirme y disculparme por este deseo egoísta teniendo en cuenta los números rojos de los cazadores. Espero que puedas respetarlo.

Agachando la cabeza, Jigoro Kuwajima se disculpó.

Urokodaki tenía una gran memoria. Y su sentido del olfato era tan agudo que conseguía percibir las emociones.

Y la que emanaba su compañero era de tristeza.

Sabía perfectamente que si existía algo que enorgulleciese a Jigoro era su excepcional velocidad. Considerado el más veloz entre los pilares, y a pesar de que su estatura era considerada una debilidad por los demonios, Kuwajima cumplía sus deberes de pilar.

- Mi oído aún no me falla Sakonji-san, y considero que obtuve la victoria sobre aquel demonio de lo contrario hablarías con un fantasma – reclamó burlón el hombre de treinta y cinco años antes de dar un golpe con su bastón – si lo ves por el buen lado, conseguiré envejecer, tal vez puede ser considerado una suerte demasiado grande. Es posible que incluso podré contemplar el crecimiento de la generación que acabará con los demonios; y si tengo aún más suerte seré el cultivador que los entrene.

Sakonji negó. Ni la generación de la era Sengoku, llena de prodigios había conseguido exterminarlos, se lo había dicho a Jigoro múltiples veces.

- ¿Te dedicarás a ser un cultivador, Jigoro-san?

- ¡Pues claro! – soltando una risotada se frotó las manos con maldad – me esforzaré de que mis discípulos sean útiles a la corporación, ¡Seré su gran pesadilla a la hora de entrenar! Mis sucesores no serán mediocres.

Sakonji sonrió. Él habría hecho exactamente lo mismo, convertirse en cultivador y entrenar a un digno sucesor.

- ¡Oh! Se me olvidaba, la edad comienza a afectar; no crees en mis palabras ahora, pero te lo aseguro Urokodaki-san. Tengo un buen presentimiento con la generación que viene, ¡jah! Quien sabe... ¿Y si tus sucesores derrotaran a Muzan? Tendrás que tragarte tus palabras!

Siempre sonriente aunque con un humor algo brusco; Kuwajima no había perdido su personalidad para nada, sabiendo que el camino para conseguir aspirar a ser un pilar no era fácil. Urokodaki lo sabía a la perfección.

- Sólo falta despedirme de Rengoku-san, el nuevo, Parece tener potencial, solo baja la guardia cuando le llegan cartas de su cuervo. Adiós, Sakonji-san, cuida de los más jóvenes.

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- Y sin embargo…

Dos pequeñas piezas consiguieron que los engranajes por fin se movieran. Aunque parecían oxidados aquellos jóvenes siguieron brillando y contagiándose de la luz.

Giyuu Tomioka, Tanjiro Kamado y también Nezuko, su protegida . Estaba orgulloso y se retractaba de todas las veces que negó la posibilidad de una victoria contra Muzan.

Zenitsu Agatsuma.

Fue cuando la sonrisa de Sakonji se había apagado.

Ese muchacho… sufrió bastante. Su hermano-compañero discípulo se había pasado al lado de los demonios y aun teniendo que lidiar con el seppuku de su mentor y maestro, también tuvo que limpiar el nombre de los usuarios del relámpago eliminando a su antiguo aliado.

- ¿Pasa algo, Urokodaki-san? – preguntó Shinjuro al llegar, sentándose cerca del expilar.

- Recordaba a un compañero – musitó Sakonji antes de sonreír.

Un sucesor digno.

Sakonji estaba seguro.

Al otro extremo del río Sanzu, Jigoro mostraba su más radiante sonrisa al ver cumplidos sus sueños y esperanzas.