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-¿Qué es lo que escondes Jimin?- Jeongguk habló deseoso de saber lo que sucedía pero a la vez respetando su decisión de contarle o no, siendo tan suave y delicado como solo él sabía serlo.

Y es que Jimin moría por contarle sobre las cartas y mensajes que le llegaron ese día, sobre como el desconocido jugaba con él y no podía ignorarlo, pues quería saber quién había causado todo ello, porque lo necesitaba estaba cayendo en un estúpido juego donde seguramente seria él el afectado y si las cosas iban a terminar de esa manera preferiría que nadie más resultara de tal manera.

-No es nada, Ggukie, estoy bien.- Contuvo su respiración en cuanto sintió la mano del pelinegro posicionándose en su brazo para atraerlo hacia su pecho, hacia su calor y ese delicioso aroma que lo volvía loco, no quería perder el control y terminar por contarle su secreto, no podía ser tan débil ante ese hombre.

-Mira, Jimminie, no quiero obligarte a explicarme todo, pero puedo notar que algo sucede, puedo notar tu preocupación, veo como miras a tu alrededor como si algo fuera a aparecer de la nada, estas absorto en tus pensamientos, sé que algo va mal...- escondió su cara en la curvatura del cuello de Jimin, disfrutando de su fragancia, de su suavidad y de lo perfecto que se sentía allí. –no importa si no me tienes la suficiente confianza como para decírmelo, pero puedes hablarlo con alguien más como Namjoon o Taehyung, estoy seguro que ellos te escucharían y ayudarían. Por favor no vidas las cosas solo porque no lo estas.-

Jeongguk no podía seguirle hablando así, no al tenerlo tan cerca, no con sus labios rozando su piel y su aliento pegado a su cuello, mucho menos hablándole tan suave, con tanto cariño y preocupación expuestas, si seguía de tal forma el pelirosa se tiraría a sus brazos y le contaría todas sus preocupaciones para que Jeon saliera como caballero y lo defendiera; sin embargo eso solo era parte de una fantasía y esta era la realidad.

-No puedo, no ahora... no tú.- Tal vez el pelinegro no sabía con exactitud a que se refería con esto, pero tampoco le pediría explicaciones y es le ayudaba a Park, no podía decirle las cosas porque el desconocido lo sabría, no en ese momento y en aquel lugar bajo miles de ojos y escuchados por miles de oídos y no él, no Jeongguk, no la persona que lo hacía sentir tan bien, tan vivo y tan amado, no podía perderlo.

Sintió los suaves labios del más alto dejando toques húmedos, suspirando en el acto y dejando caer sus manos en su cintura, acariciándola de arriba abajo, como si tuviera miedo de que él fuera a desaparecer de entre sus manos, algo que Jimin compartía, también tenía miedo de despertar y darse cuenta que Jeongguk no está con él, que ese sueño tan esplendido era solo eso, un sueño.

-Júrame que si esto se sale de tu control le dirás a alguien, júrame que dejaras que te ayude, que estarás a salvo.- Su voz se rompió a mitad de la frase, dejando ver su miedo a perderlo, dejando ver su debilidad.

-Te lo juro.-

・゜゜・・゜゜・

-¿Qué es lo que quieres que hagan?- Preguntó perdiendo la paciencia, desde su punto de vista nada de lo que hacía tenía sentido. –Escondiéndote por años, mintiéndole a todo el mundo, ¿y ahora quieres que Park lo sepa? ¿Qué descubra el plan? ¿Qué descubra tu identidad?-

-Park Jimin es mucho más de lo que siquiera podrías imaginar. Es un espléndido juguete.-

-¡Esto no es un juego, maldita sea!- El pelirrojo explotó, golpeando el escritorio frente a él. –Vamos a asesinarlos, a hacerlos sufrir y pagar por todo lo que han hecho y nos hemos esforzado demasiado por esto, ¡perdí a mi mejor amiga, a mi hermana por este plan como para que lo tires a la mierda solo porque te encanta Jimin! Son una mierda de personas y son nuestro objetivo.-

La persona frente a él ni siquiera se sobresaltó por el sonido o el bruco movimiento, en cambio se mantuvo con expresión calmada y una posición relajada, bebiendo de su copa como si aquello no tuviera nada de importancia, algo que sacaba e las casillas a Jeonghan.

-Jimin seguirá mis órdenes y quedara justo en la boca del lobo.- Dio el ultimo sorbo. –El plan se hace a mi manera, sin importar tus tontas ideas.- Se levantó de su asiento y en un rápido movimiento se acercó al mafioso, tomándolo por el cuello de su camisa sin importarle el objeto que se interponía en el medio, sus caras tan cerca que sus respiraciones se combinaban. –Y no se te ocurra volver a hablarme de esa manera, haz logrado todo esto gracias a mí así que si no quieres terminar igual o peor que ellos debes hacer lo que yo diga.-

Lo soltó y la sonrisa sarcástica volvió a su rostro, arreglando su ropa y despidiéndose con un leve movimiento de mano, dejando a Yoon alterado, con su corazón latiendo con rapidez y una terrible sensación en su cuerpo. ¿En qué mierda se había metido?

・゜゜・・゜゜・

Volvieron al hotel entre risas, luego de aquel momento de preocupación, dolor, caricias y promesas siguieron con su paseo, tomados de la mano compartiendo risas, sonrisas y miradas llenas de cursilería. En medio del camino Jimin se ofreció a comprar algo de comida y, a pesar de que tenía la intención de llevar al pelinegro a un restaurante hermoso y codiciado, terminaron comiendo perros calientes en la calle pero la verdad era que no importaba en donde o que estuvieran comiendo, lo que importaba era que estaban juntos y eso los hacía sentir en el paraíso por más tonto que sonará.

Como sus amigos aun no habían vuelto y creían que un tardarían, se dispusieron a mirar la película que Jeon le había comentado antes, al parecer combinaba el romance con la comedia, algo que al chico de cabellos rosas le encantó podía no demostrarlo pero adoraba las películas sentimentales, sentir la emoción con cada dialogo, el sufrimiento en medio de la tragedia y luego los besos más románticos del mundo y aquella historia le estaba sacando más de una carcajada.

Y por su parte Jeongguk disfrutaba más de la vista que le ofrecía su "amigo", la sonrisa implantada en su cara, sus reaccionas a todas las escenas, los pequeños saltitos de emoción que daba y ni hablar de cómo solía dejar caer su cuerpo sobre el suyo, apretando sus muslos y dándole uno que otro abrazo cada vez que algo sucedía. Sabía que estaba siendo muy evidente sin quitarle la mirada de encima pero tampoco no podía asegurar que el chico más bajo le estuviera prestando atención a esto.

Luego de un rato el pelirosa pasó sus brazos alrededor de su cuello, abrazándole, subió sus rodillas a su pecho y dejo que sus pies se colaran debajo del muslo del hombre a su lado, posó su cabeza en su hombro, disfrutando de su compañía y deseoso de un sueño muy bien merecido. Jeon aprovechó esto para pasar su brazo por su cintura y pegarlo más a su cuerpo.

-Eres tan acogedor.- expresó Jimin en un suspiro, provocándole una hermosa sonrisa a Jeongguk. –Te sientes... como casa.-

Y sin decir una palabra más se dejó vencer por el sueño, cerrando sus ojos por la calidez del cuerpo que lo envolvía con actitud protectora.

-Tú eres mi hogar pero yo no soy el tuyo.- confesó el pelinegro, sabiendo que Jimin no le escucharía. –Sé que lo haces por el plan pero eso no quita el hecho de que es Yoon Jeonghan tu pareja, tu prometido y que no habrá cosa que pueda hacer, nunca llegaré al nivel de él, nunca seré suficiente para ti.- Una lagrima solitaria se deslizo por su mejilla, cayendo en los cabellos coloridos de su amado, quien no pudo escuchar esas palabras para refutarlo, para explicarle y para hacerle entender que era suficiente

Jeongguk se durmió lamentándose por ser quien era, sin saber los verdaderos pensamientos de Jimin, mientras que esta dormitaba sin conocer los profundos sentimientos de este guardaespaldas, tan juntos y tan separados a la vez.

Esta vez no eran el mafioso más importante de Corea y el guardaespaldas, esta vez era solo Park Jimin y Jeon Jeongguk, los reales, sinceros, apasionados y temerosos.

Porque estando el uno con el otro podían mostrar su verdad, eran libres en aquella burbuja que creaban.

Les Affaires du Park ƪKookMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora