Les Affaires du Park ƪKookMin

VIII

-¿Quién es usted y qué hace en mi oficina?- Habló con un tono amenazador, sus guardias levantaron sus armas.

-Eso no es importante.- Se intentó acercar pero las personas encargadas de la seguridad de la otra no lo dejaron. -Me enteré de sus intentos para matar a los Park y no han salido según lo planeado, ¿No es así?- La otra persona no contesto al sentirse atacado. -Puede trabajar conmigo, le ayudare a lograr su objetivo y ganar mucho más... Sé cosas de los Park y el niño Kim que nadie más sabe, me necesita.-

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Jeongguk y Jimin estaban en aquel pequeño cuarto a oscuras, las cosas que habían ahí los obligaban a mantener sus cuerpos a escasos centímetros del otro. El pelinegro se había girado en dirección al más bajo pero no había dicho ni una sola palabra.

Jimin por su parte tampoco se sentía capaz de hablar o dirigirle la mirada, porque se sentía muy nervioso al tenerlo tan cerca y a su vez no podía controlar su respiración hasta el momento que empezaba a marearse.

-¿Esta bien?- Pregunto Jeongguk tocándole débilmente el brazo, Jimin se veía algo pálido y su equilibrio empezaba a flaquear. -¿Qué sucede? ¿Esta herido?- Lo reviso de pies a cabeza con la poca luz que el cuarto les ofrecía, no parecía tener una herida de bala pero su cara demostraba lo contrario.

-No... No.- Hablo como pudo. -No me gustan los lugares cerrados y pequeños.- Así es, Park Jimin sufría de claustrofobia, lo había descubierto cuando por error quedó atrapado en un clóset y era algo que lo seguía atormentando, no podía controlarlo, se sentía atrapado, más en ese cuarto tan pequeño y lleno de cosas.

El más alto no sabía cómo reaccionar correctamente, no podían salir, debían mantenerse ahí pero tampoco sabía cómo ayudarlo, tal vez su cercanía lo había empeorado. La respiración del pelirosa se hacía más y más pesada, optó por apoyarse en el pecho de su acompañante para no caer de rodillas al suelo, ahora se sentía mucho más encerrado, la desesperación se estaba haciendo presente.

-En realidad usted me agrada mucho, joven Jimin, tiene una personalidad peculiar y buena.- Lo primero que se le ocurrió fue responderle a lo que le había dicho hacia unos minutos, tal vez así podría distraerlo y podría estar funcionando, ya que el nombrado le miró esperando a que siguiera hablando. -Pero no soy bueno hablando con la gente.-

-¿Y por qué si hablas con Taehyung?- Jimin respiro con fuerza, aún no estaba del todo bien. -Soy ¿Molesto?-

-No, para nada, en serio que me agrada mucho. Con Taehyung es diferente, digo, él tiene una actitud que llama la atención de todos, nadie lo puede negar, así que me puedo desenvolver más fácil con él, con usted... Yo...- Dudaba ¿Por qué se sentía tan tímido al lado de Jimin? Claro que le caía muy bien y sabía que podían tener cosas en común, pero al tenerlo cerca se volvía estúpido y lo alejaba con su actitud. -Usted me agrada mucho y ya puedo considerarlo de mi grupo de amigos.- Por instinto tocó sus oídos, era un hábito nervioso.

Jimin sonrió, su respiración casi había vuelto a la normalidad, el prestarle atención a Jeongguk, sus palabras y gestos, ayudó a que se olvidará por un momento el lugar donde se encontraban. No había querido ser tan insistente con el pelinegro, sabía que el socializar no se les daba a todos y mucho menos cuando se sentían presionados, ahora se sentía mal por haberse comportado de manera tan infantil.

-No tienes que tratarme tan formal, somos amigos, ¿No?- Fue lo primero que se le ocurrió decir y eso provocó una sonrisa ladina en su compañero, una sonrisa que hizo que su estómago diera un vuelco, o solo era el teléfono de Jeongguk vibrando cerca de su abdomen.