XXXI

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-¿Y qué tal todo?- Pregunto Taehyung subiéndose a la camioneta, Namjoon no había vuelto a la cabaña la noche anterior y eso había resultado muy sospechoso.

-Buenos días, al menos.- Dijo intentando evitar el tema y peinando sus cabellos, los cuales ese día habían preferido la rebeldía.

-Imagino que todo salió bien, ¿Verdad?- El castaño no podía evitar reírse a lo desalineado que se veía su amigo e imaginándose lo que pudo suceder, sin mencionar su sonrojo. -Esta bien, no pregunto más porque son tus cosas, ahora vamos por Jimin.-

Miró por el espejo de su lado y pudo observar a Min saliendo del hogar, tan guapo como siempre, arreglando su traje y con sus labios en forma de línea, su pequeño hábito. No podía pensar que se veía tierno y jodidamente perfecto así, aunque no pudo observarlo más ya que Kim encendió el auto y siguieron con su camino, tenían mucho trabajo aquel día.

Por su parte Jimin despertó cuando los rayos de luz ya eran muy molestos en su cara, tenía un leve recuerdo de la madrugada al ver a un enfermero del lado de Jeon revisando su medicamento, notó desaprobación en su cara pero no le dijo nada, aunque tampoco podía afirmar que eso había sucedido en realidad ya que estaba tan cansado que sus ojos se cerraron sin más. Ahora no podía evitar abrirlos deseando tapar su cara y seguir durmiendo, hasta que recordó quien estaba a su lado.

Dios, que descarado era como para dormir en la camilla de un herido, debería avergonzarse, con razón aquel chico le había mirado de tal manera.

Sintió el calor del brazo del pelinegro rodeando su cintura perfectamente, como si estuviera hecho a su medida y sonrió para si mismo por la ternura que le causaba la escena, aquellos brazos y cuerpo a su lado parecían perfectos para él. Se levantó con delicadeza para no despertarlo, lo cual fue imposible pues con solo un movimiento abrió sus ojos asustado.

-¿A dónde vas?- Pregunto con voz adormilada y volviendo a cerrar los ojos por la luz.

-Eh... ¿A trabajar?- Contesto Jimin como si fuera obvio e imaginándose como una pareja casada.

Yah, Jimin, deja la estupidez.

El pelinegro pasó sus manos por sus ojos para acostumbrarse a la luz y luego los abrió para ver a el lindo chico con sus cabellos revueltos y su ropa desordenada, sus mejillas se veían algo rojas, seguramente del calor que hacía en el lugar y sus ojos aún se denotaban adormilados.

-¿Debes irte ya?- Deseo que sonara como una pregunta más, pero la ilusión de una respuesta negativa no pudo ocultarse.

-Si, hoy debemos fijarnos en el manejo de las empresas para prepararnos para un negocio grande, ya sabes cómo es todo esto.- Miro su apariencia en un pequeño espejo que había en una pared, joder, estaba tan mal.

-Te ves bien.- Hablo Jeongguk al notar su duda. -Siempre te ves bien.-

Una sonrisa apareció en los labios del más bajo, y se acercó riendo para golperlo débilmente por decirle cosas como esas.

-Ya cállate.- Dijo tímido.

-No estoy mintiendo.- Contesto el pelinegro como si fuera lo más normal del mundo.

-No sé que te sucede estos días, Ggukie, eres...- Dejo la frase a la mitad sin saber que palabra decir sin comprometerse.

-¿Coqueto?- Soltó dejando a relucir aquella sonrisa traviesa que estaba enloqueciendo al pobre Park, descaradamente paso su mirada por todo su cuerpo y volvió a su cara. -Estoy siendo coqueto.-

Los ojos de Jimin se abrieron lo máximo posible y su cuerpo dejo de responderle al igual que su mente, como si se hubieran ido a dar un paseo a quién sabe dónde y le dejaran solo en una situación tan importante como esa.

Les Affaires du Park ƪKookMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora