Les Affaires du Park ƪKookMin

XVIII

-Esta funcionando de maravilla.- Comento Jimin con una gran sonrisa tomando asiento frente al escritorio del pelirrojo. -No me equivoque al hacer negocios contigo.

Jeonghan le sirvió un poco de su whisky favorito, dándoselo con una sonrisa de orgullo dibujada en su cara, mientras bebía le dedicó una mirada a su socio, analizando su postura, su cara, sus labios, ¿Alguien podría llegar a ser tan guapo?

-Eres hermoso.- Comento sin miedo ni vergüenza.

Jimin casi escupe la bebida ante la sorpresa, agradeció que pudo contenerla, la pasó con cuidado por su garganta mientras sus mejillas ardían y Yoon se estiraba por encima de la mesa para limpiar una gota que se escapaba de sus labios para ponerla en los suyos.

-Jeonghan.- Dijo su nombre con vergüenza y bajando su mirada a su regazo.

-¿Qué? Ya te he dicho muchas veces que tienes toda mi atención e interés, solo estoy diciendo lo que pienso.- Volvió a su lugar tomando la mano del menor, este miró la unión.

Jeonghan le causaba curiosidad y nervios, estaba tan idiotizado con aquellos alagos que no podía evitar querer que el hombre mantuviera sus ojos sobre él, pero sus amigos podrían estar en lo cierto y le estaba dando mucha confianza al mafioso.

-Realmente me gustas, Park Jimin.- Susurro el pelirrojo acercándose de nuevo, sus ojos eran hipnotizantes, todo en él lo era. -¿Puedo besarte, hermoso?- Era una pregunta que al parecer se le había hecho costumbre, hacia unas semanas había sucedido, su primer beso con su socio mafioso, y a pesar de ser el primero no fue delicado, se denotaba lo mucho que se deseaban y eso solo se intensificaba con el tiempo.

El pelirosa se dejó llevar, dejando de lado sus pensamientos y solo pensando en el delicioso aroma del hombre, que le envolvía y lo enloquecía. Sintió como Jeonghan se acercaba lentamente con su mirada fija en sus labios, humedeciendo los suyos, estaban tan cerca que sus respiraciones se combinaban y el sonido de ellas parecía tan electrizante, como si una respiración fuera sexy.

Al parecer perdió la paciencia y se tiró sobre Jimin, besándolo con furia y pasión, con gran deseo de probarlo, no les importaba si se veían bien o no, lo que importaba es que ese deseo de probarse el uno al otro lo habían mantenido por mucho tiempo como para seguir soportandolo, el más alto tomó con una mano la cintura del otro y lo impulso para que se levantará, Park hizo lo que aquellas manos dominantes le indicaban, dejaron de besarse por un momento donde el pelirosa paso por encima del escritorio y se sentó frente al mafioso, este se abrió un espacio entre sus piernas y volvió a besarlo, si el deseo tuviera olor todo aquel que pasara por aquella oficina podría sentirlo.

Jimin sintió como Jeonghan bajaba por su cuello, como dibujaba su mandíbula con sus besos y algunos jadeos salieron de su boca sin notarlo, aquel hombre encendía todo en él, aquel peligro que representaba solo le llamaba más la atención, quería jugar.

El pelirrojo volvió frente a él, mirándole de arriba a abajo y Jimin abrió sus ojos... Pero frente a él ya no estaba Jeonghan, ya no era el pelirrojo... Era... Era Jeongguk, con su cabello negro algo despeinado, sus labios rojos, aquel lunar bajo ellos llamaba su atención, su mirada parecia llena de admiración, no, no. No podría estar pensando en Jeongguk cuando estaba con Jeonghan, quiso sacarlo de su mente hasta que esté se acercó a su oído y perdió el control, podía desear a Jeonghan, podía que este causara muchas cosas en su interior pero nunca alcanzaría al efecto que causaba el pelinegro sobre él.

Sin esperar pasó sus manos por su cuello y lo llevo a sus labios, tomó de su cabello y dejó que sus emociones explotarán, sentía que en cualquier momento su corazón saldría de su pecho. Hasta que volvió a abrir los ojos y se dio cuenta que solo había sido una mala jugada de su mente, su amigo no estaba allí, solo era Jeonghan.