L'amoureux

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Los enamorados significan amor incondicional, vibrar desde el corazón para lograr lo que nos de una vida plena y llena de felicidad. Un nuevo encuentro, una elección.


Argos se removió, sujetando las sábanas con fuerza. La fina tela de lino que cubría su pelvis subía y bajaba.

Craso estaba entre sus piernas de nuevo y Argos estaba tan feliz con ello. Una succión fuerte hizo que Argos encogiera los dedos de los pies y sus piernas se cerraran, sosteniendo la cabeza del hombre entre sus extremidades inferiores.

Un ruido obsceno resonó en la habitación cuando Craso dejó de chuparle el pene duro como una roca y subió dejando un sendero de cardenales violáceos en su cuerpo níveo.

― Hola...

Le dijo cuando sus rostros estuvieron de frente. Argos desvió la mirada y Craso lo sujetó del mentón.

― Te he saludado.

― Hola — respondió Argos, sus ojos todavía no se encontraban con los del hombre.

― ¿Qué sucede? ¿No te guste que te despierten así? Además, no creo que sea timidez. Hace una semana no...

― Quiero volver a mi hogar.

Replicó, desviando las insinuaciones acerca de lo sucedido entre ellos. Craso chasqueó la lengua, le acarició la cadera, su mano deslizándose hacia arriba y hacia abajo.

― Sabes que eso es imposible.

― Un emisario ha venido por mí.

Craso frunció el ceño.

― ¿Cómo lo sabes?

― Siento la presencia de uno de ellos.

― No voy a dejarte ir... — sentenció.

― Entonces, deberás matarme porque no voy a quedarme encerrado en este lugar.

Craso negó y dio un gran suspiro.

― Primero debes enseñarme.

― ¿Sí? ¿Y cómo? Mientras sólo aparezcas para estar dentro de mí es un poco difícil.

― Te he lastimado...

Dijo Craso y acarició el rostro del muchacho debajo de él.

― Fue apenas, y ya sané.

― No — interrumpió —. No hablo de eso, sino de...

― ¿Mi corazón?

Argos rio, un par de lágrimas escaparon.

― Mi vida como la conocía se ha destruido. Claro que he sido lastimado, sin embargo, entiendo que hay un plan mayor a esto.

― ¿Cómo lo logras?

― ¿Qué cosa?

― Escuchar a tu corazón.

Argos acarició los brazos del hombre que lo envolvían.

― No es explicable con palabras.

Craso se deleitó una vez con su belleza y sus labios se unieron en un beso lleno de ardor. Lo cubrió por completo. Argos extendió las piernas al límite para que su amante descansara todo su cuerpo en él.

Craso lo sostuvo del cabello con fuerza, sin apartar las bocas. Un beso cargado de lujuria, sentimientos encontrados, de sabores compartidos. Sólo frenaba su boca un segundo y Craso abría los ojos para grabar cada gesto de Argos en su retina. Y entonces, sus labios volvían a adherirse.

Argos - Dioses y bestias (Romance gay +18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora