La Maison Dieu

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La casa de Dios o la Torre simboliza el quiebre de las estructuras que vienen del pasado y nos aprisionan. Hemos construido muros para protegernos de lo malo que nos pasó, el arcano 16 nos pide que rompamos esa torre y la derribemos, liberándonos.


Argos despertó y sintió que su corazón latía a toda velocidad, se sentó en la cama asustado, dándose cuenta de que había llegado a Zama, que estaba en su cuarto.

― Craso, amor, ¿estás ahí?

Tocó su pecho, acariciando el centro de poder, pero, nada encontró. Sin respuesta que le mostrara que su amante estaba cerca.

Se levantó, vistiéndose y saliendo de la habitación, dirigiéndose a la sala en donde seguramente se encontraba Darius y Flavio. Sin embargo, cuando llegó el lugar estaba vacío.

Frunció el ceño y caminó al otro extremo del palacio, encontrándose con guardias en el camino que le dijeron que no habían visto al príncipe Darius.

Llegó a la habitación y golpeó la puerta con fuerza.

― ¿Quién es?

― Darius, soy yo...

Dijo, y todo quedó en silencio. Después de varios minutos Darius abrió la puerta y Argos encontró a su primo y al General Flavio sentados alrededor de la pequeña mesa, tomando una copa de agua con limón.

― Argos, despertaste — su primo lo abrazó con fuerza y Argos correspondió el brazo.

Sus sentidos ampliándose y todo lo que había sucedido llegó a su mente.

― Había varios temas que tratar y decidimos hacerlo en un lugar más privado.

Dijo Flavio, poniéndose de pie y acercándose al príncipe. Argos tragó saliva.

"No sabía que para eso tuvieras que follarte a mi primo en la cama y en la bañera".

Frenó la respuesta, a él nada le importaba lo que acababa de suceder, pero, aun sin sus sentidos magníficos, era obvio que estos habían hecho mucho más que hablar...

― Tenemos que rescatar a Craso...

Dijo, con sus mejillas al rojo vivo, caminando hacia una de las sillas y tomando asiento junto a los amantes.

― ¿No puedes hacer como hiciste conmigo?

Argos negó, moviendo sus manos.

― Lamentablemente no es un poder que maneje a la perfección. De hecho, diría que se mueve casi involuntariamente. Además, si lo logré, fue porque hubo una gran disposición en ti...

― Es lo que le dije — aseveró Darius —. Ha comenzado a conectar con los centros superiores.

― No estoy seguro de que Craso pueda hacerlo, por lo tanto, deberemos llegar a él en forma física. Con un gran ejército.

― Essenia tiene medio millón de soldados listos para la batalla — sentenció Flavio —. Nínive cerca de 400.000. Es una fuerza enorme.

― Lo sé — respondió Argos —. Nosotros apenas somos 250.000. Regia tiene cerca de media millón también.

― Entonces hay que hablar con Regia.

― Sí, pero...

― ¿Qué?

Argos se puso de pie, y caminó hacia el balcón, afirmándose en él.

― Es hora de que demos luz a este mundo, Darius. Para eso vinimos.

Argos - Dioses y bestias (Romance gay +18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora