Le Mat

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El loco, simboliza la búsqueda de un nuevo rumbo, sin perder tu esencia, liviano de equipaje, siendo uno mismo pese a lo que los demás digan. El loco es el que se anima, al que nada lo detiene, el que entiende que va al mundo siendo él mismo y eso, es lo único que importa.

― Nadie es tan bueno o malo como crees hijo mío, dales la oportunidad del entendimiento, el mismo que sus ancestros les negaron.

Argos tragó saliva mientras se paraba a las puertas de Zama, su reino, junto a su padre, Praius. Odiaba a las bestias, bueno, en realidad, los evolucionados carecían de esa capacidad, sin embargo, el muchacho, por momentos, lo sentía.

Sentía el dolor de sus hermanos que habían muerto en batalla a manos de las bestias, sentía sus corazones romperse cuando mujeres y niños eran vendidos, esclavizados y ultrajados para su propio beneficio.

No, las bestias no tenían perdón, sin embargo, Praius, su padre, creía en la fuerza del corazón.

¿Qué significaba eso según su padre?

Bueno, simple, todos los seres humanos tenemos capacidad de emitir altas frecuencias, tenemos la habilidad de ascender desde ese órgano que late en el pecho hasta que abandonamos el mundo.

El mundo después de 2022 fue testigo de la ascensión de algunos, fue testigo de cómo el bisabuelo de Praius llevó a muchos a la luz de la conciencia y al renacer.

Un siglo después, eso, sólo era una gran utopía, el mundo no tenía ganas de renacer. Había demasiados intereses en la oscuridad como para ver la luz. Sólo un grupo alcanzaron la ascensión, el resto se dedicó a los que siempre se dedicaron los seres humanos: destruir.

El planeta había quedado dividido en 19 reinos, dos de los cuales, únicamente Zama y Regia, pertenecía a humanos evolucionados.

― Si no fuera tan imbécil, me acostaría con él.

Argos cerró los ojos y rio ante el comentario de Artemisia, su hermana melliza, cuando el hijo del gobernante de Nínive, uno de los reinos más poderosos de las bestias, hizo su aparición entre su ejército.

― Cállate.

― ¿Qué? Todavía tenemos el don de deleitarnos con la belleza física y Craso de Nínive tiene mucha...

Argos negó varias veces y frunció el ceño. Si su hermana supiera la clase de monstruo al cuál estaba venerando. Craso, era una mole de 2.05 metros de puro músculo y poder. Piel dorada, bañada por el sol agobiante de Nínive, y unos ojos verdes que, en batalla se impregnaban de llamas y rayos.

"Es invencible".

Praius le había dicho eso en la última contienda en donde más de la mitad de su ejército había perecido.

"Debemos hacer un acuerdo".

Y esa sentencia de su rey había llenado de angustia a Argos ¿Pactar con las bestias? ¿A cambio de qué?

Entonces allí estaban, medio millón de soldados liderados por Eusebio y Craso, padre e hijo, igual de letales, traidores y mortíferos. Buscando "frenar" la guerra que llevaba más de 2 décadas. Argos todavía recordaba despertar en las noches y ver las llamas de la ciudad y los gritos ensordecedores de la población que era mutilada y quemada viva. Tenía 25 años, pero sus recuerdos de la infancia estaban tan claros, eran tan nítidos como las aguas de Minerva, el único río de agua limpia que abastecía la ciudad de Zama.

― Han llegado preparados para la guerra no para una tregua.

Le advirtió Ciro, su mejor amigo y uno de sus mejores generales.

Argos - Dioses y bestias (Romance gay +18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora