Le soleil

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El sol es el encuentro con mi yo interior, construyo un muro y dejo el pasado atrás, he entendido que todo hasta ahora, ha sido un juego, y decido jugar a lo que me gusta. Suelto las decisiones pasadas y confío, avanzo, con éxito, sabiendo que esta nueva oportunidad depende de mí y de nadie más.

Argos sintió las rodillas en el concreto, y abrió los ojos. Estaba mareado, era la primera vez que se teletransportaba a un escenario desconocido. Jamás había estado en Essenia, no tenía idea de cómo era el palacio, ni la ubicación de la prisión.

― Amor, guíame...

Intentó buscar con su voz interior a Craso, escucharlo, así como había temblado ante su dolor físico, pero, no hubo respuesta. Tragó saliva, presionando sobre su corazón. Guiándose por la intuición, por esos sentidos que los evolucionados poseían.

"Ángeles con los pies en la Tierra".

Se movió sigilosamente, afirmado a la pared, esquivando los guardias que iban y venían, armados hasta los dientes. Se estaban preparando para la batalla. Y con seguridad, el blanco sería Zama.

Carajo, rogaba que Flavio y Darius hubieran llegado sanos y salvos a Regia y que la reina los ayudara.

Las escalinatas daban a tantas direcciones, hacia arriba, abajo, el miedo invadió a Argos, haciendo que la duda se instalara en su corazón.

Respiró profundo, una y otra vez, concentrándose, liberando su poder, eso que lo hacía único, y que le daría la libertad a su amado.

El latido llegó con fuerza, con tal intensidad que estuvo a punto de dejarlo de rodillas, indicándole el camino.

Los ruidos de pasos se tornaron nítidos, y Argos corrió a esconderse detrás de uno de los armarios antiguos.

― El rey estará molesto.

― Lo sé, pero, nunca pensé que moriría...

Argos apretó los dientes, a punto de dar un grito. Tenía que calmarse, debía llegar a Craso como fuera. Los hombres hablaron algunas cosas más y salieron de la habitación. El príncipe se cubrió la boca, a punto de derrumbarse en llanto.

"Necesito llegar a él".

Corrió escaleras abajo y percibió puertas cerrarse, y. junto con ellos, el sonido de candados y llaves golpeando el metal. Estaba cerca.

Dio pasos seguros, pero, muy lentos, descendiendo peldaño por peldaño la lúgubre escalera, el fuego de las antorchas cada vez se tornaba más potente, dada la oscuridad del ambiente, en donde no había ningún tipo de ventilación.

Se cubrió la nariz, su estómago a punto de descomponerse dado el olor putrefacto de la carne, excremento y orines. Estaba cerca, era consciente del terror que habitaba en esa inmundicia.

― ¡Hay que sacarlo de aquí e informarle al rey!

Exclamó uno de los hombres que venía directo hacia él. Fue cuando Argos tomó la espada y presionó sobre la empuñadora.

― ¡El príncipe Argos!

Gritó el hombre y, entonces, Argos descubrió su humanidad, como el ser humano iba de una dimensión a otra, y que, tenía tanto de bestia como de evolucionado. Un corte puro, sobre la garganta, el tipo cayó de rodillas sobre la escalera y la sangre brotando a chorros.

Cerró los ojos y volvió a respirar, había asesinado a un ser humano. Sin perder tiempo corrió por las escaleras, llegando al final, viendo que había numerosas puertas las cuales atravesar hasta descubrir donde estaba su amor.

Argos - Dioses y bestias (Romance gay +18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora