Epílogo 1

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Tuvo un amor hace unos años. Sé que le dije a Darius que nunca había sentido esto, pero, sí, hubo alguien antes de Craso. Mucho años antes. Alguien especial, alguien con quien compartía mis días. Pero, como todo lo que ocurre en este planeta, como la mayoría de las cosas que amamos, lo perdí.

Lo perdí.

Y parte de mi vida murió con él. Todavía, a veces, recuerdo sus ojos, esos que no se van a pesar del tiempo ocurrido. Lo único que no he olvidado de él, además de sus manos.

Estoy aquí, en las puertas del templo, en las puertas de un nuevo comienzo. Hoy mi rey se casa, Craso de Nínive se une a Argos de Zama. Estos días desde que anunciaron su compromiso han sido una batalla constante. Por parte de los evolucionados que todavía no nos aceptan, por parte de las bestias que aún nos sentimos cohibidos ante estos seres que, a veces, no parecen humanos.

Regia, Essenia, Mercia, Pharos se han unido a nosotros, a nuestra lucha por un mundo mejor. No obstante, son muchos los que todavía no comprenden este mensaje y continúan observándonos como una amenaza, como traidores.

La gente va y viene e ingresan al templo, hoy es un día de celebración, un maravilloso día para todos.

*********

Argos dio un suspiro, y se concentró en su corazón que latía emocionado. Sonrió, sabiendo que iniciaba un nuevo camino. Que había completado "el camino del héroe" sólo para salir al mundo e iniciar uno nuevo. Es ciclo perpetuo de la vida, nada muere, todo se transforma. Espíritu y materia, parte de lo mismo, para de hacernos seres humanos capaces de crecer, sentir, amar, aprender, perdonar, sí, somos capaces de eso, a pesar de que cuesta, que, a veces, hay que pagar un precio por ello.

Craso nunca había sido respetado por su padre, nunca había sido amado, sin embargo, en su interior había semillas de amor y respeto, de lo contrario, Argos no estaría vivo. El entendía y agradecía por ese día en que sus miradas que se cruzaron, pese a la pérdida de su padre, su hermana, y su mejor amiga. Creyó en un mundo mejor, en cosas mejores que él también merecía.

Ahora estaba a punto de sellar su unión con ese hombre maravilloso.

Llevaba una toga blanca, flores blancas en la cabeza y laureles al estilo griego. Helios iluminaba el cielo con poder y belleza.

"Belleza".

Había tanto en ese mundo que la tenía y Argos estaba aprendiendo a verla, incluso en los lugares oscuros.

― Un gran día, mi rey...

― Darius...

Su primo se acercó, luciendo una toga similar, junto a un pantalón, ropajes al estilo beduino para protegerse del sol. Ambos se abrazaron.

Argos - Dioses y bestias (Romance gay +18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora