- вυrɴιɴɢ мe - [JυsтιηB] 1Temp

"Le importo"

Veinte #Phoebe

Samantha esta a punto de echar humo por las orejas. De verdad que juro que esta más roja que un tomate. Me causa risa y ternura al mismo tiempo, me hace sentir bien que ella se ponga de esa manera porque quiere decir que le importo, pero también estoy molesta porque no pensaba decirle nada de lo ocurrido. Y aquí estamos, ella queriendo elegir el lugar donde enterrar a mi padrastro.

- No es para tanto, no entiendo porque Amanda te ha llamado. 
- Porque ella es una buena amiga y se preocupa por ti, veo justo que me lo contase. Además, ¡¿Por qué demonios no podía yo saberlo?!- se altera y ruedo los ojos
- Precisamente porque ahora pareces un poco loca, eres como una olla de presión a punto de explotar. - ella me fulmina con la mirada y le doy una media sonrisa
- George es un gilipollas, me importa una mierda que sea tu padrastro. 
- Estoy completamente de acuerdo contigo, pero tranquila.

- A veces me gustaría que te fueras con tus abuelos, aunque eso signifique marcharte al otro lado del país, todo con tal de que no tengas que soportar a tu padrastro y su depresión en aumento- ella se queja, yo resoplo no queriendo volver a hablar de lo mismo

- Lo se, pero en realidad con mis abuelos no estaría mucho mejor, sabes que su situación económica es pésima y yo no pienso ser una mal mantenida- y me encojo de hombros y es cierto, aquí por lo menos me mantego a mi misma. 
- Esta bien, en eso tienes razón, pero que lo sucedido con George, más le vale que no se repita. Y no hace falta que diga que para la próxima cosa que pase, mala o buena, no tenga que enterarme por Amanda. 
- Si, mama- ruedo los ojos y robo una de sus pipas. Ella se aleja de mi en el banco. Riendo miro hacia adelante, viendo a un niño de no más dos años persiguiendo a otra niña por todo el parque. 
- Hablo en serio. 
- Que si, joder. - ella tira de mi cola de caballo- ¡Ey, no seas perra!
- La perra mayor aquí eres tú- me acusa con el dedo y sonriendo maliciosa 
- Si, bueno, yo no fui la que se largo todo un fin de semana con una chico- ella me miro boquiabierta.
- Que golpe más bajo. Eres una gran zorra.- me acusa y yo sonriendo victoriosa
- No te desvíes, cuéntame todo. 
- No paso nada interesante- yo enarco una ceja y ella desvía la mirada. De esta no se libra.
- No sabía que pasarse todo el fin de semana follando no es algo digno de contar. 
- Oh vamos, Phoebe. A ti no te gusta que te cuente detalles, así que no entiendo porque preguntas. 
- No te pido que me cuentes que tal te la mete, sólo si es grande y cuanto aguanta, ya sabes- digo pícara y suelto una carcajada al ver su cara
- Eres una guarra. 
- Oh, cariño, aprendí de la mejor- y guiño un ojo- vamos dime, ¿Qué hiciste?
- En realidad nada, me cabree con él la primera noche- yo la miro atenta esperando más detalles, ella termina suspirando dándose por vencida- fuimos de fiesta, después de una buena ronda de sexo, y el muy cabrón comenzó a coquetear con otras en mis narices. 
- Mmm ¿Por qué no me sorprende?
- Si. Lo odie en ese momento, ¿para que me quería allí si iba a comportarse así? Me quedé con él porque no tenía alternativa pero lo ignoré el resto del fin de semana. Así que no, Phoebe, no estuve follando como coneja. No soy como tu con Justin- me pica
- Lo siento por ti, Sami, ambas sabemos que Alex es un mujeriego de lo peor. ¡Y a que demonios viene nombrar a Justin! - me cruzo de brazos ofendida. Todo bien hasta que lo menciona.
- Si, pero si quiere volver a tener este cuerpazo sobre él haciéndole unas grandes e impresionantes juegos, tendrá que suplicar. Y menciono a Justin porque sé que ustedes dos duran horas y horas encerrados y no precisamente viendo una película de Disney.- me suelta pícara
- Primero; arg, no hacía falta que me dijeses eso. Y segundo, yo no estoy con Justin. De hecho, no sé nada sobre él desde que lo vi en la playa con su perrita. Lo nuestro ya es agua pasada- y me encojo de hombros. Sami suelta un carcajada
- ¿Se supone que tengo que creer que te diste por vencida con él? Tú no lo superas ni lo superarás. 
- Bueno, más te vale creerlo. Porque ante el mundo es así. 
- Con que ante el mundo, eh. - sin más palabras ambas nos entendemos. Sonrío mientras la miro con complicidad.

Miro hacia un lado y tropiezo mi mirada con unos profundos ojos mieles. Le miro de arriba bajo con paciencia, deleitándome con él, incluso encima de la ropa es matador. Sexy. Cuando llego a su cara, veo su sonrisa torcida y maliciosa que me vuelve realmente loca, Dios, tengo ganas de lanzarme sobre él como si fuese una fan de los Jonas Brothers. Él, Justin Bieber, me enciende tanto.

Ruego que mi corazón se normalice porque esto no es normal.

Sólo me ha mirado y estoy a punto de babear.

- Chica, disimula- me molesta Sami y la fulmino con la mirada
- Largo- murmuro mientras me levanto, sólo tengo que cruzar la calle hacia el parque para tenerlo cara a cara. Me lo comería a besos. 
- ¿Qué?- pregunta confusa
- Que te vayas, voy a hablar con él. 
- Pero.. 
- L a r g o
- Que moja bragas eres- me acusa, le doy una mirada significativa y ella se levanta también, se despide de mi con dos besos y antes de que ella de dos pasos yo ya me encuentro caminando hacia él. 
- Hola - acabo con nuestra distancia y le doy dos besos muy cerca de los labios. Que delicia. 
- Por fin apareces- frunzo el ceño pero entonces recuerdo nuestro último encuentro. Mierda. Que bajón. 
- He estado ocupada.
- ¿Esperando que desaparecía el moratón de tu mejilla?- trago en seco. 
- No entiendo a que te refieres. 
- Cuando te vi en la playa estabas mal, no lo niegues. Ni siquiera fuiste capaz de abrirme la maldita puerta de tu casa, estaba preocupado por ti. - que diga aquello hizo que se me hinche el cor

razón. Justin estaba preocupado por mi. 
- No sabía que habías ido a mi casa- digo nerviosa
- Oh, claro que lo sabías- él da un paso hacia mi- te envié mensajes y sino tu amiguita te lo dijo, ella me vio allí. - murmura y me siento más confusa
- ¿Amanda?- él asiente y no entiendo porque ella no me dijo nada- no me lo comentó. Y tampoco leí ninguno de tus mensajes, los borré directamente- digo orgullosa-. De todos modos, ¿para que fuiste a mi casa? ¿Preguntarme que tal estoy y después follarme y largarte?- suelto en un impulso. Él me mira como si estuviese loca.
- No. Para preguntarte quien demonios te hizo eso y romperle la cara.

Y Dios, mi corazón acaba de tener un electroshock. Le importo.