Dime la verdad

258 31 74
                                    

La alarma de las 7 am lo despertó. Con un manotazo intento apagarla pero solo logró tirar al suelo el reloj despertador.

Sus brazos no le respondían aún y parecían que estaban tullidos por haber dormido en ese catre incómodo.

Había pasado la noche en el taller, no era la primera vez, pero parecía que está sería por tiempo indeterminado.

Tal vez se alquilaría un monoambiente o se armaría algo más cómodo ahí.

Volver con su hermano no era una opción viable. Ahora eran una familia de cuatro en una casa pequeña dónde solo había dos habitaciones. No dudaba que Shion le daría su espacio nuevamente. Era hora de independizarse.

Se vistió con el mameluco color azul, solo la parte de abajo, y una camiseta blanca con manchas viejas de grasa.

Salió a la tienda más cercana a comprar su desayuno.

Al volver al taller, se dio cuenta que un auto lujoso lo estaban esperando en la puerta.

Cuando el conductor vio que Mu se acercaba a la persiana aún cerrada del taller, bajo del auto para esperarlo junto al auto.

El tibetano al ver ese hombre alto y de buen porte, con ese cabello negro, se puso en alerta. Unas gafas negras cubrían sus ojos, aún así lograba divisar quien podría ser.

- Malditos ricos y sus autos caros - mascullo para si el pelilila.

El elegante hombre, que se mantenía apoyado en su auto, se acercó a Mu una vez que llego a la persiana del taller.

- Buen día ¿señor? - saludo Cid sacándose los lentes de sol.

Mu al verlo de lejos lo primero que pensó que se trataba de Shura, pero este hombre era terriblemente parecido al español, solo con más edad por supuesto.

- Mu, solo Mu - admitir que no tenía apellido era muy humillante para él y un recuerdo constante de su posición social de dónde venía.

- Siento presentarme tan temprano pero estoy por entrar a trabajar y necesitaba dejarte mí auto, soy el Dr. Maldonado un gusto.

Mu cayó de cuenta que ese hombre era el padre de Shura o algún pariente. Pero a juzgar por el terrible parecido, era el padre.

- No se preocupe señor - apretó el botón del control que abría la persiana del taller mientras sonreía falsamente por que detestaba todo lo que le hiciera acordar a Shura y Shaka.

- No se preocupe señor - apretó el botón del control que abría la persiana del taller mientras sonreía falsamente por que detestaba todo lo que le hiciera acordar a Shura y Shaka

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


La mañana había llegado y con ella los recuerdos de lo sucedido el día anterior.

No tenía ganas de abrir sus ojos y que todo lo sucedido fuera real. Esperaba que sea un mal sueño de esos que se acaba al despertar y solo te dejan una amarga sensación.

Le dolía la cabeza pese a que se había tomado calmantes y su amigo había insistido que tomara pastillas para dormir.

Derrotado al darse cuenta que no podía seguir dilatando su vuelta a la realidad, abrió sus ojos para encontrarse con una mata de cabellos rubios.

Gracias a ti #pgp2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora