One and only

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Nota: la canción de portada fue una inspiración para el capítulo.

La charla con Milo lo había sacudido a niéveles inimaginables. Su cuerpo se sentía endeble por el terrible sinceramiento que ambos habían tenido hace un par de horas.

Aún seguía en el departamento de Shura, vestido con su ropa y escuchando la última canción que se reprodujo en aquellas paredes.

"Solo el amor puede doler así" y vaya que tenía razón, en ese momento el amor apestaba para él.

Sentia la peor persona del mundo, la culpa era su única compañía junto con el whisky allí.

Lastimó a Milo y Shura en su proceso de descubrir  realmente cuales eran sus sentimientos.

¿Qué haría ahora? ¿Iría a buscarlo llevarle todos su mierda a él? Ni siquiera sabía si lo aceptaría, empezando que aún tenía que encontrarlo.

Lo había lastimado tanto que pensaba que no merecía una oportunidad con el español.

Su cabeza dolía de tanto pensar en las posibilidades que tenía de volver a verlo.

Dejó la botella a un lado, el alcohol solo empeoraba la situación. Una ducha sería mejor.

Luego de unas horas revolcándose en su propia miseria

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Luego de unas horas revolcándose en su propia miseria.

Decidido que así no llegaría a ningún lado. No podía esperar a que por milagro Shura decidiera volver. Debía de ir a buscarle y si aún lo aceptaba pues confesarle que también lo amaba, que había sido imbécilmente ciego y jamás se había dado cuenta que confundió el sentimiento de amor con amistad.

Abandonó el piso del capricorniano para dirigirse con la única persona que sabía el paradero de azabache, Cid.

Manejó tranquilo hasta Versalles, pensando que le diría a su colega. No tenía muchas opciones en si más que la verdad. Que tarde se había dado cuenta que amaba a su hijo, que Milo habia tomado la iniciativa de divorciarse, por el bien de los dos y que necesitaba encontrar a Shura.

Lo único que esperaba que Cid no se tomara a mal todo está locura ya que era bastante protector con su único hijo.

Se miró en el espejo del retrovisor, tenía una cara de destrucción total al beber y llorar por horas, que más daba, era como se sentía en ese momento y quizás el cardiólogo se apiadara de él al verlo en ese estado.

Masajeó un poco sus ojos con las yemas de los dedos para aliviarlos y bajar un poco la hinchazón.

— Buenos días Camus — saludó Nuria una vez que abrió la puesta.

— Buenos días Sra. Maldonado — respondió cohibido y nervioso.

— Oh cariño, dime Nuria, te conozco desde que usabas pañales.

La castaña lo invitó a ingresar a la mansión mientras llamaba a los gritos a Cid que enseguida se unió a ellos en la sala.

— Hey Camus — saludó el mayor palmeando la espalda del acuariano — que bueno verte aquí — hablaba mientras observaba extrañado el rostro del menor — ¿Quieres beber algo?

Gracias a ti #pgp2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora