Haré lo que me pidas

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  Nunca había sentido tanto miedo y desesperación, como en ese momento.

Era una tarde trágica, triste y desolada, solo faltara que lloviera para coronar tan terrible panorama.

Estaba sentado en un rincón dentro de la ambulancia, sostenía en sus brazos a Orfeo y a su lado, Mystoria se refugiaba en su costado, tapando sus ojos para no ver a su papá acostado en la camilla mientas era atendido por los paramédicos.

Inmóvil y paralizado, veía shockeado como asistían el cuerpo dormido de su esposo, como le proporcionaba oxígeno e intentaban reanimarlo.

El sonido de la sirena era ensordecedor, le dolía más el alma que la cabeza. Volteó hacia la pequeña ventana del vehículo, observó las luces del exterior, que se reflejaban en su endurecido, pálido y ojeroso rostro.
Apretó más a su cuerpo a los niños.

Hacía frío y estaba lloviendo.

Una falla en el corazón y un paro cardíaco, había sufrido Kardia, eso fue lo que él médico de urgencia le había dicho.

Mientras los especialistas hacían todo lo posible para estabilizar a Kardia, Degel estaba sentado en la sala de espera junto con sus niños.

Aún no reaccionaba, estaba mojado mirando hacia la nada, pensado que haría de su vida si su esposo no estaba en ella.

Inconscientemente, todos los momentos vividos con el escorpiano, se reprodujeron en su mente como una película de su historia y sin poder contenerse, sus lágrimas comenzaron a caer, imitando la lluvia que azotaba a París, en un llanto desconsolado.

Luego vaciar sus ojos completamente, saco su teléfono del bolso y llamó a todo mundo.

A su familia y a Camus.

Vanessa se horrorizó al recibir la llamada

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Vanessa se horrorizó al recibir la llamada.
Quería mucho a Degel y a Kardia.

Nerviosa, apuro a su esposo Defteros para seguir las instrucciones que el acuariano les había dado.

Necesitaba ir al hogar de su colega y llevarle cosas de los nenes, ropa y el cochecito.

Apenas llegó a la casa, vio los estragos de la escena que allí se había desarrollado, algunas cosas tumbadas y un pastel quemado.

Tenía ganas de llorar, todo era una tragedia que le estrujaba el corazón. Quería mucho a Degel y odiaba verlo sufrir.

Ni él ni Kardia, merecían lo que les estaban pasando.

Camino hasta la habitación, la casa estaba tan silenciosa que parecía una película de terror.

Tomó de los cajones lo que necesitaba e hizo lo mismo en el cuarto de los niños.

Lo único que rogaba era que Kardia saliera de esta y no dejara solo a Degel y los niños.

Lo único que rogaba era que Kardia saliera de esta y no dejara solo a Degel y los niños

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Gracias a ti #pgp2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora